Cero Aporte: Darío Husain y su asquerosa reacción
Llegó a comienzos de 2004 a San Carlos de Apoquindo, antecedido de una interesante trayectoria, títulos y muchos goles. Con un carácter particular, el argentino sólo jugó once partidos por Católica y cerró su negro paso por Chile con un poco elegante escupitajo, que se detuvo en el rostro de un rival.
Si esto se tratara de lanzar escupitajos a la cara de los rivales, Darío Husainsería uno de los exponentes más admirados por su certera ejecución. Sin tomar gran carrera, el argentino se las arregló para mojar con su saliva el rostro de un adversario.
Ocurrió el 14 de abril de 2004, en el Chinquihue, frente a Puerto Montt. Católica perdía por la mínima y uno de sus “flamantes” refuerzos, Darío Husain, recibió la segunda tarjeta amarilla. Ofuscado por su segunda expulsión en once partidos, el argentino no encontró nada mejor que desquitarse con Jhonny Chaparro, que por poco tropezó por el fuerte y húmedo impacto de saliva que recibió en pleno rostro.
«Fue una reacción. En ese instante estaba en un momento muy malo, pero más allá de que me siento mal en lo personal, el equipo empató y mereció ganar, que es lo importante», decía el delantero al término del escándalo.
Chaparro, por su parte, prefirió poner paños fríos: “Entiendo que fue una calentura del partido”.
Después de ese día, Husain no volvió a vestirse de cruzado, básicamente porque recibió siete fechas de castigo y su préstamo ya estaba por expirar. Con su partida, inmediatamente se sumó a la extensa lista de refuerzos que decepcionaron en el fútbol chileno.
“La Furia”, como fue apodado desde sus orígenes en Vélez, tuvo varios episodios en su carrera que justificaron plenamente el sobrenombre, como cuando defendiendo a River en 2003 empujó al entrenador del Deportivo Cali, Fernando Castro, porque éste –seguidor de la escuela de Bilardo- pateó el balón para enfriar el juego.
En Católica, “La Furia” convirtió tres goles y recibió dos expulsiones en once partidos. Luego de su paso por Chile, la carrera del delantero no logró despegar, pero al menos el país le permitió vivir seis meses de tranquilidad, luego de sufrir un violento secuestro, con persecución policial incluida.
Darío Husain después se convirtió en un trotamundos, con pasos en el fútbol de Puerto Rico, Maldivas, Colombia y Brasil, más dos retornos a su país, para luego hacerse cargo de la escuela de fútbol de los Miami Srike, donde seguramente enseñó a definir fuerte, con certeza y sin tomar gran carrera.