Colo Colo: para ganar usó la cabeza

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Por Eduardo Bruna
Actualizado el 3 de diciembre de 2017 - 9:33 pm

Cuando el partido se complicaba, frentazos sucesivos de Zaldivia y Paredes le pavimentaron la victoria frente a un crecido y difícil Curicó Unido. Cuando hubo que cuidar el 3-2 definitivo, el “Mago” Valdivia entendió mejor que nadie que había que postergar el espectáculo por el pragmatismo y sumar como fuera los tres puntos que le acercan la estrella número 32.

Con inesperada angustia, con el nervio a flor de piel en la cancha y en las tribunas, Colo Colo venció por 3-2 a Curicó Unido y mantuvo la primera opción para bajar este próximo fin de semana, frente a Huachipato, su estrella número 32.

Fue un partido disputado de principio a fin, y en el que al parecer hubo demasiados fantasmas rondando en estadio Monumental. Y ello explica, en buena medida, que por largos pasajes sobre el terreno de juego no se apreciara la diferencia de campaña, de puntaje y de aspiraciones entre uno y otro cuadro. En otras palabras, parecía a ratos un duelo entre cuadros de rendimientos parejos, en circunstancias que, mientras Colo Colo va por el título, la máxima meta del cuadro curicano es la de zafar de las posiciones de descenso.

Tal parece que el recuerdo aún fresco de lo ocurrido en el torneo pasado tuvo una incidencia manifiesta en el cuadro de Guede, que se insinuaba a ratos bien, pero que caía frecuentemente en una suma de errores que sólo podían explicarse por la tensión y los nervios. Y es que a esta misma altura del anterior torneo, Colo Colo tropezaba increíblemente frente a Antofagasta, cosechando un pobre empate que, al cabo, le entregaría el título en bandeja a la U.

El rival que tenía al frente también aportaba para que la incertidumbre se instalara en la cancha y en las galerías. Y es que Curicó Unido desmentía su condición de cuadro agobiado y de escaso puntaje en la tabla con un juego punzante y directo y donde la aplicación en la marca era el punto de origen para, tras hacerse de la pelota, preocupar una y otra vez al fondo albo, que se veía mucho menos sólido que en anteriores presentaciones.

Rendimientos individuales llamativamente bajos conspiraban, además, para que el juego de Colo Colo fuera balbuceante. Paredes, por ejemplo, justificó su retorno con un gol que, al cabo, significaría el triunfo, pero estuvo lejos, lejísimo, de ser el delantero letal de otras oportunidades.

El “Pajarito” Valdés era otro caso. Subió su juego en el complemento, pero su primer tiempo fue de una mediocridad llamativa. Mal en la habilitación, cuando había que recuperar dejaba demasiado solo a Baeza, que por cierto teniendo que patrullar todo el ancho de la cancha no daba abasto. Consecuencia: en reiteradas ocasiones los jugadores curicanos sobrepasaban sin mayores problemas esa primera línea para sólo tener que vérselas luego con Zaldivia, Barroso y Campos.

El último caso fue el de Opazo. Al igual que Valdés, subió algo su rendimiento en la segunda etapa, pero sin llegar a hacer olvidar nunca un primer tiempo en que ni marcó con acierto ni tampoco fue elemento decisivo a la hora de abrir la cancha por la banda derecha.

Por contraste, con menos figuras, el equipo de Marcoleta evidenciaba un rendimiento mucho más parejo, y en el que todos aportaban en las dos fases del juego: cuando tenía la pelota Colo Colo, marcaban o estorbaban todos, y cuando llegaban a tenerla se mostraban varios como alternativa de descarga.

El primer campanazo de alerta lo tuvo Colo Colo cuando se jugaban recién 8 minutos. El volante Cortés se atrevió desde fuera del área y su zapatazo se perdió por poco junto a un vertical, cuando Orión sólo volaba para la foto.

Cuatro minutos después, el Cacique dejó ir una oportunidad preciosa para que la tranquilidad le ayudara a jugar mejor de lo que hasta ese momento lo estaba haciendo. Valdivia, en un pase de su sello, dejó solo al uruguayo Rivero, que escapando a la persecución de los zagueros quedaba únicamente con el arquero Deschamps como último obstáculo y completamente jugado; sin embargo, el delantero midió mal su disparo y el balón se fue junto a un poste cuando el gol de la apertura ya se aclamaba.

Tras esa incidencia, como que Colo Colo cayó en una profunda laguna futbolística. Por contraste, la salvada pareció agrandar aún más a Curicó Unido, que mediante sucesivos ataques e intencionadas combinaciones hacía ver reiteradamente mal al fondo albo.

Tuvo que aparecer nuevamente Valdivia, sin duda la figura de la cancha, para iluminar a Colo Colo con otro pase genial. Volvió a dejar solo a Rivero y esta vez el “charrúa” no falló: ante el achique desesperado de Deschamps le entró al balón con un derechazo rasante que llegó a las mallas. Corría el minuto 33 y a esa altura la U, que podía meterse otra vez en carrera, le ganaba fácil a la Universidad de Concepción en el estadio Ester Roa.

La ventaja, sin embargo, no significó que Colo Colo se tranquilizara. Menos que Curicó bajara los brazos. Y cuando ya el primer tiempo se iba una seguidilla de errores defensivos albos, y el acierto de Abalos para procurarse el claro y meter el remate, dejaba todo como al principio.

Reanudada la brega, Colo Colo resolvió en apenas 2 minutos el puzzle que le planteaba el rival. Zaldivia se anticipó a todos para conectar un córner servido por Suazo y, prácticamente a la jugada siguiente, Paredes hizo lo propio en otro tiro de esquina servido por el mismo Suazo, metiendo el cabezazo que, se suponía, liquidaba el partido. O al menos que lo enrielaba definitivamente para el Cacique.

No fue así. Fue evidente que Curicó Unido sintió el impacto de dos goles tan seguidos, sólo que Colo Colo, que tuvo en más de una oportunidad la ocasión para dar el golpe de gracia definitivo, las dejó ir tal vez por esa inconsciente lasitud que agarra a un equipo que cree los puntos ganados.

El resultado fue que, a falta de diez minutos para el término, el temor y las dudas volvieron a apoderarse de Colo Colo, luego que el propio Abalos anotara un verdadero golazo. El volante se atrevió desde 25 o 30 metros y su cañonazo fue a meterse en un rincón alto al cual no podía llegar Orión.

Para Guede y sus jugadores, y para el público albo, esos diez minutos finales deben haber sido interminables. Un nuevo acierto curicano, un error del fondo albo, podían cambiar la historia en 180 grados. Y quien mejor entendió que había que sacrificar el espectáculo por el pragmatismo fue el “Mago”. El volante, tras estrellar un disparo en el horizontal a la jugada siguiente del descuento curicano, supo que el horno no estaba para bollos y se dedicó a retener una y otra vez el balón en sectores neutros de la cancha. Y como es de los que mejor cubre la pelota, y cuesta un mundo sacársela, fue provocando un foul tras otro, que al Cacique le servían para quemar segundos, recuperar el aliento y normalizar el pulso.

Zúñiga, incluso, hasta pudo irse perfectamente expulsado luego que acometiera con las dos suelas en ristre contra el “Mago”, golpeándolo violentamente en la canilla. Valdivia tuvo la suerte de que, al momento del impacto, tenía su pierna en el aire. De otra forma, Colo Colo hasta podría estar lamentando una lesión grave de una de sus figuras principales.

Roberto Tobar, de buen arbitraje, la perdonó la vida al volante curicano, mostrándole sólo la tarjeta amarilla.

El pitazo final fue todo un alivio y un desahogo para las huestes albas. No jugando bien (a ratos bastante mal), Colo Colo había sacado la tarea adelante. Para un nuevo título sólo resta salvar la valla que significa Huachipato.

 

PORMENORES

Torneo de Transición. Decimocuarta fecha.

Estadio: Monumental.

Público: 38.325 espectadores.

Arbitro: Roberto Tobar.

COLO COLO: Orión, Zaldivia, Barroso, Campos; Opazo, Valdés (80’ Araya), Baeza, Suazo; Valdivia; Rivero (90’ Orellana), Paredes (90+2’ Morales).

CURICO UNIDO: Deschamps; Bechthold (55’ J. L. Silva), F. Silva, Godoy; R. Rebolledo (82’ Rivera), Cortés, Zúñiga, N. Rebolledo; Abalos, Gauna (55’ Vargas); Tello.

Goles: Para Colo Colo, Rivero a los 33’, Zaldivia a los 48’ (cabeza) y Paredes a los 50’ (cabeza); para Curicó Unido, Abalos a los 42’ y 80’.

Tarjetas amarillas: en Colo Colo, Opazo y Valdivia; en Curicó Unido, F. Silva, Zúñiga y Gauna.