Columna de José Antonio Lizana: las lecciones del Chile-Venezuela
Gareca dejó de lado su consabida terquedad y metió mano en la alineación con buenos resultados. Los dos goles de Lucas Cepeda, los pocos pero buenos minutos de Cabral y el esquema más ofensivo les dieron la razón a las críticas.

Cuando a los 12 minutos cayó el gol de Jefferson Savarino, pensábamos que la historia llegaba a su fin, pero en los siguientes diecisiete minutos, se produjo un fuego cruzado de goles. Eduardo Vargas empató a los 20 y dos minutos más tarde, tras un error de Paulo Díaz, aumentó para la vinotinto Rubén Ramírez. A los 29’ se igualó otra vez con el autogol de Tomás Rincón. Pero no era un empate agónico, sino que había una búsqueda del triunfo, llena de esperanzas como dice el tango.
De ahí para adelante, irrumpió la gigantesca figura de Lucas Cepeda, que tanto se le pedía incluir a Ricardo Gareca. Un jugador de gran pegada, que en la Copa Libertadores ya había sorprendido con un tirazo a Junior en Barranquilla.
Posicionado más cargado a la derecha, el jugador de Colo Colo derrotó con dos bombazos al portero venezolano a los 38 y 47 minutos.
Venezuela al borde del nocaut
Tal como en el boxeo, el equipo de Fernando Batista acusó las dos embestidas y el partido pasó a control de la selección chilena. A pesar de esto, el rostro de Ricardo Gareca seguía rígido y sólo en los últimos diez minutos se atrevió a colocar a Luciano Cabral, que volvió a pintar de colores la ofensiva nacional, así como lo hacía Jorge «Mago» Valdivia. El ex jugador de Coquimbo se vio tan suelto en la cancha, que incluso llegó hasta el gol, anulado posteriormente por la revisión del VAR.
Esta vez el arco contrario se abrió para La Roja, principalmente porque el «Flaco» Gareca fue menos terco y puso a los jugadores que todos pedían y ellos le respondieron.
Igual seguimos lejos
Sin embargo, un día de sol no hace verano, seguimos afuera del repechaje y en las próximas fechas a la difícil caza de Bolivia -que empató con Paraguay- y Venezuela. La tarea sigue siendo titánica y de los tropiezos se forjó una alineación.
Hago un punto aparte, para resaltar la gran actuación de Vicente Pizarro, una realidad del fútbol chileno, que contribuye al juego con su gran visión, frontalidad y precisión. El mediocampo está en buenas manos con este muchacho.
El repechaje está a diez u once puntos y en el horizonte asoman los «cucos» Paraguay (visita), Argentina (local), Brasil (visita) y Uruguay (local) y los «abordables» Bolivia (visita) y Ecuador (local).
La autocrítica de Gareca
Ahora y en la hora del triunfo, ¿Gareca no se cuestionará porque no puso antes a Cepeda y Cabral? Porque no hay peor sordo que el no quiere escuchar. Capacito que nos falten partidos para sumar los diez u once puntos por tu porfía, Gareca.