Quipu contra el megapuerto: performance de Cecilia Vicuña en Llolleo
Este sábado en la mañana la agrupación Ojos de Mar y Cecilia Vicuña hicieron una convocatoria abierta para manifestarse y conversar en torno al proyecto de megapuerto que se quiere construir en San Antonio.
Durante la mañana de este sábado la agrupación Ojos de Mar convocó junto a la artista y poeta mundialmente reconocida Cecilia Vicuña a una performance para proteger el humedal Ojos de Mar, que está justo al lado del lugar donde quieren instalar el megapuerto, que se encuentra a la espera de la resolución de calificación ambiental.
La agrupación Ojos de Mar está haciendo un trabajo admirable y sostenido para proteger una zona amenazada por el coloso que quieren instalar junto al hábitat de muchas especies que ya se encuentran en peligro, como lo son el pilpilén, el zarapito, el cernícalo, la garza grande y el cisne de cuello negro.
Comunidad contra empresariado
La dirección de la agrupación se comunicó hace un año con Cecilia Vicuña que no dudó un instante en colaborar con la organización. Este sábado, como es habitual, se la vio acompañada de su madre, Norma Ramírez, mujer centenaria de particular encanto que también dio muestras de lo que le inculcó a su hija. Llegó una cantidad importante de gente a la que se le informó en qué momento se encuentra la disputa entre organizaciones eco-comunitarias y el conglomerado de empresarios.
En la ocasión quedó clarísimo que la organización de las personas¸ el cuidado interespecies y la voluntad de los pueblos, pueden más que una cohorte de leguleyos ambiciosos. Llegó mucha gente y el ritual por el humedal fue una instancia hermosa, que contrastaba con la playa de camiones que está justo al lado de los Ojos de Mar, que miran al cielo y el cielo se refleja en ellos, comunicándose a través de las aves que anidan allí.
El quipu que comunica mar y humedal
Vicuña comenzó por resignificar el significado de la palabra “Llolleo”, que significa “lugar donde se pesca con redes”. Si consideramos la acepción coloquial de “pescar” como prestar atención, podríamos decir que las redes o tejidos que urden las comunidades de atención son de gran importancia para proteger zonas y especies amenazadas por estos megaproyectos.
Cecilia habló en un tono suave y la disposición a la escucha ya era parte del rito. La gente se reunió junto al humedal y después se hizo una caminata hacia un círculo ritual en la playa. Allí había alrededor de 300 metros de lana anudada, un quipu, objeto andino asociado al trabajo de la artista chilena. Un quipu es un sistema de cuentas y de almacenamiento de información, aunque también es un sistema gráfico, que funcionaría como una escritura encriptada, casi que una metáfora precolombina de lo que entendemos hoy por internet, una protored andina que comunicaba a las comunidades.
Una cadena humana
Después de que la gente se reuniera en el círculo, Vicuña llevó un extremo del quipu hacia el mar, mientras los y las asistentes hicieron una cadena humana para conducir la lana anudada hacia el humedal. Esto tomó una buena porción de la mañana y la alegría de haber unido ambas aguas fue el momento por el que la gente asistió. Después hubo momento para las fotos con la artista, el reconocimiento de rostros en común y se regresó al círculo para una breve charla con las comunidades involucradas: representantes de la comunidad mapuche, un sindicato de pescadores artesanales que no transan, la organización Ojos de Agua y la propia Cecilia, que cerró con unas palabras tan suaves como la brisa que recorría la costa.
Finalmente, se compartieron algunas frutas y la red se amplió a contactos y nuevas jornadas de resistencia o limpieza de la playa. En la página de Ojos de Mar se puede revisar el proyecto y en qué consiste la labor que sostienen a diario para evitar un nuevo desastre natural en la Quinta Región. Es admirable la voluntad de sus participantes, que movidos por una sensibilidad hacia las aves que anidan en el humedal, han logrado hacer retroceder en buena parte los avances del empresariado. En Chile, no cabe duda, hay que volver a lo común: lo que nos conecta a todos y a todas, sin jerarquía entre especies.