Columna de Gerardo Silva: Lo que nos dejó el 2022

Imagen del autor

Por El Ágora
Actualizado el 27 de diciembre de 2022 - 9:02 pm

Despidiendo el año y reflexionando profundamente por el momento delicado que pasa nuestro fútbol nacional, con mucho cariño y profundo respeto quiero manifestar mis mejores deseos.

Por GERARDO SILVA / Foto: PHOTOSPORT

Somos todos conscientes que durante largo tiempo hemos disfrutado de una gran generación de futbolistas, la «generación dorada» que nació de la mano de José Sulantay, que fue creciendo con Marcelo Bielsa, que alcanzó su mejor versión con Jorge Sampaoli y entregó su último esfuerzo con Juan Antonio Pizzi, que se empezó a apagar con Reinaldo Rueda y a despedirse con Martín Lasarte.

Es la ley de la vida, ese es el verdadero argumento, todas las cosas tienen un ciclo, se acaban, los hinchas del fútbol chileno disfrutamos al máximo la brillantez de esta generación que nos proporcionó alegrías inconmensurables, asistimos a dos citas máximas del fútbol mundial, realizando dignas presentaciones, quizá el hito más importante, fue arrebatarle dos Copa América, por lanzamientos penales, a Argentina, actual campeón del mundo con su máximo referente, Lionel Messi, ¡pero ya fue!

Por todo esto y porque lastimosamente en el último tiempo no observamos nuevos jóvenes talentosos que puedan ofrecer el recambio natural, no porque no existan, me niego a creer que en este país no haya talento, por supuesto que hay y mucho, lo que no hay es un plan de desarrollo integral sostenido, con objetivos claros y plazos para cumplirlos.

Así las cosas, parece ser que seguiremos esperando que de manera fortuita aparezca una nueva generación, no podemos esperar que caiga del cielo, hay que ponerse a trabajar, nada es casual, todo es producto del trabajo y la disciplina.

Se me ocurre que es el momento de intentar varias alternativas para que nuestro fútbol mantenga en el tiempo un alto nivel competitivo. Convengamos que tenemos una estructura administrativa acorde a nuestra geografía, la Federación de Fútbol de Chile cuenta con cinco categorías, dos de ellas, la Tercera División A y B, administradas por la Asociación Nacional de Fútbol Amateur, ANFA. A eso añadimos la Segunda División, la Primera División B, y la Primera División, administradas por la Asociación Nacional de Fútbol Profesional, ANFP.

En definitiva más de 100 instituciones integran nuestro fútbol a lo largo y ancho del país, representando, prácticamente, la misma cantidad de ciudades. La estructura existe, ahora la preocupación debe ser ni más ni menos que ofrecer las garantías necesarias para que cada una de las categorías y los respectivos clubes que la componen, funcionen de mejor manera para buscar la identidad perdida o la que nunca tuvimos, masificar la participación de los niños, jóvenes, damas y varones, es quizá el primer y principal eslabón, para que podamos luego tener un proceso de captación y selección que nos permita elevar nuestros niveles competitivos.

Más del 68% de las instituciones que componen el fútbol chileno no tienen competencia de fútbol joven, quizá ésta sea la gran tarea pendiente de nuestra Federación de Fútbol, vale decir, podríamos incrementar en ese mismo porcentaje el crecimiento participativo y selectivo de nuestro fútbol. ¡Qué bello sería, verdad!

Si a eso le agregamos un plan de desarrollo y masificación en el primer ciclo de la etapa escolar, usando la infraestructura del Ministerio de Educación, que existe a lo largo y ancho del país, «otro gallo nos cantaría».

La Federación de Fútbol de Chile tiene mucho que decir al respecto, debe tomar el toro por las astas y ponerse a trabajar, apoyándose por cierto en otros organismos que también tienen mucho que aportar, el Ministerio del Deporte por ejemplo, tendrá mucho que decir, existe además el Instituto Nacional del Fútbol, INAF, que ofrece año tras año una camada de nuevos profesionales para la actividad, está el Colegio de Técnicos, siempre disponible para asesorar y monitorear con su experiencia cualquier plan de desarrollo que se quiera implementar, y por qué no, crear centros de formación técnica en cada una de las regiones de este país, capacitando a todos los técnicos aficionados que ofrece el fútbol amateur.

Me consta que existe la voluntad en el gremio, si todos los estamentos existentes en nuestro querido fútbol trabajaran en función de un proceso de masificación y selección, el recambio y la competición no sería tema, sería un hecho de la causa que nos permitirá descubrir, disfrutar, aplaudir y despedir con honores cada cierto tiempo a generaciones exitosas que cumplen su ciclo, disfrutando de su más alto nivel competitivo.

Somos conscientes que el fútbol actual posee una nueva metodología de administración empresarial, pero sabemos también que un buen empresario pone los huevos en varias canastas. Por ahora el «canasto de la masificación» se encuentra extraviado y vacío. Mi deseo para el 2023 es que, decididamente, los dueños de la pelota logren encontrarlo y empiecen a poner los primeros huevitos ahí. ¡No se arrepentirán! Les aseguro que si mejoramos desde las bases del fútbol amateur, disfrutaremos de un competitivo fútbol profesional.