Carolina Rodríguez dio el primer paso para recuperar su corona
La “Krespita”, ex campeona del mundo de peso gallo reconocida por la Federación Internacional de Boxeo, retornó al cuadrilátero tras un largo receso de dos años y medio como producto de su maternidad. Y lo hizo de la mejor manera: dándole una clase de boxeo a su experimentada rival venezolana.
En el boxeo, se sabe, lo único incontrarrestable es la velocidad. La fuerza, la experiencia, la potencia en la pegada, por mucho que sea con la pimienta necesaria para provocar el nocaut, suelen ser neutralizadas cuando un pugilista veloz, mucho más veloz que su rival, impone además su mejor escuela y su mayor cantidad de recursos.
Es lo que explica la victoria amplia y esperanzadora conseguida la noche de este viernes por Carolina “Krespita” Rodríguez frente a la venezolana Carolina “La Fiera Alvarez”, en el ring del Arena Monticello. Amplia porque dominó de principio a fin, imponiendo su mejor boxeo pero, sobre todo, su mayor velocidad ante una rival que recibía impactos desde todas las posiciones y ángulos sin tener la más mínima capacidad de respuesta. Y esperanzadora porque demostró que dos años y medio alejada de los encordados no habían hecho mella en ella.
Ni en su estado físico ni en sus atributos.
Cuando la venezolana lograba a duras penas sobrevivir al chaparrón, y buscaba recomponerse, ya la “Krespita” Rodríguez no estaba. Pegando y saliendo, la chilena, ex campeona del mundo de peso gallo reconocida por la Federación Internacional de Boxeo (FIB), se dio un festín para demostrar que está de vuelta y que perfectamente puede adueñarse otra vez de esa corona que jamás perdió en el ring luego de tres exitosas defensas.
Sólo un embarazo detuvo su carrera.
Como se estila en estos casos, la FIB la declaró “campeona en receso” para llamar a un confronte por ese cinturón que quedaba transitoriamente vacante. La ganadora sería “campeona interina” y, paralelamente, además, obligada a darle una opción titular a esa monarca que había dejado de serlo por una razón de fuerza mayor. Sólo que, excediendo todos los plazos reglamentarios estipulados para estos efectos, la “Krespita” no sólo tuvo que abdicar de su reinado, sino que salir además de la corte de las ranqueadas.
Dicho claramente, Carolina Rodríguez con esta pelea partía de cero. Como cuando recién debutaba profesionalmente en el Club México, iniciando una carrera en la que, para llegar a la meta, iba a necesitar el doble de perseverancia y esfuerzo que cualquier boxeador de sexo masculino.
De partida, porque el boxeo femenino estaba lejos (aún lo está) de gozar de la popularidad y arraigo que el masculino. Porque las cultoras nacionales eran pocas (aún lo son), y encontrar las rivales adecuadas para conseguir el sostenido crecimiento una tarea casi titánica, con mayor cuando los medios son escasos y la televisión –vital en la organización de este tipo de eventos- retacea su aporte.
La “Krespita” le ganó a todo eso, aunque recién vino a encontrar el apoyo generoso de la pantalla y las esferas gubernamentales luego que, golpeando a la cátedra, se coronara campeona del mundo de la categoría gallo en Monterrey, México, venciendo a la azteca Janeth Pérez.
Dos años y medio alejada del ring no es poco tiempo. Se temía, por lo mismo, que este regreso no fuera el esperado. Que el receso le hubiera restado muchos de sus recursos pugilísticos. En suma, que hasta pudiera perder y ver mucho más cerca la posibilidad del definitivo retiro que el regreso lleno de luces.
En ocho rounds perfectos –o casi-, Carolina Rodríguez aventó de un plumazo los fantasmas y las dudas. No porque su rival fuera una primera serie, porque su ranking demuestra con claridad que no lo es, sino porque frente a una rival experimentada, y para nada novata en estas lides, supo imponerse de punta a cabo, proponiendo e imponiendo la pelea que no dejara dudas acerca de su presente y transformara en auspicioso su futuro.
Nadie puede asegurar, obviamente, que la “Krespita” será una vez más campeona al cabo de unos meses. Pero sí se puede asegurar que, con lo mostrado en el Arena Monticello, sigue siendo una peleadora competitiva, capaz de pararse de igual a igual ante cualquiera.
Ganó, claramente, los ocho asaltos, percepción que también tuvieron los jurados Fernando Araya, Ricardo Smith y Hernán Pacheco. La misma que debe haber tenido, además, el equipo venezolano, plenamente consciente de que “La Fiera” se había llevado, más que una paliza, una clase de boxeo de vuelta a Caracas.
Echando mano a su velocidad de manos y de desplazamientos, utilizando certeramente el “jab” para abrir y luego descargar golpes variados, Carolina Rodríguez fue un martirio para la venezolana. Y es que la ex campeona del mundo castigaba y luego se iba, dejando nula toda capacidad de posible respuesta. Cambiando además reiteradamente la guardia, “La Fiera” no sólo tenía enfrente una rival superior en argumentos, sino que por añadidura indescifrable.
Fue, en suma, un regreso por todo lo alto, por más que, terminada la pelea, Carolina Rodríguez reconociera que “por momentos me vi muy incómoda. Después de tanto tiempo sin combatir, me costó más de lo que yo pensaba encontrar mi mejor distancia”.
La venezolana, si la escuchó, debe haber pensado: “Qué suerte…”.
Los preliminares
En la primera pelea de la jornada, los jurados dieron un salomónico empate para el combate que protagonizaron el osornino Robinson Laviñanza y el argentino Juan Pablo Soza, pelea a 6 asaltos en la categoría supergallo. Mientras Martín Renom dio 57-57, Jorge Trípodi votó 58-56 a favor de su compatriota, al paso que Fernando Araya vio ganar al nacional 60-56.
Lo cierto es que, aunque estrechamente, el peleador argentino fue mejor ante un peleador que, como Laviñanza, careció no sólo de fundamentos técnicos y ambición por ganar, sino que además mostró escasa agresividad y menos estado físico para soportar 18 minutos de pelea.
En el combate de semifondo femenino, por la categoría pluma, la mendocina y ahora chilena (su padre lo es), Yésica Marcos venció por puntos en fallo dividido a la cordobesa Cristina Pacheco.
Mientras Hernán Pacheco vio ganar a la argentina 57-56, Jorge Trípodi y Ricardo Smith vieron vencer a la ahora nacional Marcos por 58-55 y 57-56, respectivamente.