Columna de Paulina Flores: El imperativo de defender los derechos humanos con toda voluntad y coraje

No ha pasado mucho tiempo para poder curar las heridas que hechos como la huella del nazismo y el fascismo, las bombas de Hiroshima y Nagasaki y la dictadura en Chile, episodios de profunda violencia contra la humanidad

Por PAULINA FLORES / Foto (referencial): ARCHIVO

Hace unas semanas estuve con unas dirigentes de Macul a las que admiro y respeto mucho por el trabajo que hacen en sus comunidades. No tengo dudas que son excelentes personas y quieren lo mejor para sus barrios, sus vecinos y sus familias. Sin embargo, un comentario de una de ellas me llamó fuertemente la atención y a pesar de que quise explicarle lo que voy a contarles a continuación, por falta de tiempo y porque no era el tenor de mi visita, no pude hacerlo.

Lo que dijo esta vecina fue que estaba aburrida de escuchar sobre los derechos humanos, que eso ya pasó hace tanto tiempo, que la gente se aprovecha, que sirven solamente para defender a los delincuentes y darles impunidad, que incluso ella sabía que muchas personas eran beneficiarias de indemnizaciones que pagábamos con los impuestos y que muchos de esos casos eran mentira y que sólo era para que gente floja se aproveche del sistema.

En ese contexto, sólo vino a mi cabeza el motivo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH). Nació como una respuesta de Naciones Unidas a los actos de barbarie en contra de la humanidad, desde los cometidos por el nazismo y el fascismo hasta la detonación de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. Sé que esto puede parecer que ocurrió hace demasiado tiempo y que ya deberíamos dar vuelta la página, pero no: la Segunda Guerra Mundial terminó en 1945, al 2024 son sólo 79 años. ¿Cuántos años tienen tus abuelos? ¿O tus padres?…

Esto es peor aun cuando hablamos de los actos de barbarie que se cometieron en nuestro suelo, en la época de dictadura. El 2023 conmemoramos los 50 años del Golpe de Estado. De nuevo, ¿qué edad tienen tus padres? ¿o tú mismo? ¿Y cuándo terminó todo esto? El año 1990 terminó el período autoritario, mi hermana menor nació ese año, la tensión postgolpe en el ambiente se sintió hasta el gobierno del Presidente Ricardo Lagos y ojo… aunque me avergüence reconocerlo, yo me vine a enterar bien de lo que pasó el 11 de septiembre de 1973 cuando ya tenía 18 años.

Con esto quiero decir que no ha pasado mucho tiempo para poder curar las heridas que estos hechos de profunda violencia contra la humanidad han causado en el mundo y, lo que es peor, nosotros como país no hemos sabido afrontarlo como debiésemos hacerlo para poder lograr la reparación que tanto las víctimas de la dictadura como todo el país necesita para poder sanar la tan profunda herida que nos mantiene hoy día divididos y polarizados.

Sería bueno tomar el ejemplo de Alemania, que ha tenido una respuesta multifacética y continua frente a su pasado nazi, implementando una rápida desnazificación, con esfuerzos que reflejan el compromiso de esa sociedad de enfrentar su pasado de manera abierta y responsable, promoviendo una cultura de memoria y prevención para que tales atrocidades no se repitan en el futuro.

Y a pesar de que en nuestro país estos hechos están casi 30 años más frescos, el recuerdo ilusorio de Pinochet como “salvador de Chile” sigue vigente y la figura de un líder autoritario sigue fortaleciéndose y ganando popularidad entre ciudadanos de bien que están cansados de vivir con miedo frente a la delincuencia. Pero, ojo con la forma en la que buscamos protección. Y volviendo a las experiencias anteriores: ¿quién es capaz de causar más daño, un grupo de delincuentes o un jefe de Estado autoritario?

Para quienes no lo saben o no comprenden bien: los derechos humanos son una conquista positiva de la humanidad, que ha procurado establecer límites al poder del Estado, que se fundamentan en la dignidad del ser humano y procuran garantizar la libertad y seguridad de las personas. El deber de la autoridad es reconocerlos y garantizarlos: no los concede, por lo que no puede quitarlos.

Los agentes del Estado tienen la responsabilidad de cautelar los derechos de las personas. Por ello se les ha otorgado el uso legítimo de la fuerza. Y por ello, en la medida que el Estado es el garante de los derechos humanos, es el Estado y sus agentes los que cometen violaciones de los mismos.

Esto no es igual a la situación que se produce cuando un particular comete una transgresión del orden jurídico: ello implica que ha incurrido en un delito y debe ser sancionado. Si una persona mata a otra es un terrible crimen, que tiene que ser castigado, pero si este hecho es cometido por las policías o las Fuerzas Armadas de una nación es un crimen del Estado: por lo tanto, una violación a los derechos fundamentales.

El propósito de las Naciones Unidas de consagrar los derechos humanos el 10 de diciembre de 1948, a tres años del fin de la Segunda Guerra Mundial, fue reconocer que son la base de la libertad, la justicia y la paz. Por esta razón no sólo no podemos renunciar a ellos, sino que tenemos que defenderlos con toda nuestra voluntad y coraje, y frente a los casos de delincuencia y corrupción hacerles frente con unidad social y educación cívica.

Paulina Torres Barrientos. Concejala de la comuna de Macul, representante del partido Federación Regionalista Verde Social (FRVS), profesora de Educación Física y ciclista (https://paulinatorres.cl/)..