A propósito de Carlos Chandía: historias de árbitros chilenos

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Por Ele Eme
Actualizado el 22 de julio de 2021 - 5:56 pm

Las delicadas horas por las que está atravesando el ex árbitro nos lleva a pensar que, pese todo lo que alguna vez (casi siempre, en realidad) los detestamos, hay algo en los saqueros que los hace, sino entrañables, al menos imprescindibles para mantener en pie el rico folclore futbolístico.

Por ELE EME

Qué impactante ha sido para todos enterarnos del accidente automovilístico sufrido por el ex árbitro y actual alcalde de Coihueco, Carlos Chandía. Esperando que salga de ésta y a modo de homenaje hacia él y estos “men in black” de los que en gran medida penden los destinos de cada partido y, por ende, de nuestras penas y alegrías como hinchas, vaya este recuento de grandes postales ligadas a los pitos nacionales.

Como diría Amaro, vamos a ello:

¡Yo lo mato!: Miguel Ángel Gamboa agarrando del cuello a Hernán Silva. Lo recuerdo bien. Liguilla para acceder a Copa Libertadores válida por el campeonato de 1982, pero jugada en 1983. Estadio Nacional. La “U” vs. Naval de Talcahuano. El “loco”, irritado luego de una seguidilla de fouls contra él de los sureños que no fueron sancionados, las emprende verbalmente contra el encargado de impartir justicia. ¿Resultado? Amarilla primero, roja después y, para cerrar, intento de estrangulamiento del zurdo contra Silva, que sigue arbitrando, pero en alguna liga del más allá, desde hace cuatro años. Gamboa recibió siete fechas de suspensión y tras eso no volvió a jugar en Chile.

Miguel Ángel Gamboa demostrando su disconformidad ante las decisiones del árbitro Hernán Silva.

Dale colorsh… Era realmente histriónica la manera en que Alberto Martínez mostraba tarjetas. Miraba fijamente a quien recibiría la amonestación (o invitación a abandonar la cancha), se dirigía hacia él como un verdugo a su ubicación en el cadalso, extraía la cartulina respectiva y la agitaba enérgicamente ante las narices del infractor. Era un verdadero actor y lo aparatoso del ceremonial descrito contrastaba con lo pequeño que era “el juez de hierro”.

Por algo le decían “Mago”: El recordado Rubén Selman dirigía un domingo de abril del 2006 un Colo Colo versus Universidad Católica en el Monumental cuando fue advertido por un periodista acerca de una curiosa acción del albo Jorge Valdivia. En efecto, el “Mago” se había acercado a una de las cámaras del entonces CDF para vaticinar que el juez lo iba a expulsar. Dicho y hecho: al saberlo Selman le mostró tarjeta amarilla y, como ya tenía una, lo mandó a los camarines. Profecía autocumplida. Haría mucha falta el 10 para evitar la electrizante remontada de los cruzados, que se quedarían con ese clásico 3-2.

Rubén Selman cumpliendo el vaticinio de Jorge Valdivia.

«Se notó mucho, profe»: Si hay un partido que serviría como prueba concluyente en un eventual juicio para abolir el arbitraje y demostrar que es mucho mejor jugar sin el tipo del silbato, ése se jugó en Chile el 2 de septiembre del 2003. Universidad Católica visitaba a Provincial Osorno por la primera fase de la Copa Sudamericana de ese año.

El “drástico de negro” designado para aquella jornada, Patricio Polic, se esmeró de manera sobrehumana para que se pensara que estaba “cargado” a favor de los universitarios. Tome nota: discutido penal contra Sergio Gioino, gol olímpico no cobrado para los locales y sospechosa repetición de un penal del propio Gioino en la tanda definitoria, tiro que había sido contenido por el actual comentarista de ESPN Chile, Waldemar Méndez. Adivinó: la llave la ganó la UC. Polic fue castigado por la Conmebol con ocho meses sin partidos internacionales. Y, por supuesto, debió borrar a Osorno de por vida como destino turístico (y hasta como lugar de paso).

El show de Patricio Polic acaparó portadas.

Broche de lata: Cuando Zamorano, en su último partido por Colo Colo, en Calama (finalísima del 2003), le pegaba cortitos en el pecho al mismo Chandía y hasta un pisotón por detrás. Once fechitas le recetó el tribunal de Penalidades, para ver si se le pasaba el enojo. 

El ahora edil se anota con otras dos anécdotas de antología: haber aplaudido un golazo del argentino Cellerino para Rangers en Talca contra Palestino (2008) y el dato que le pasó al “huaso” Álvarez (circunstancialmente al arco de la Católica) para atajarle un penal al “Heidi” González en un clásico universitario del 2002. Estamos haciendo fuerza, Carlos, para que, tal como esas historias, ésta también pueda contarla.

Carlos Chandía aplaudiendo la obra maestra de Gastón Cellerino.

No meta las manos ahí.- Ésta da para película argentina, de esas comedias de humor negro protagonizadas por Ricardo Darín. O para un remake de “Abbott & Costello meet Laurel & Hardy”, si es que esa película hubiera visto la luz alguna vez. Hablo de la colusión de árbitros chilenos para embolsarse el premio mayor de la “Polla gol”, el concurso de apuestas basado en resultados del fútbol que fue creado en la segunda mitad de los ‘70.

En 1986 un reportaje de Guillermo Muñoz “Informe especial” de TVN reveló indicios de que tres de nuestros referís arreglaban partidos para tales efectos. La investigación nos remontó al año 1978 y el épico triunfo del colista Ñublense contra un favorito eterno, Colo Colo, en Chillán, y salpicó al pito Víctor Ojeda, juez de ese encuentro y dueño de la agencia donde se jugó la cartilla ganadora. Otro de los involucrados era nada menos que el presidente del Comité de Árbitros, Adolfo Reginato (no es nuestra intención estigmatizar un apellido, pero… sí, Reginato).

La funa de Lukas: El dibujante Renzo Pecchenino, “Lukas”, profesionalmente era un crack. Talentoso y pulcro con el lápiz, irónico y mordaz en lo conceptual. A nivel humano tengo mis reparos. La gran mancha en ese aspecto quedó impresa para siempre, el 7 de noviembre de 1974, cuando una de sus viñetas para “El Mercurio” de Santiago se burlaba del macabro hallazgo del cadáver de una joven mirista, Lumi Videla, con evidentes signos de haber sido torturada, en la Embajada de Italia en nuestra capital. La versión oficial era que perdió su vida tras un riña con otros asilados. Desde la legación diplomática aseguraban que el cuerpo, y exánime, fue arrojado al interior de la misma, por sobre la muralla que la separaba de la calle. El dibujo de Lukas mostraba un cañón de circo y emulaba el número de “la bala humana”, aludiendo al espeluznante crimen. Imperdonable.

Años después, a inicios de los ’80, en La revista del domingo, del mismo tabloide, “saludó” un campeonato obtenido por Colo Colo con un dibujo donde aparecían jugadores de ese equipo dando la vuelta olímpica, pero… mezclados con el árbitro y sus dos guardalíneas, los tres exultantes con el logro deportivo. Hacía referencia a la creencia imperante en esa época en orden a que los clubes grandes eran manifiestamente favorecidos por los cobros arbitrales. ¿Dije “en esa época”? Disculpen lo cándido.

Caricatura de Lukas.