Columna de Felipe Portales: El imperialismo desatado de Trump
Hace décadas que el mundo no contemplaba una manifestación tan explícita de imperialismo como la expresada por el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
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Hace muchas décadas que el mundo no contemplaba una manifestación tan explícita de imperialismo. Ya el mismo eslogan de la campaña de Donald Trump -Make America Great Again (MAGA)- podía ser indicativo de lo que venía.
Paradójicamente, todo indica que la propia decadencia económica y política que está sufriendo Estados Unidos desde hace muchos años es uno de los factores que está condicionando este ominoso “despertar”.
Los nuevos bríos
Y, más aún, las amenazas planteadas a medio mundo -particularmente respecto de una apropiación del Canal de Panamá y de Groenlandia- antes de asumir la presidencia.
Aunque, por cierto, no deja de asombrar -¡y espantar!- la radicalidad y desfachatez de los nuevos bríos imperialistas.
Así, además de iniciar una cruel política con los inmigrantes ilegales latinoamericanos radicados en EEUU, Trump procedió virtualmente a extorsionar y humillar a Colombia y a Panamá. Al primero, respecto de recibir aviones con colombianos de vuelta a su país; y a que el gobierno panameño terminase un acuerdo económico con China.
Asimismo, obligó a Canadá y México a sentarse en una mesa de “negociaciones” para lograr diversas medidas de esos gobiernos que le interesan a Trump. La amenaza, acá, fue subirles los aranceles de inmediato en un 25%.
Y le ha subido todos los aranceles a China en un 10%.
Contra Naciones Unidas
Además, ¡está amenazando a Europa en el mismo sentido! Y a todo el mundo le ha subido unilateralmente un 25% los aranceles al acero y aluminio. Y está amenazando con seguir haciéndolo en otros rubros.
Por otro lado, emprendió una política decididamente en contra de Naciones Unidas, expresada en el retiro de EEUU de varias agencias de la organización mundial y en la revisión que el país aporta a su financiamiento, “en vista de las numerosas medidas adoptadas por varios organismos de Naciones Unidas que demuestran un profundo sesgo antiestadounidense”.
En concreto, retiró al país de la Organización Mundial de la Salud y del Consejo de Derechos Humanos. Asimismo, prolongó la suspensión de toda financiación estadounidense a la agencia de Naciones Unidas de apoyo a los refugiados palestinos (Unrwa). Eso, mientras estudia si continúa participando y financiando a la Unesco.
Incluso, Trump llegó al extremo de firmar un decreto que prevé sanciones contra la Corte Penal Internacional, ¡de la que Estados Unidos no forma parte! “De acuerdo a la prensa estadounidense, se apunta a las finanzas personales y los visados de personas vinculadas a los procesos lanzados por la Corte”, señala la prensa.
Amenazas por doquier
Más grave aún, Trump desarrolla también una política de amenazas a Rusia y Ucrania (y de buscar sacar ventajas de esta última) ¡con la idea de contribuir a la paz entre ellos!
Así, por un lado, amenazó a Rusia con aumentar las sanciones a su economía. También de “imponer aranceles masivos a sus productos si es que no acepta negociar el fin de la guerra con Ucrania. Además de extender esa amenaza a cualquier país que le brinde apoyo a Moscú en el conflicto”.
Y, por el otro, “el mandatario exigió a Kiev el acceso a parte de sus reservas de tierras raras -de gran interés para EEUU, al ser elementos fundamentales para productos como baterías de autos eléctricos y semiconductores- y minerales como el uranio, titanio y litio, como compensación por la ayuda que Washington envió a Ucrania desde el inicio de la guerra”.
Y, de modo casi increíble, señaló -en conexión con un plan de paz que estaría promoviendo entre ambos países- que “Ucrania podría ser algún día parte de Rusia”.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, respondió que la situación en Ucrania “corresponde en gran medida a las palabras de Trump. Es un hecho que una parte significativa de Ucrania quiere ser rusa, y ya es rusa”.
Sonrisa de Netanyahu
Pero ciertamente lo que sobrepasó todo límite fue la enunciación pública por parte de Trump de sus propósitos expansionistas. Son los más expansionistas y criminales en el ámbito internacional escuchados este siglo, aprovechando el virtual genocidio ya realizado por Israel en Palestina.
“Estados Unidos tomará el control de Gaza. Seremos los dueños y nos haremos responsables de desmantelar todas las bombas sin explotar, de nivelar el lugar y deshacernos de los edificios destruidos”.
Y, junto con ello, ¡desplazar a los gazatíes de su territorio! ya que “no tienen otra alternativa”. Esto, debido a que “Gaza es un agujero infernal y le daremos la oportunidad a la gente de vivir en una comunidad estupenda”. Sugirió a Egipto y Jordania como destino para los desplazados.
Todo esto lo dijo en la Casa Blanca, acompañado del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, quien mostraba un rostro radiante de felicidad al escucharlo…
Como el Führer
Por si lo anterior fuese poco, dadas las complicaciones para preservar la frágil tregua existente en Gaza, vino otra amenaza de Trump a Hamás. Si no seguía liberando rehenes este sábado 15, “se le abriría el infierno”. La organización islamista desistió de sus alegaciones…
Así, en menos de un mes de gestión, Trump configura -con su MAGA- un escenario mundial de amenazas y extorsiones no superado desde los infaustos tiempos del Deutschland Über Alles del siglo pasado.
Afortunadamente con pretensiones mucho más “modestas” que las del Führer, pero no menos preocupantes y angustiosas. Sobre todo si consideramos que Hitler (¿providencialmente?) no alcanzó a disponer de armamento nuclear; dispositivo que ahora no sólo tiene Estados Unidos (que ha sido el único país que, a la fecha, lo ha utilizado, ¡y dos veces!, sin pedir aún ningún perdón a la humanidad por ello) sino el conjunto de las grandes potencias.
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