Columna de Sergio Gilbert: El retorno de Isla y Charles no era una obligación

Mauricio Isla y Charles Aránguiz decidieron volver porque creen que Colo Colo y la U son los mejores destinos en estos momentos de sus carreras. Ambos son competitivos y analizaron factores vinculados a eso para aceptar las ofertas de uno y otro.
Por SERGIO GILBERT J /Foto: ARCHIVO
Mauricio Isla y Charles Aránguiz son las estrellas del siempre famélico y debilucho mercado de pases del fútbol chileno. El lateral, de 36 años, y el volante, de 35, jugarán este semestre en Colo Colo y Universidad de Chile luego de extensas carreras tanto en Europa como en Sudamérica, además de ser piezas clave en los mejores momentos de la generación dorada de La Roja.
Ambos son, sin duda, refuerzos de lujo, no sólo para sus nuevos equipos, sino que esencialmente para el campeonato que gana con ellos gotitas de glamour en medio de tanta pobredumbre.
Sus llegadas no fueron fáciles, pese a que los dos querían agilizar el retorno. El caso de Isla con Colo Colo se fue enredando en la medida en que se fueron metiendo muchos involucrados en el negocio (representantes y el club Independiente con su famosa cláusula de salida), mientras que Aránguiz tuvo que lidiar con su propia emotividad sabiendo que en Inter, su club en Brasil, no querían dejarlo partir, pese a que el chileno no había podido tener la continuidad deseada por culpa de las lesiones.
Pero los dos ya lograron arreglar sus líos y sentenciaron su retorno.
¿Era eso algo inevitable? ¿Tenían que poner punto final a sus carreras regresando a Chile?
Para nada. No era su obligación. Pese a su edad, tanto Isla como Aránguiz perfectamente podrían haber tomado la decisión de seguir jugando en otras ligas más competitivas y con mejores expectativas económicas. No les faltaba lugar para sentenciar sus historias y, de verdad, si hubiesen tomado esa determinación nadie -al menos, en su sano juicio- los habría recriminado. Volver no era, como algunos han deslizado, una obligación, un imperativo moral, una exigencia patriotera o emocional.
Mauricio Isla y Charles Aránguiz decidieron volver porque creen que Colo Colo y la U son los mejores destinos en estos momentos de sus carreras. Ambos son competitivos y analizaron factores vinculados a eso para aceptar las ofertas de uno y otro.
El “Huaso” vio que Colo Colo tiene cierta ambición a nivel internacional y sabe que poniéndose la camiseta alba existe un porcentaje importante de posibilidades de ser campeón nacional por primera vez en su carrera. Tiene además otro estímulo: su forma de jugar, lo que ofrece a estas atura de su carrera, calza perfectamente en el esquema de juego del entrenador Jorge Almirón.
El “Príncipe”, en tanto, también tuvo su acicate. Él sabe que será resguardado emocionalmente con una hinchada que le es y le será incondicional y tiene claro que puede ser parte importante del reivindicativo proceso competitivo de Universidad de Chile luego de años de penurias. Aránguiz viene a ser, sin duda, un símbolo tangente de un cambio de rumbo de la U.
Por todo ello hay que aplaudir los regresos de Isla y Aránguiz al torneo chileno. No para compararlos con otros casos (Gary Medel, Claudio Bravo y Alexis Sánchez, que hasta ahora siguen en la órbita internacional por voluntad propia), sino que para ensalzarlos como ejemplo de motivación como motor de sus decisiones.
Ese es el mensaje que debe primar.