Colo Colo hizo un papelón y vivió toda una pesadilla en Rancagua

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Por Eduardo Bruna
Actualizado el 29 de enero de 2023 - 9:15 pm

El cuadro albo mostró una mediocridad absoluta en su juego, demasiados puntos bajos y una vulnerabilidad defensiva que espanta. O’Higgins, en la segunda etapa, vapuleó como quiso al cuadro de Quinteros, que esta vez ni reclamar contra el árbitro pudo. El 1-5 lo dejó claramente sin argumentos.

Por EDUARDO BRUNA / Foto: PHOTOSPORT

Es un lugar común decir que Colo Colo vivió un “desastre” en Rancagua. La muletilla histórica sirve para sacar del paso. Sólo que esto es más que un desastre: fue una vergüenza de principio a fin la que el cuadro de Quinteros vivió en Rancagua, goleado por un lapidario 5-1 por O’Higgins, que desnudó la mediocridad de este cuadro albo que, por más buena voluntad que uno ponga, no hay por dónde encontrarle un atributo rescatable.

Tras la goleada del debut, frente a Deportes Copiapó, advertimos que había que tomarla con pinzas. Que podía ser un espejismo. Bolados había sido figura excluyente y era difícil que volviera a jugar un partido tan extraordinario como ese. Pero también dijimos que el fondo albo, si bien no era un flan, por momentos lo parecía. Y esta vez, zarandeado una y otra vez en un segundo tiempo de pesadilla, el flan apareció en toda su dimensión, para el explicable jolgorio de los seguidores rancagüinos y el desconcierto de los hinchas albos, que ven con desazón que este equipo carece de todo.

Y es que, terminada una primera etapa más que mediocre, costaba encontrarle una explicación a la victoria parcial, aunque por la mínima, que el Cacique estaba consiguiendo. Y es que pocas veces se había visto un balón más maltratado que cuando pasaba por un jugador albo. Sin la más mínima fluidez o coordinación, la pelota salía de las últimas posiciones saltándose por completo el mediocampo. Era un concierto de pelotazos sin destino que, para peor, tampoco contaban con receptores capaces de ganar por viveza ni velocidad. Moya y Benegas, por ejemplo, no la agarraron ni con la mano, y las pocas veces que la recibieron redondita no supieron atar ni desatar.

Lo de Benegas no puede sorprender. Se sabe que con la pelota en los pies es muy poco dúctil, y en este Colo Colo carente de ideas y de claridad estará siempre más cerca de la intrascendencia que de otra cosa. Moya, hasta el momento al menos, no ha demostrado nada, al punto que uno hasta tiene la tentación de preguntarse el por qué Quinteros lo pidió, teniendo a un Zavala que en ningún caso es menos jugador.

¿Por qué se imponía entonces Colo Colo? Por otro rapto de inspiración del juvenil Thompson, que al igual que en Copiapó abrió tempranamente la cuenta con un zurdazo que ya parece marca registrada. Y es que, tras la apertura del marcador, el Cacique mostró una pobreza sorprendente de recursos para aprovechar los espacios que dio O’Higgins, atacando ahora mucho más en procura de la paridad.

No más reanudado el partido, quedó la impresión de que, tarde o temprano, el local equilibraría el marcador. De partida, desde el pitazo inicial fue bastante más que un Colo Colo que, aparte de extraviar por completo el balón, cuando llegaba a tenerlo era incapaz de dar tres pases seguidos.

Claramente, O’Higgins se llevaba por delante a un cuadro albo absolutamente impotente para contener la avalancha que se le venía encima. De preferencia por los costados, sector donde Wiemberg tenía más de un problema y Rojas parecía un aprendiz, porque se mostraba absolutamente incapaz de parar a nadie. Sólo que el mediocampo albo tampoco lo hacía y los centrales, Falcón y González, llegaban tarde a todas las coberturas, a todos los cruces.

Tras el empate celeste, vino la debacle alba. Completa, total. Los jugadores de O’Higgins entraban por donde querían, como si del Manchester City se tratara vapuleando a un rival de tono menor de la Premier League.

Colo Colo vivió en ese segundo lapso una completa pesadilla. Un papelón que de seguro traerá repercusiones. De hecho, tras el 3-1, los afiebrados hinchas albos que nunca faltan invadieron la pista, fuera de sí por lo que estaban presenciando.

Eso pasa cuando una Sociedad Anónima, en este caso Blanco y Negro, compra en el Persa en lugar de ir a un Mall. Cuando se regatea tanto y les es tan difícil meterse la mano al bolsillo. Siete goles en dos partidos es escandaloso para un Colo Colo que, en el torneo pasado, en 30 fechas recibió 15 goles. Lo peor es que la Copa Libertadores se viene a pasos agigantados, y jugando como lo viene haciendo, el Cacique parece el protagonista más indicado para protagonizar todo tipo de papelones.

PORMENORES

Campeonato Nacional. Partido válido por la segunda fecha.
Estadio: El Teniente, de Rancagua.
Público: 9 mil espectadores, aproximadamente.
Arbitro: Felipe González.

O’HIGGINS (5): I. González; F. Hormazábal, J. Fuentes, N. Thaller, A. Díaz; V. Larralde, M. Marín, P. P. Hernández, D. Hernández; M. Donoso, E. Moreira, DT: Pablo de Mooner. Cambios: a los 30’, Torrealba por Thaller; a los 67’, M. Belmar por Donoso y F. Castro por Moreira; a los 80’, C. Moya por Hernández y M. Páez por Fernández.

COLO COLO (1): B. Cortés; J. Rojas, M. Falcón, R. González, E, Wiemberg; E. Pavez, C. Fuentes, J. Thompson; M. Bolados, L. Benegas y M. Moya. DT: Gustavo Quinteros. Cambios: a los 46’, C. Palacios por Moya; a los 62’, A. Oroz por Thompson; a los 72’, A. Bouzat por Fuentes y B. Gutiérrez por Rojas; a los 86’, D. Gutiérrez por González.

GOLES: Para O’Higgins,Marín a los 58’, Donoso a los 64’ (cabezazo), a los 70’ Fernández y a los 77’ y 86’ Belmar. Para Colo Colo, Thompson a los 4’.
Tarjetas amarillas: en O’Higgins, Donoso; en Colo Colo, Palacios, Bolados, González y Pavez.

El resumen del partido: