A 54 años de Stonewall: orgullo LGBTIQ+

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Por El Ágora
Actualizado el 30 de junio de 2023 - 6:27 pm

Se cumple más de medio siglo del brutal enfrentamiento de la policía macartista contra la comunidad gay, lésbica y trans, de fines de los sesenta en el barrio Greenwich Village.

Por SEBASTIÁN GÓMEZ MATUS / Foto: ARCHIVO

Como ha sido común en las articulaciones ideológicas de nicho, sobre todo de las disidencias, los hechos trascendentales ocurren en un bar. Fue el caso del pub Stonewall Inn en Nueva York. El contexto político estaba marcado por la guerra de Vietnam, la segunda ola del feminismo, la persecución a los comunistas en Estados Unido y una etapa de apertura de las comunidades disidentes en los centros de avanzada del mundo, como la metrópolis estadounidense.

El pub era el único bar de toda la ciudad que reunía a gays, lesbianas y trans. Pertenecía a la familia Genovese y unos mafiosos italianos invirtieron en el bar porque uno de ellos tenía una pareja transgénero, y quería apoyar a la comunidad. El bar no tenía patente de alcoholes ni agua potable, con lo que los vasos apenas se enjuagaban. El flujo de droga era habitual y el baile era el centro de atracción del “joint”. Con este panorama y la Ley Antisodomía vigente, la policía les cayó encima el día 28 de junio, sosteniendo un enfrentamiento que duró seis días y donde la brutalidad policial yankee no tuvo miramientos.

El coordinador de la iniciativa LGBT de la Biblioteca Pública de Nueva York y editor de The Stonewall Reader, Jason Baumann, recuerda lo siguiente: “Antes de Stonewall, había un puñado de activistas en Estados Unidos que hacían manifestaciones muy pioneras […] Después de Stonewall surgió el Gay Liberation Front, y ese grupo tenía una perspectiva totalmente diferente”. Como se ve, la articulación del movimiento de las disidencias no fue de un día para otro. Falta mucho todavía para llegar a una aceptación e integración de quienes componen esta comunidad que siempre se amplía en cantidad y en especificidad de términos, de allí el signo + de la sigla más reciente. 

Una de las figuras clave de este incidente fue Marsha P. Johnson, a quien se le atribuye el mérito de haber lanzado el primer ladrillo contra la policía, volviéndola de inmediato una líder de la protesta. Este era un contexto donde disidencias y capitalismo prácticamente no se tocaban, muy al contrario de lo que ocurre hoy. Es sabido de que la máquina de deglución simbólica del capitalismo puede transformar todo en mercancía. Luc Boltansky y Eve Chiapello lo demostraron a cabalidad en su libro finisecular El nuevo espíritu del capitalismo (tengo entendido que sacaron una versión “contemporanizada” del mismo). 

Lamentablemente, la relación entre la comunidad LGBTIQ+ y el neoliberalismo de última estampa tiene un vínculo muy estrecho. Lo mismo pasa con el capitalismo verde y gran parte del feminismo. Los hechos históricos y la violencia que han marcado las vidas de las disidencias están siendo capitalizadas por sectores que ven en todo una posibilidad de sacar rédito. Por lo demás, la homosexualidad y el lesbianismo existen desde los tiempos más remotos. En el siglo XX se recrudeció la homofobia y en la actualidad la transfobia, pero al mismo tiempo la hiperdiscursividad de nuestra época ha ido mermando la fuerza de los movimientos disidentes, al punto de mercantilizar sus vidas y tomar posesión de sus prácticas e intereses. 

Sería esperable que las comunidades de disidencia tomen distancia de las corporaciones que conforman el patriarcado, sobre todo con el uso de plataformas, que por lo general, y esto trasciende el sesgo de género, es irreflexivo, acrítico y masivo.