¡Adiós, King Roger!

En un largo y sentido comunicado, que retumbó en los más recónditos rincones del planeta, el más grande tenista de todos los tiempos, Roger Federer, dio a conocer al mundo que se iba para siempre del tenis profesional.
Pese a que se esperaba desde hace un tiempo, la noticia del retiro del tenis de Roger Federer remeció al mundo. Y no sólo del deporte, porque su imagen, su carisma y lo que mostró en un terreno de juego, lo llevaron a sobrepasar los límites del deporte. Una noticia que impactó a motos y cristianos, desde importantes organismos internacionales, políticos de todo el mundo y hasta la realeza, se inclinaron ante el rey indiscutido del tenis. Y han manifestado su pesar por no volver tenerlo en un court.
Sus rivales más encarnizados y los nuevos astros emergentes lo citan como su referente y modelo y lamentan no poder tenerlo más en una cancha. Y los aficionados de todo el orbe por no volver a ver sus recitales. Recitales que lo llevaron a ser el tenista más laureado de la historia. No vamos a detenernos aquí para realzar sus 20 Grand Slam, sus 103 títulos ATP, sus 28 Másters 1000, sus 310 semanas como número uno del mundo, su Copa Davis (con Wawrinka), sus medallas de oro en dobles en Pekín y de plata en singles en Londres, ni en otras marcas difíciles de igualar. Sólo diremos que nunca ha habido ni habrá un jugador más elegante, con más variedad de golpes y que juegue con menor esfuerzo que el oriundo de Basilea. Sin contar con que tiene un revés a una mano que ya no se ve en ningún tenista y que hace las delicias de los que amamos la pureza de ese golpe en extinción.
En su extensa carta, el campeón nos da cuenta de su humildad, su espíritu deportivo y su pesar por tener que irse de un deporte que lo tuvo en la cúspide por más de dos décadas y que fue parte importante de su vida desde su más tierna infancia. Un deporte que lo hizo cambiar de un chico rebelde y mal educado a ser el más caballero de los caballeros en un court. Un deporte que le dio la gloria, el dinero y una familia ejemplar junto a la ex tenista Mirka Vavrinec y sus dos pares de mellizos. Sólo una rebelde lesión a su rodilla derecha, tres cirugías y meses de infructuosa rehabilitación lo llevaron a tomar la decisión más difícil de su vida.
Ahora sólo nos queda disfrutar por última vez de su magia en la Copa Laver, el torneo de exhibición creado por él para homenajear a su ídolo Rod Laver, a realizarse entre el 23 y 25 de septiembre.
Allí podremos gritarle a la distancia y por última vez: ¡adiós campeón!