Columna de Pedro Lira: Juegos Santiago 2023, la antorcha del reencuentro
Por fin Chile está viendo plasmado el sueño de tener en territorio propio un evento multideportivo con los 41 estados de América.
Por PEDRO LIRA BIANCHI / Foto: AGENCIAS
Teotihuacán es imponente. Siempre lo ha sido. Desde antes de la llegada de los españoles y mirando el hoy y el futuro, por siempre lo será. La explanada rodeada de pirámides está colmada de energía y luz. En cada uno de sus rincones, el pueblo azteca se mimetiza en sus paredes, ritos, creencias, ritmos, bailes, colores, alimentos, sabores y olores.
Ese tesoro de la cultura e historia, donde se crearon el sol y la luna, y donde convivieron personas de distintos grupos étnicos y pensamientos, se conectó una vez más este viernes con América, irradiando hacia 41 países del norte, el centro, las Antillas y el sur, y especialmente hacia Chile, un espíritu de reencuentro que sin duda nos hace falta.
Al mediodía del 29 de septiembre, con los sonidos de la lengua náhuatl, que significa “cosas que suenan bien”, y en castellano, se encendió en los terrenos teotihuacanos, el fuego que renueva la tierra y los espíritus. Ese es el fuego que se trasladará y llegará a Chile para iluminar desde el 20 de octubre hasta el 26 de noviembre los XIX Juegos Panamericanos, los VII Juegos Parapanamericanos, a los cerca de 9.000 deportistas que tomarán parte de esos dos eventos, y a todos los habitantes de nuestro país y el continente.
Ese fuego es y simboliza un regalo para Chile, la “tierra lejana” según los incas. Esa es la llama y antorcha que recorrerá y unirá el territorio nacional durante las tres semanas previas a la apertura de los Juegos Santiago 2023.
Su recorrido por el extremo norte comenzará en Visviri, por el extremo sur en Puerto Toro, isla Navarino, y en el poniente en el territorio de Rapa Nui.
La conjunción de energías se amplificarán en un recorrido por cientos de espacios rurales y urbanos, en los que las diferencias quedarán a un lado por un tiempo y el 20 de octubre, ya siendo de noche, en un nuevo acto de purificación multideportiva en el Estadio Nacional de Santiago, se ilumine a través del deporte la memoria histórica de Chile y de todo un continente.
Por fin Chile está viendo plasmado el sueño de tener en territorio propio un evento multideportivo con los 41 estados de América. Los dirigentes y deportistas que lograron la sede panamericana en 1969 y en 1980, para traer los Juegos en 1975 y 1987, vivieron una profunda frustración al negarse las autoridades de aquel entonces a ceder sus posiciones.
Ahora, los postergados podrán estar más tranquilos y contentos, concretando lo que el país merecía y se rechazó, por los motivos que haya habido en un pasado no muy lejano.
En Teotihuacán hubo sentimientos positivos y felicidad. Uno de quienes los expresaron fue Jaime Pizarro, ministro del Deporte y presidente de la Corporación Santiago 2023. Es comprensible. Se está haciendo realidad un esfuerzo iniciado en enero de 2017, que ha tenido altos y bajos en su desarrollo, y que verá en muy pocos días concretada una fiesta de todos y todas.
“Estamos emocionados de llevar a Chile esta llama y su energía, la que nos está movilizando y motivando en torno al evento deportivo más importante del país. Una fiesta que nos ayudará a mirarnos y reencontranos”.