Columna de Pedro Lira: La carreta antes de los bueyes
En contraposición a las estadísticas nacionales e internacionales, que muestran un conjunto de históricos problemas de la realidad de Chile en los campos de la educación física, el sedentarismo de la población y la obesidad, entre otros, las autoridades nacionales del deporte están convencidas en un discurso en que prima el que organizar eventos deportivos internacionales en Chile es la panacea que nos hará famosos globalmente. La realidad es bastante más compleja.

El 27 de marzo, la subsecretaria del Deporte de nuestro país, Emilia Ríos Saavedra, fue más que elocuente y optimista. Afirmó que Chile es un “actor relevante en el deporte mundial”. En la ocasión, la autoridad deportiva se expresó en forma muy positiva en torno a lo sucedido en Chile con la puesta en escena de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos de Santiago 2023 y el legado de estos.
La subsecretaria Río rescató cuatro temas: los nuevos y renovados recintos deportivos, la experiencia ganada en lo organizativo, que el Estado había aprendido a trabajar intersectorialmente y que Chile es sede de un conjunto de eventos internacionales de nivel mundial, los que se están desarrollando post Juegos del 2023 hasta el 2027, incluido el sueño del Presidente Gabriel Boric de postular a la capital del país para albergar el 2036, o después, los Juegos Olímpicos. Estos factores sitúan a Chile como un “actor relevante en el deporte mundial”, concluyó la subsecretaria.
Balanza en desequilibrio
Sin menospreciar los hitos enumerados por la segunda autoridad deportiva de Chile, quien asumió su cargo político hace pocos meses, luego de perder la elección municipal en la comuna de Ñuñoa, donde fue alcaldesa entre el 2021 y el 2024, lo sensato es colocar en la balanza los hechos nombrados y sopesarlos con otros fenómenos de la realidad nacional en los campos de la educación física, el deporte social, el deporte competitivo, la educación y la salud.
Tanto el ministro Jaime Pizarro, como la subsecretaria Ríos y el director del Instituto Nacional de Deportes, Israel Castro, están alineados día a día con el discurso de que los eventos deportivos internacionales a realizarse en Chile son relevantes y prioritarios. El tema, sin embargo, no es sólo discursivo. En los últimos años, tanto en el gobierno de Sebastián Piñera como de Gabriel Boric, el presupuesto dedicado al deporte competitivo y al alto rendimiento es porcentualmente muy superior a los recursos entregados por el Estado al desarrollo del deporte social.
País de obesos
En los hechos, el discurso oficial se transforma en osado. Lo es porque la Política Nacional de Actividad Física y Deporte 2016-2025, resalta que los mayores esfuerzos a realizar por el Estado debieran ser en apoyo del deporte social. Ello, tomando en cuenta el alto porcentaje de población físicamente inactiva y críticamente deteriorada por la pandemia de la obesidad. El problema es que hay dudas en cuanto esta Política Nacional haya sido implementada en la última década.
En paralelo a creer que nuestro país es una pieza importante en el escenario internacional deportivo, la Federación Mundial de Obesidad, producto del Día Mundial de ese flagelo (4 de marzo), presentó el Atlas Mundial del tema. Los resultados para Chile son graves desde todos los ángulos. El estudio precisa que el 42 por ciento de la población nacional mayor de 20 años tiene abundante sobrepeso. Es más, logramos un récord. Hoy, Chile es el país sudamericano con el más alto índice de obesidad.
El dato anterior alarma, pero no sorprende. Estudios hechos en Chile indican que al 2020 la población sedentaria nacional era del 75 por ciento. De ahí a la obesidad el trecho es muy corto.
Un profesor por colegio
Los fenómenos que producen estas cifras son multifacéticos y multisectoriales. Uno de ellos es que Chile ha fallado hace décadas en la calidad y cantidad de horas que se le dedican a la educación física. En concreto, son tres horas a la semana, pudiendo ser más si un establecimiento lo decide. Hay que reconocer que este tema sí se está trabajando hoy en tres carteras de Estado, además del Parlamento. Hay un proyecto de ley en el Congreso que permitirá aumentar las horas de actividad física en los establecimientos educativos. El problema no es simple: encierra otra dimensión tanto más compleja: no están los recursos para financiar a más educadores físicos de la salud.
Un trabajo inicial realizado en 2022 por el profesor e investigador de la Universidad Austral de Chile, Jorge Flández, además vicepresidente de la Asociación Chilena de Profesores de Educación Física (Achipef), indica que en Chile hay 20.808 profesores de Educación Física y Salud en el ámbito público y privado, sumando la educación parvularia, básica y media. En el mismo trabajo se establece que en el país hay un número semejante de establecimientos educacionales públicos y privados.
Una conclusión gruesa permite afirmar, entonces, que en Chile existe un profesor de Educación Física y Salud por cada establecimiento educativo. De por sí, esa cifra es absolutamente insuficiente y muestra una profunda desigualdad. La diferencia entre el mundo educacional público y privado es abismante. En muchos establecimientos, especialmente los rurales, no hay profesionales de este ámbito y en la mayoría de los 9.420 establecimientos fiscales hay un solo profesor de Educación Física y Salud, mientras que en casi todos los colegios particulares pagados y los particulares subvencionados, existe infraestructura, implementos deportivos y más de un profesional del ámbito.
La mesa del olvido
Para empezar a superar estas graves dicotomías, no hay que poner la carreta antes de los bueyes. La misma Política Nacional del Deporte 2016-2025 establece un trabajo que no se ha hecho en la última década. El Decreto Supremo número 31, firmado en el 2017, estableció que debía trabajarse constantemente el tema del desarrollo social del deporte y la actividad física en una mesa intersectorial con, al menos, seis ministerios: Salud, Educación, Vivienda y Urbanismo, Desarrollo Social, Trabajo y Deporte. Esa mesa se reunió en una sola ocasión. Luego, quedó en el olvido.
En los próximos meses tendremos la oportunidad de conocer las propuestas que harán al país los distintos candidatos presidenciales. Conoceremos también la nueva Política Deportiva para Chile entre los años 2026 al 2037. Veremos, en definitiva, si por fin enrumbamos hacia la sensatez.