(VIDEO) “La voz de los ’80”, el disco que la milicia de Pinochet no supo descifrar (parte 2)
El álbum debut de Los Prisioneros, con influencias del punk y la new wave, es considerado hoy un ícono de la resistencia cultural de esos años y un canto de desahogo para una generación de jóvenes que necesitaba ser advertida.
“Los demos son los primeros. Si no tenían nada, tenían ganas, estaban más ensayados que la cresta, pero no tenían registro de las canciones. El Jorge en ese momento era un grito al cielo, una huevada pérfida”, afirma Pancho Straub. Él registró en su estudio los demos y las canciones de Los Prisioneros para lo que sería el estreno del trío de San Miguel en el mercado discográfico chileno, en 1984.
“Y estarán prisioneros lueguito”
Disco que sería finalizado en los estudios de Caco Lyon, pero que en sus inicios tuvo a Straub como protagonista de las perillas de grabación. Una época, además, donde estaban prohibidas las divulgaciones de canciones contestatarias y en la que el nombre del conjunto Los Prisioneros ya era un desafío y un riesgo a las acciones que imponían los censores de la época.
“Yo decía cuando grabé los demos: ¿Los Prisioneros? Y, estarán prisioneros lueguito”, sostiene Straub. Para el ingeniero, era una proeza musical de González, Narea y Tapia insistir con un proyecto de música rock con raíces punk en años en que prácticamente no había escena, y las posibilidades de ser difundidos en radio eran mínimas.
La destreza en la producción de Jorge González
“Yo después caché lo que eran Los Prisioneros. Me impresionó mucho la asertividad de Jorge como productor. Mucho, porque él la tenía clara, sabía todo lo que tenía que hacer, y era él el que dirigía la cuestión. O sea, ahí se producía porque Carlos (Fonseca) fue el que puso varias “lucas” (para las horas de estudio), pero el disco musicalmente lo produjo Jorge. Y tenía una claridad que para un cabro de 19 años de esa época era impresionante. O sea, una asertividad total frente a lo que quería lograr”, termina de acotar el productor.
La contundencia musical de “La voz de los ’80”
Pero lo más impactante era la energía que arrojaban las canciones, sobre todo la que alude al título del disco. Así lo cuenta el ex guitarrista de la banda, Claudio Narea: “Cuando ensayamos ‘La voz de los ’80’, yo sentía que era una tremenda canción. Y es que veníamos ensayando otras canciones antes, pero esta fue un golpe, una cosa grande cuando apareció. Fue un hit instantáneo en la sala de ensayo. Después aparecieron otras canciones, unas más fuertes que otras”.
Sin embargo, el gran valor que trae este disco, no solamente es la actitud, la potencia o la frescura de sus canciones, sino que revela una inmensidad musical, creativa y artística de un joven autor como Jorge González.
“Creo que el gran legado de ‘La voz de los ’80’ es que nos traía al mayor compositor de la música chilena de los últimos 40 años. Creo que ese es el gran valor de ‘La voz de los ‘80’. Y aparte, lo más divertido y anecdótico, es que se llama así. Justamente el disco que fue la voz de los 80”, comenta Emiliano Aguayo, periodista autor del libro “Maldito Sudaca. Conversaciones con Jorge González”.
Añade que “otra banda pudo haber tenido un disco parecido y no haber sido la voz de los 80, sino haber sido solamente parte de (la escena)… Pero ese acierto (de Los Prisioneros) yo lo encuentro increíble”.
El enigma musical de Marilyn
Un disco además que contenía composiciones de todo tipo de corte, como “¿Quién Mató a Marilyn?”. El tema, según contó Miguel Tapia en una presentación en Club Chocolate en 2023, “fue la primera canción que escribimos y quedó en el disco. La escribimos con Jorge, en mi casa, una noche en la clásica protesta del barrio con bombas lacrimógenas. Nosotros nos quedamos escribiendo esa canción en la que yo tenía una idea de la letra y Jorge, de la música”.
Un tema, además, que tuvo diversas lecturas en el tiempo. Algunos creen que aludía a una denuncia de los crímenes de la dictadura militar, donde -por lo general- se desconocía la autoría y muchas veces se hacía pasar por un asesinato común donde estaría involucrada la contingencia de la izquierda.
Sin embargo, el tema era una crítica sarcástica a la superficialidad y lo insustancial de la prensa de aquellos años. Tal como lo afirma Narea: “La canción ‘¿Quién mató a Marilyn?’ es un comentario respecto al festín que se daban los medios opinando respecto a lo que habría sucedido con la muerte de Marilyn Monroe. Siempre salía en los diarios esos días. Pasaron como 20 años de su muerte y todavía no se sabía qué había pasado”.
Agrega que “con el tiempo, la canción habla de una Marilyn que nos resulta un poco lejana, porque no sabíamos nada de ella. Pero ahora sabemos que Marilyn era una tipa increíble. Vi el documental sobre ella, y si hubiera sabido eso durante esos días, tal vez habría defendido la imagen de Marilyn. Una mujer cuya muerte sigue siendo un misterio. Que posiblemente la mataron, pero que era una tremenda mujer, muy inteligente y muy talentosa”.
El ímpetu y la raíz punk de los Clash
Asimismo, la influencia del punk británico fue elemental en los comienzos musicales de Los Prisioneros. Joe Strummer, Mick Jones, Paul Simonon y Topper Headon, de The Clash, con Sandinista, marcó a fuego a Jorge, Claudio y Miguel. Y fue una inspiración evidentemente al momento de hacer canciones para su primer disco.
“Había canciones antes de que conociéramos a The Clash. Jorge había compuesto algo. Pero cuando conocimos y nos metimos en la música de los Clash, que hablaba de situaciones sociales, como de guerra, de Allende e incluso mencionaban a Víctor Jara en una canción, y muchas menciones de situaciones, eso nos impactó. Nos veíamos tan interesados en la música como en lo que estaban diciendo. Pescábamos los discos y los revisábamos: ‘A ver, qué dice acá…’. Aunque no entendíamos todo el mensaje, porque estaba en inglés y nosotros no hablábamos inglés. Pero entendíamos estas referencias”, explica Narea.
Cuenta que “cuando Jorge compone la canción ‘Cuánto vale el show’, yo se la celebré harto, porque era en la línea de los Clash. Ya no era la típica canción de amor, sino que había algo que quería decir respecto a una guerra, la guerra de Las Malvinas. Entonces, me parece que ahí la banda se transforma un poco, porque seguramente Jorge vio que le resultaba más sencillo o interesante escribir sobre cosas sociales”.
“Un gol de media cancha” a la milicia
Cuando Straub comenzó a procesar las canciones, no dejaba de lado su asombro por la fineza musical y la creatividad como letrista que tenía Jorge. Para el productor, “‘La Voz de los ’80’ es un himno. Cuando la escuché así a la primera, quedé loco. Porque además era un grito necesario del momento. O sea, ‘La Voz’ propone un cambio… Y propone un grito para un cambio”.
Advierte, además, que la canción “es súper combativa y pasó piola. Fue un gol de media cancha para los milicos que censuraban todo. Y la verdad es que esta huevada no la vinieron venir, además que fue poderosa en ese tiempo. Fue como un despertar. Esa es la canción más importante del disco, lejos”.
“Pirincho” Cárcamo y la apertura musical a Latinoamérica
Un total de 10 temas que marcarían un precedente cultural y musical, al ser tal vez el disco más importante de la historia del rock chileno. Y que retó a toda una hegemonía muy poderosa en una época, en que aquel que iba contra el régimen, era silenciado de forma violenta y criminal.
Además de que Los Prisioneros se transformaron en una agrupación que también pasó a ser una voz política del rock contra las dictaduras de Latinoamérica.
El acierto, sin duda, fue de Sergio “Pirincho” Cárcamo, uno de los primeros disc jockeys en programarlos en radios chilenas (Galaxia), con “La voz de los ’80”.
Así lo visualiza la conductora de radio Vanessa Laverde, proveniente de Bogotá. “Ese momento pequeño fue como un eco para llegar a todo el mundo. El puntapié inicial fue que pasaran a Los Prisioneros en la radio. Que ‘Pirincho’ los haya programado primero, hizo que se expandieran. Él tuvo el oído o la capacidad para notar que tenían una fuerza que se podía propagar no sólo en Chile, sino al territorio latino”.
“Además, se dio cuenta de que todas las personas latinoamericanas teníamos esas mismas sensaciones de las canciones de Los Prisioneros. Esas ganas como de identificarnos con la música o con las letras y que nos cantaran algo de lo que estábamos viviendo y que no sabíamos cómo expresarlo”, concluye Laverde.
Vea el videoclip de la canción: