Columna de Domingo Zamora: La ruta no tan pulcra del dinero
A propósito de la muerte del empresario Horst Paulmann, en Chile y no tanto en Alemania se entregaron declaraciones verbales y escritas de condolencias. Pero es necesario señalar algunos pasajes algo grises de su personalidad, actuar y desarrollo financiero.

A propósito de la muerte del conocido empresario del retail Horst Paulmann, en Chile aunque no tanto en Alemania, se entregaron variadas expresiones verbales y escritas de sentidas condolencias por su defunción.
Necesario resulta, no obstante, señalar algunos pasajes algo grises de la personalidad, actuar y desarrollo financiero del tercer millonario más grande de nuestro país (Forbes).
La huida de los Paulmann de Alemania
“Ratlines” por su nombre en inglés (línea de ratas) se llamó a las rutas clandestinas, planificadas y financiadas cuidadosamente que emplearon miles de ex jerarcas nazis para huir de Alemania una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial y la caída del Fûhrer, en 1945.
La ratline de Italia fue la más conocida y utilizada por los nazis, aprovechando la ayuda del principal aliado de Hitler durante la guerra.
Luego de una difícil estadía por cerca de dos años en Italia, el padre de Horst, Karl Werner Paulmann, viajó a Argentina en 1948. Fue un importante jerarca nazi, juez del aparato militar de las SS (Schutzstaffel: el escuadrón de protección de Hitler). Y alcanzó el grado de mayor en la Wehrmacht (Fuerzas Armadas Unificadas de Alemania 1935-45).
Su estadía allende Los Andes también se ve interrumpida, debido a que Karl Werner era buscado. Así que se trasladó a Chile en 1950. Argentina alcanzó a recibir más de nueve mil ex nazis, mientras que a Chile llegaron entre 500 y mil fugados del nazismo tras la guerra.
Ya en Chile, más concretamente en Temuco, ciudad con destacada presencia alemana en esa época, don Karl se convierte en concesionario del Club Alemán así como del Club de La Unión, donde pululaba la colonia de nazis avecindados en Chile. Dos años después, en 1952, la familia Paulmann se hace dueña del restaurante “Las Brisas”, luego transformado en un supermercado.
El poder económico de Horst Paulmann
Acérrimo partidario de la dictadura de Pinochet entre 1973 y 1975, Paulmann adquiere un protagonismo soterrado en los pasillos del edificio de la Unctad III. Allí, en la Alameda, propone planes novedosos para incrementar y asegurar los alimentos a los habitantes de Santiago. Creó así los llamados “Almacenes del Pueblo” que resultarían en los actuales supermercados.
Fue en 1976 y bajo condiciones sospechosas y excesivamente laxas que Paulmann adquiere el cuarto de hectárea o cuatro mil metros cuadrados de terreno en el barrio alto de la capital. Construiría allí el primer hipermercado del imperio económico dejado al momento de su deceso.
Partidario del régimen militar, comienza a surtir su negocio con alimentos adquiridos a precios en extremo baratos: frutas, mermeladas, verduras, panes, etcétera, provenientes de Villa Baviera (Colonia Dignidad). Producidas por manos de esclavas y esclavos de origen alemán bajo la férrea batuta de Paul Schäfer Schneider, otro conocido ex nazi, además de pederasta, refugiado y avecindado en Chile, con quien Herr Paulmann mantuvo estrechos vínculos de amistad, morales y éticos y, por supuesto, económicos.
Condiciones indignantes
De este modo, el mundo de retail de los Paulmann comenzó a adquirir ribetes de imperio, desplazando a competencias como los Walmart u otros.
Pero este camino no estuvo ni está exento de piedras o baches. Muchas son las denuncias interpuestas ante la Dirección del Trabajo por parte de los trabajadores. Todas relacionadas con faltas e ilegalidades cometidas en las tiendas del holding Paulmann.
Conocidas son las condiciones impuestas a las cajeras de Paris, quienes debían usar pañales para evitar ir al baño en momentos de mucho público. O que sus sueldos mínimos no eran respetados por ser ley, sino sólo alcanzados o logrados por intermedio de las comisiones por ventas.
A propósito del terremoto del 27 de febrero de 2010, ingresaron a Chile más de 180 camiones con productos variados considerados y declarados como “ayuda humanitaria”. Esos productos, por razones obvias, se catalogaron como “donaciones” y no pagaron impuestos. Pero sucede que esas mercancías se vendieron en las empresas Cencosud de Horst Paulmann en lugar de repartirse a las víctimas del terremoto.
El deplorable hecho dio lugar a la formalización por parte del Juzgado de Garantía de Los Andes, a gerentes y ejecutivos de Cencosud de Paulmann, por contrabando y fraude al Fisco.
Los homenajes a Paulmann
Variados han sido los actos de veneración para con este colono alemán avecindado en Chile desde su época de adolescente. Hasta el propio Senado dedicó un minuto de silencio el pasado 12 de marzo. Se resaltó el “aporte y figura del destacado empresario” fallecido. Se recordó entonces que fue la misma instancia del Parlamento la que le otorgó la nacionalidad chilena en 2006.
Entonces se dejaron de lado, se omitieron o se olvidaron (dimenticare = sacar de la mente o scordare = sacar del corazón), los elementos oscuros o sombríos de un personaje que consiguió, en pocas décadas, convertirse en un eximio acaudalado de manera no tan pulcra, así como el tercer lugar en la pequeña lista de los grandes multimillonarios del país.
Sigue siendo tan chileno y tan nuestro eso de que no hay muerto malo…