Colo Colo volvió a flaquear en el finiquito, y de esa forma no hay mérito que valga: 0-0

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Por Eduardo Bruna
Actualizado el 25 de julio de 2023 - 9:19 pm

En el balance final, el Cacique hizo más por quedarse con los puntos que Ñublense, pero una vez más careció de “punch”. Como se está haciendo costumbre, el final no estuvo ajeno a la polémica, luego que, a través del VAR, se anulara un penal sancionado en los últimos minutos a favor del Cacique.

Por EDUARDO BRUNA / Fotos: AGENCIAUNO

Por donde se le mire, el 0-0 final registrado en el Bicentenario Nelson Oyarzún, de Chillán, tuvo mejor sabor para Ñublense que para Colo Colo. Y es que, en el balance final, el cuadro albo hizo bastante más para quedarse con la victoria y los tres puntos, sólo que, como tantas veces, careció del “punch” para traducir su mayor ambición, capacidad y llegada, en la red, que al cabo es lo único que vale.

No se puede comparar el trabajo del arquero de Ñublense, Nicola Pérez, con el que tuvo Brayan Cortés, de regreso a la titularidad. Incluso en la segunda etapa, en que el equipo de Jaime García, con el ingreso de Rebolledo, para reforzar el bloque posterior, logró equilibrar en cierta medida una ofensiva alba que hizo bien en general las cosas, pero fallando una y otra vez en el finiquito.

No podía faltar, además, la jugada polémica, que se produjo en el minuto 87 y recién fue resuelta por el pito Felipe González tras seis minutos de conciliábulos y revisión del VAR. En una de sus escasas jugadas de mérito, Damián Pizarro resistió dos faltas antes de ingresar al área y ser “cortado” por la pierna del central Zalazar. González marcó el penal, pero ante los airados reclamos de los jugadores chillanejos, y llamado desde la cabina, fue a revisar la jugada. Decidió anular la pena máxima que había sancionado, por una supuesta mano del atacante albo.

En ello se consumieron más de seis minutos. ¿No es mucho?

Sin embargo, la incidencia dejó más dudas que certezas. Primero, porque ante una intervención de un defensor de Ñublense, que naturalmente buscaba alejar el peligro a como diera lugar, el balón pegó en Pizarro entre pecho y la parte superior del brazo. Segundo, porque la pregunta es: si eso lo hubiera hecho un defensor, ¿se habría cobrado penal? En apariencia, no, porque Pizarro no amplió la superficie de su cuerpo y porque tampoco quedó nunca claro que el balón hubiera impactado exclusivamente su brazo.

Sin duda que la incidencia da para ser analizada desde todos los puntos de vista, porque efectivamente permite cualquier enfoque, pero haya obrado bien o no Felipe González, toda esa polémica habría sido superflua para el Cacique de haber traducido en goles las oportunidades que se creó. Y de eso, obviamente, no tiene ninguna culpa Ñublense.

Con Quinteros en una cabina, haciendo efectiva su sanción de tres partidos, Colo Colo fue conducido desde la banca por el ayudante, Walter Lemma. Y lo cierto es que la actitud del Cacique, sobre todo en la primera parte, fue elogiable, en el sentido que logró lo que en el fútbol parece simple, pero no lo es: ahogar la salida del rival. Y, se sabe, independiente de los jugadores de que disponga, el Ñublense de García sabe prosperar cuando el toque de sus jugadores logra hacerse fluido.

Como lo hemos apuntado más de una vez, nada se saca con jugar mejor si ese superior juego no se traduce en el objetivo máximo del fútbol: el gol. Y Colo Colo, de haber estado más fino, tendría que haber terminado esa primera etapa con la ventaja para la que había hecho méritos de sobra. Sólo que, lo reiteramos, el fútbol no es cuestión de méritos.

En la segunda parte, el predominio albo en buena medida se diluyó. Hubo varios jugadores que bajaron ostensiblemente su rendimiento. Bolados, Thompson y Gil, que habían funcionado aceptablemente, fueron perdiendo peso. Damián Pizarro, una vez más, quedó al debe, y lo propio pasó con el colombiano Castillo, que en los minutos que estuvo en cancha sólo se mandó una jugada de mérito. Muy poco para un tipo que, se supone, llegó a solucionar problemas y no a ser un mero espectador del esfuerzo de los demás.

Ñublense, sin duda, atesoró de mejor forma el punto rescatado. Y pese a sus falencias, porque como sea éste no es el equipo de la temporada pasada, logró salir airoso frente a un Colo Colo que, sin gol, no puede aspirar a mucho más. Ni siquiera en el plano local, lo que ya es mucho decir.

La falta de gol le pasa la cuenta al cuadro albo.

PORMENORES

Campeonato Nacional, fecha 18.

Estadio: Bicentenario Nelson Oyarzún, de Chillán.

Público: 7.172 espectadores.

Árbitro: Felipe González.

Ñublense (0): N. Pérez; B. Cerezo, R. Caroca, N. Zalazar, J. Campusano; M. Rivera, L. Reyes, J. Leiva; A. Valdés, I. Sosa, B. Oyarzo. DT:  Jaime García. Cambios: 46’, R. Rebolledo por Valdés; 57’, P. Rubio por Sosa; 82’, J. Córdova por Campusano y S. Dittborn por Leiva; 86’, P. Aránguiz por Oyarzo.

Colo Colo (0): B. Cortés; O. Opazo, A. Saldivia, R. González, A. Bouzat; L. Gil, V. Pizarro, C. Fuentes; M. Bolados, D. Pizarro y J. Thompson. DT: Walter Lemma. Cambios: 67’, F. Castillo por Bolados; 80’ P. Parra por Thompson.

Goles:  No hubo.

Tarjetas amarillas: Caroca, Zalazar y Reyes (Ñ); Opazo y Bouzat (CC).