Escasez hídrica en Chile: urgencia y soluciones comunitarias
En el marco del Día Mundial del Agua, más del 76 por ciento del territorio nacional enfrenta sequía, mientras diversas iniciativas buscan mitigar la crisis con soluciones regenerativas.

El Día Mundial del Agua, a celebrarse este sábado 22, recuerda la importancia de este recurso para la humanidad y los ecosistemas. Sin embargo, la crisis hídrica avanza de forma alarmante.
El informe de la ONU sobre Desarrollo de los Recursos Hídricos 2020 reveló que el consumo global de agua se ha multiplicado por seis en los últimos 100 años y sigue aumentando un 1% anual.
En la actualidad, casi la mitad de la población mundial enfrenta escasez de agua en algún momento del año.
Según el Instituto de Recursos Mundiales (WRI), un cuarto de la población global experimenta niveles extremos de estrés hídrico, utilizando más del 80% de su suministro renovable anual de agua dulce.
Chile y la crisis hídrica
Chile no está ajeno a esta problemática. De acuerdo con la «Radiografía del Agua» de 2018, el 76% de la superficie nacional está afectada por sequía, desertificación y degradación de suelos.
Además, 110 acuíferos presentan una demanda superior a su recarga natural, generando un déficit hídrico crítico.
Soluciones comunitarias y regenerativas
Ante este desafío, diversas organizaciones han impulsado iniciativas para preservar el recurso hídrico.
La Fundación Lepe ha desarrollado proyectos de restauración ecológica y reforestación con más de 3 mil especies nativas en Tirúa, reduciendo la dependencia del camión aljibe para cerca de 1.500 personas en Chiloé mediante redes de agua potable comunitarias y promoviendo la gestión hídrica con «Somos Cuenca Biobío».
En la zona central, en Villa Alemana se recolecta agua lluvia para riego en el Parque Peñablanca, mientras que en el Valle del Aconcagua se han realizado trabajos de restauración ecológica en el Parque Natural Cerro San Francisco de Curimón.
Educación y tecnología para la sustentabilidad
En el norte, la Fundación Un Alto en el Desierto ha implementado sistemas de tratamiento de aguas grises en escuelas rurales, permitiendo su reutilización en riego y capacitando a estudiantes en la gestión sostenible del recurso.
Estas acciones no sólo mitigan los efectos del cambio climático, sino que también restauran el equilibrio entre el desarrollo humano y la preservación de los ecosistemas.
La colaboración y la conciencia comunitaria son clave para enfrentar la crisis hídrica y asegurar un futuro sustentable.