Columna de Pedro Lira Bianchi: Mirando desde Santiago 2023, los Juegos Deportivos Nacionales y Paranacionales
Hay consenso en Chile de que poseemos un sistema de competencias, pero tiene vacíos. La lógica indicaría que esos vacíos hay que llenarlos.
Por PEDRO LIRA BIANCHI / Foto: SANTIAGO 2023
Mucho se ha escrito en los últimos años sobre las condiciones de Chile para alcanzar el desarrollo. Respecto a lograrlo en el ámbito del deporte (educación física, actividad física, alto rendimiento y deporte en general), la realidad es francamente insuficiente. En una escala de 1 a 10, cada una de estas materias tiene una medición. Por ejemplo, en actividad física, el 80% de población sedentaria o el 35% desde niños y adultos obesos, nos coloca en un bajísimo nivel.
Al interior del alto rendimiento hay varios sub-temas, todos relevantes y que tendrían que estar intercomunicados. Uno de ellos es el sistema de competencias, muy cercano al sistema de recintos deportivos. También están los espectadores y los medios de comunicación, todos ellos y varios más, componiendo lo que se llama la industria del deporte.
Los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos Santiago 2023 nos llaman a conversar y participar en estos temas, en que el Estado, el sector privado, la academia y las organizaciones deportivas tienen que fijar un horizonte para avanzar y llegar en un tiempo prudente a niveles altos de desarrollo.
Un sector de ese horizonte son los eventos deportivos nacionales e internacionales. Hay consenso en Chile de que poseemos un sistema de competencias, pero tiene vacíos. La lógica indicaría que esos vacíos hay que llenarlos.
De pronto aparece en Santiago 2023 el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), el alemán Thomas Bach, y nos invita a pensar en tener otros eventos del ciclo olímpico en Chile. La pregunta es si tenemos capacidad para hacer todo a la vez. La respuesta del Gobierno fue rápida. El viernes 27, el presidente Gabriel Boric informó que se postulará pronto a la organización de los Juegos Mundiales de Olimpiadas Especiales, evento que no es del ciclo olímpico, pero no por eso son menos importantes. La última versión se hizo en junio pasado en Berlín y Chile tomó parte con una delegación de 50 deportistas.
REFORZAR REGIONES
Lo que tenemos que tener claro es que el desarrollo en el deporte se puede lograr con una mirada integral y no sólo con organizar eventos, aunque estos, de por sí son un motor expansivo del sector. A su alrededor se crean los recintos, la preparación, investigación, ciencias, promoción y mercadeo de una industria altamente productiva cuando se hace bien.
En esta lógica, miremos someramente el sistema deportivo nacional. Entre otros, existen los Juegos Deportivos Nacionales Escolares desde al menos treinta años; también se efectúan hace diez años las Ligas Deportivas de la Educación Superior, los campeonatos y ligas zonales y nacionales federados y, desde el 2013, comenzaron a realizarse los Juegos Deportivos Nacionales y Paranacionales.
Sumando y restando, hay consenso sobre las carencias en el sistema de competencias. Una de esas debilidades es el centralismo y el postergado papel que juegan las regiones. Las autoridades lo han reconocido. Neven Ilic ha dicho en innumerables ocasiones que se debe tomar en cuenta a las 16 regiones.
Cuando fue subsecretario del Deporte Gabriel Ruiz Tagle, quien dejó como legado la creación del Ministerio del Deporte y los Juegos Deportivos Nacionales, expresó en el 2011 que “los oros panamericanos no se producen por invertir más en un año, sino que por tener una política permanente”, agregando que “existe una tremenda deuda con el alto rendimiento regional, faltando un sistema orgánico de búsqueda de talentos, los que se pierden porque no son detectados como corresponde y una orgánica más global para encontrarlos”.
EJEMPLO COLOMBIANO
Tomando la experiencia externa, varios países han creado los Juegos Deportivos Nacionales y Paranacionales. Sus resultados integrales han sido un buen producto. Colombia es el mejor ejemplo. Ximena Restrepo, atleta colombiana, medallista olímpica en 400 metros planos y una alta ejecutiva en Santiago 2023, declaró años atrás: “Chile está algo atrasado y Colombia tiene la ventaja de estar descentralizada. Desde que tengo memoria disputé Juegos Nacionales. Son positivos. No copiaría todo, pero sí implementaría lo bueno de un modelo que ha dado resultados”.
Con el formato colombiano los logros son claros y de largo plazo. Ellos llevan 21 versiones, con cerca de 40 deportes y 5.000 participantes. La versión XXII se hará en noviembre de 2023 en las ciudades del eje cafetero, siendo Manizales el centro del magno evento.
Un ejemplo alentador para ellos es que, por ejemplo, en 2010, Colombia ganó los Juegos Suramericanos de Medellín y ha logrado quintos lugares en los Juegos Panamericanos, además de varias medallas olímpicas desde hace 15 años.
Los legados de los Juegos Nacionales y Paranacionales de Colombia han sido la infraestructura deportiva en sus departamentos (regiones), tener una metodología de trabajo técnico y científico, lograr un compromiso ciudadano con el deporte y resultados de alto nivel en lo internacional.
En Chile estos Juegos Nacionales y Paranacionales comenzaron a implementarse en 2012. Se han hecho cuatro versiones. Su periodicidad fue cada dos años. Las sedes han sido Santiago en tres oportunidades y una en el Biobío. De la segunda en adelante, se incorporaron los Juegos Paranacionales. Con el covid 19 se dejaron de desarrollar. Eso ya hace cinco años. Fueron eventos pequeños, con todas las regiones presentes, con no más de seis deportes y sin hacer un seguimiento de los procesos deportivos. Fueron islas en el mar.
En este contexto, las autoridades de la Región de La Araucanía se acercaron al Comité Olímpico de Chile hace pocos meses. Expresaron su interés en tener en las principales ciudades de la región eventos deportivos.
El COCH rescató los Juegos Nacionales, los costeó y presentó una propuesta. La idea es que el evento sea un producto del gobierno regional, de sus municipios, de organismos centrales del Estado, del sector federado y de la empresa privada. Se trata de hacer un evento con al menos 20 o 25 deportes. ¿El costo? Cerca de 4.000 millones de pesos.
Ese debiese ser un evento integrador y un peldaño para que Chile, en el mediano plazo, avance en materias en que priman los déficit. También favorece a este proyecto el que en el programa deportivo del gobierno de Gabriel Boric, en el punto 2.4, se indica que se “reforzará el sistema nacional de competencias y se potenciarán los Juegos Deportivos Nacionales y Paranacionales”. Dicho lo anterior, esperemos se cumpla esta promesa.
PEDRO LIRA
Periodista de la Universidad de Chile, analista de políticas deportivas, profesor de Institucionalidad Deportiva en la Universidad Finis Terrae. Trabajó 27 años en el Instituto Nacional de Deportes.