Cero aporte: el «Carucha» de la gente

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Por Matías Alcántara
Actualizado el 4 de julio de 2016 - 1:32 pm

Recordado como uno de los peores jugadores extranjeros en pasar por nuestro fútbol, Adrián Fernández actuó en Colo Colo en el segundo semestre de 2004, donde destacó más por su simpatía, sus curiosas e inefectivas definiciones y – especialmente- por su apodo.

Adrián Fernández es de esos jugadores que cuesta explicar cómo llegó al fútbol profesional. Con una figura poco trabajada, y sin dominar a plenitud ninguna de sus dos piernas, el excéntrico delantero argentino llegó a los Albos en 2004, para integrarse a la disciplina del técnico Ricardo Mariano Dabrowski. El entrenador, con una evidente miopía (tratando de ser bien pensado), también sumó al plantel a otros trasandinos que hicieron méritos para entrar en esta sección: Marcelo Verón, Germán Real y Darío Cajaravilla.

Carucha Fernández jugó –increíblemente- doce partidos en Colo Colo, con un saldo de dos tantos: uno a Coquimbo en la Cuarta Región, y otro a Audax Italiano en Santa Laura, un verdadero golazo luego de un aparente centro que se fue cerrando hasta clavarse en el ángulo. Todo lo demás son recuerdos poco felices en lo futbolístico, pero que sacaron más de alguna carcajada a los hinchas, por sus definiciones dignas de programas de curiosidades deportivas.

El partido ícono en que pareció más comediante que futbolista fue el disputado ante la Universidad de Chile, el 1 de agosto de 2004, en el Nacional. “Carucha”, que debutaba esa tarde, tuvo dos ocasiones muy claras: en el primer tiempo quiso definir de zurda, pero su remate llegó a las manos de Johnny Herrera a una velocidad cercana a 1 km/h. Y en la segunda etapa, en una posición inmejorable (a medio metro de la línea de gol) se zambulló para definir de palomita, cuando era más fácil poner el pie y festejar. Su intento fallido se recuerda como uno de los momentos más graciosos del coloso de Ñuñoa. Hasta los hinchas albos sonrieron. Finalmente, y por fortuna para Fernández, Colo Colo se impuso por la mínima.

Sin duda su disposición, entrega y buen humor cautivaron a muchos hinchas. A su llegada a Macul fue consultado por el origen su apodo “Carucha”, y la respuesta dejó sin palabras al periodista: “¿No ves mi caracho?”.

Pero Fernández no sólo era un jugador buena onda y malo para el fútbol, sino que también mostraba un carácter que a veces lo traicionaba. El mismo día del golazo ante Audax, “Carucha” escupió a Raúl Muñoz, porque estimó que el ahora abogado lo había tratado con rudeza en el partido. Recibió cinco fechas de sanción.

Fernández se las arregló para actuar en distintos países del mundo. Además de su paso por Argentina y Chile, “Carucha” llevó su alegría a Bolivia, Emiratos Árabes, Suiza, Bulgaria, Chipre e Israel. Colgó los botines en 2015 y actualmente se prepara para comenzar una carrera como entrenador, donde ya se trazó como objetivo dirigir a Colo Colo. En este caso, quién sabe, la segunda parte podría ser la buena.