Alemania y su inesperado retorno a casa

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Por Matías Alcántara
Actualizado el 28 de junio de 2018 - 12:12 pm

Nuevamente un campeón defensor se despidió del Mundial en la fase de grupos, algo que parece tendencia en los últimos años. El cuadro de Joachim Löw se va de Rusia con tres puntos y dos derrotas, finalizando en el último lugar de su grupo.

Si la eliminación de Alemania en los cuartos de final de Estados Unidos 94 fue una sorpresa, porque llegaba como flamante campeón pero se inclinó ante Bulgaria, el fracaso en Rusia 2018 -ocupando el último lugar de su grupo-, fue tomado como una verdadera catástrofe en el país teutón, que no podrá defender el cetro ganado hace cuatro años en Brasil.

Poco se le puede reprochar a una selección que trabaja con tal profesionalismo, que se preocupa hasta el último detalle para presentar a un equipo lo más competitivo posible a cada competencia. Menos a un entrenador como Joachim Löw que en 2006 formó a una renovada Alemania, con algunos rostros emblemáticos como Klose, para terminar terceros en Sudáfrica 2010 y coronar la excelente labor ganando la Copa del Mundo en 2014.

Luego de conocer los actuales resultados, sin duda ese era el instante preciso para iniciar un nuevo proceso, con un entrenador distinto. Pero los dirigentes alemanes le dieron el respaldo a Löw para conducir los destinos del equipo hasta la Eurocopa de 2020, situación contractual que sin duda se revisará luego del inesperado revés.

A diferencia de lo que planificó Chile, Alemania presentó un cuadro alternativo en la Copa Confederaciones. Algo así como el plantel que utilizó Reinaldo Rueda en la última gira a Europa. La decisión de Löw fue alabada, porque era el claro reflejo de una búsqueda que tenía como objetivo final potenciar al equipo de cara al Mundial, sin embargo, si bien los alemanes ganaron su primera Copa Confederaciones, el plan fracasó.

Posiblemente porque la balanza del recambio se inclinó más hacia el lado de la renovación que de los históricos, ya que el plantel sólo consideró a ocho futbolistas que estuvieron en Brasil. En ese sentido, a Alemania le faltó experiencia para manejar ciertos momentos, fundamental por ejemplo para aguantar la presión que le impuso México, o para buscar los caminos para derrotar a Corea del Sur. Sólo frente a Suecia aparecieron los consolidados para darle la victoria: Reus y Kroos, autores de los únicos goles alemanes en Rusia.

Alemania mereció ganarle a Corea, pero fue incapaz de derrotar a un equipo que estaba eliminado. Y como contraviniendo sus postulados, Löw envió a la cancha como salvadores a dos históricos: Mario Gómez y Thomas Müller, éste último que parecía condenado a superar el récord de goles de Miroslav Klose (16), ya que con 25 años había anotado 10 conquistas en mundiales, las mismas con las que se quedó después de Rusia, pero ya con 29 años.

En el partido que le podía dar la clasificación, porque Alemania dependía de una victoria ante los asiáticos, los jugadores jamás se salieron del molde, nunca jugaron con irreverencia para hacer algo distinto. Sólo lo intentó cuando el equipo se estaba cayendo al precipicio.

Otro error de Alemania fue confiarle la portería a Manuel Neuer, un indiscutido antes de su lesión en el pie izquierdo. El capitán de Löw sólo jugó cuatro partidos en la temporada por el Bayern Múnich, y algunos amistosos con la selección. La inactividad se le notó en la poca seguridad que exhibió en el arco, y fuera de su área mostrando dudas que costaron la sentencia definitiva con el gol de Son, el buen volante del Tottenham.

La ausencia de Leroy Sane, extremo de gran temporada en el Manchester City, es otra deuda que la prensa alemana le está cobrando a Löw. Su bajo rendimiento en la selección (12 partidos, una asistencia y ningún gol), y la automarginación para la Copa Confederaciones (privilegió realizarse una cirugía estética en la nariz), fueron algunos de los argumentos para dejarlo fuera de la lista de los 23.

Alemania, en consecuencia, se suma a la tendencia de los campeones del mundo que cayeron en primera ronda en los últimos años: Francia en 2002, Italia en 2010 y España en 2014. Anteriormente Brasil en 1966 y Alemania Federal en 1978 corrieron con la misma (mala) suerte.

Pero el azar no es algo que vaya de la mano con el trabajo alemán, donde entienden que en el fútbol por más que se planifique bien, que se proyecte un equipo para que alcance su máximo rendimiento en determinada competencia, no siempre resulta. En esta oportunidad quedó más que claro que hubo un error de cálculo importante, porque Alemania llegó a Rusia muy lejos de su mejor momento.

Pero se levantarán y seguramente sacarán lecciones de este fracaso, el más grande de Alemania en la historia de los mundiales.