El cierre de la agencia Télam: feroz ataque a los medios públicos argentinos

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Por El Ágora
Actualizado el 24 de mayo de 2024 - 11:09 am

El intento de cierre, privatización (o cualquiera que sea la forma que tome finalmente esta embestida) se produce en momentos en que la realidad económica del país muestra signos de un empeoramiento cuya velocidad tiene escasos antecedentes (o ninguno) en la historia argentina.

Por IVÁN GAJARDO MILLAS, desde Buenos Aires / Foto: ARCHIVO

El domingo 3 de marzo, dos días después de haber anunciado el cierre de la agencia de noticias Télam durante su discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, el presidente argentino Javier Milei ordenó a la Policía Federal poner vallas de fierro en las puertas de los dos edificios de esa agencia, la más importante de América Latina.

Hasta el día de hoy, pese a que el cierre choca con problemas legales, sus trabajadores no han podido ingresar a sus lugares de trabajo. Era el inicio de una embestida contra los medios públicos argentinos.

Apenas horas después de que el ingreso fue bloqueado, los más de 700 trabajadores recibieron en sus correos electrónicos una “dispensa laboral” que los autorizaba a no prestar obligaciones laborales por una semana, con goce de sueldo y la convocatoria a un retiro voluntario, que incluía apenas una fracción de la indemnización que contempla la ley.

Hoy, 81 días después, los ataques de Milei a los medios públicos y al derecho a la información no cesan. El 3 de mayo, el interventor de la agencia, Diego Chaer, cerró todas las corresponsalías de Télam en las provincias del país, y la semana pasada el Gobierno ordenó silenciar las redes sociales de la Televisión Pública (Canal 7), Radio Nacional, y todas sus varias emisoras provinciales, FM Clásica, FM Rock, FM Folclórica, los canales Paka-Paka y Encuentro, el arco de medios que componen el sistema público de difusión.

Se trata del ataque más brutal a los medios públicos en la historia de Argentina, una embestida a la que ni las sucesivas dictaduras se atrevieron en los 79 años de existencia de la agencia.

UNA LARGA HISTORIA DE CASI 79 AÑOS DE TIRAS Y AFLOJAS

Fue creada bajo el nombre “Telenoticiosa Americana” y conocida históricamente por su acrónimo Télam, el 15 de abril de 1945 por el entonces secretario de Trabajo y luego tres veces presidente Juan Domingo Perón, bajo un esquema de capitales mixtos público-privado.

En el año 1959, bajo la presidencia del radical Arturo Frondizi, fue privatizada. Cuatro años después, el presidente José María Guido la clausuró por “difundir informaciones falsas y tendenciosas”. En 1968, el dictador Juan Carlos Onganía decidió su estatización.

A principios de la década del 70, cuando los países no alineados debatían el Nomic (Nuevo Orden Mundial de la Información y Comunicación), Télam se erigió como una herramienta para concretar este proyecto que buscaba equilibrar los flujos globales de información vía acciones gubernamentales, y permitir que los países en vías de desarrollo pasaran de ser meros receptores de los flujos de información generados por terceros estados a ser productores de ellos.

Durante la última dictadura, a partir del 24 de marzo de 1976 la agencia experimenta un gran crecimiento y el gobierno de facto asume la necesidad de producir información nacional para encubrir la represión, mientras la usaba como plataforma de difusión sobre la Guerra de Malvinas, con informaciones muchas veces falsas y el tristemente célebre título: “Estamos ganando”.

Raúl Alfonsín (1983 y 1989), apoyó el crecimiento de la agencia e impulsó la apertura de una corresponsalía en Europa, pero pocos años después durante los dos gobiernos de Carlos Saúl Menem (1989-1999) y el de Fernando de la Rúa (1999-2001), hubo intentos por liquidar la agencia.

En el año 2001, últimos estertores del gobierno de De la Rúa, se unificaron los medios de comunicación públicos (TV Pública, Radio Nacional dentro del Sistema Nacional de Medios Públicos.

El gobierno de Mauricio Macri (2015-2019), también ensayó una intentona de reestructuración que incluyó el despido de más de 367 trabajadores en el año 2018, pero la intervención de la Justicia y tras un histórico paro –el más importante de la historia periodística argentina-, todos esos empleados pudieron volver a su trabajo. El intento de Javier Milei, por lo tanto, se encuentra con una historia de fracasos, una fuerza gremial importante y un entramado jurídico nada fácil de sortear.

EL CIERRE: RAZONES VAN, RAZONES VIENEN

Una agencia de noticias es una especie de mayorista de la información, un espacio que provee a medios de comunicación de su propio país y del mundo. De los 35 estados soberanos en América Latina y el Caribe, al menos 10 de ellos cuentan con agencias estatales de noticias.

El actual debate político-ideológico sobre el intento de cierre de la agencia argentina se centra en unos pocos ejes: su financiamiento, el agujero fiscal que genera, que concentra un flujo de información que perfectamente podría ser reemplazado por Twitter, y, por último, que ha sido una usina de propaganda kirchnerista, y que la información producida allí no la usa nadie.

En tiempos de posverdad y fakenews y conceptos que circulan a toda velocidad, sin contrastación alguna y se repiten ad-infinitum, resulta necesario rebatir algunos de estos argumentos:

Télam es un espacio informativo concebido para consagrar el derecho a la información, propiciar una circulación plural de las noticias, impulsar el respeto el federalismo y –sobre todo- propender a que la información no se conciba como una mercancía, sino como un derecho de todos los habitantes de Argentina.

Desde ese punto de vista, quienes defienden su permanencia sostienen que el criterio de evaluación de ésta no puede ser económico, como si se tratara de un supermercado. La comparación pertinente sería con un hospital público o una universidad pública, pues se trata de sostener una política pública (el derecho a la información, la salud, y la educación) y NO la obtención de lucro, algo que, de ocurrir, dejaría a los consumidores y ciudadanos a la intemperie, o a merced de “el mercado”.

COBERTURA Y USO DE SUS PRODUCTOS INFORMATIVOS

Télam es la única agencia de noticias con corresponsalías en toda Argentina, en sus 23 provincias (ver mapa).

En las últimas dos décadas el modelo de negocio de los grandes medios argentinos (y de los nuevos y más pequeños), caracterizado por redacciones cada vez más chicas y dependientes del material de agencias “se construyó sobre la base de su abultada y confiable cablera”, sostiene la periodista Laura Carpineta.

Un relevamiento del sindicato de prensa de Buenos Aires (Sipreba), revela que en octubre de 2023 la agencia tenía como clientes pagos a 803 medios y, sólo ese mes, se publicaron 20.261 piezas informativas: 12.844 fueron cables (como se llama a los artículos), 6.030 fotos, 761 boletines (de radio), 402 videos, 153 audios, 72 infografías. En total, se registraron 450.005 descargas o visitas totales.

¿USINA DE PROPAGANDA?

A pesar de que Télam existe hace casi 79 años, y que el kirchnerismo nació en 2003, la derecha vino construyendo la idea de que la agencia históricamente ha sido una usina de pensamiento kirchnerista, obviando el evidente cortocircuito que se produce con el sencillo ejercicio de dibujar dos líneas de tiempo y sobreponerlas.

Es cierto sí, nobleza obliga, que la línea editorial durante muchos gobiernos ha sido aprovechada para direccionar la información y también invisibilizar temas, una situación que atañe a los gobernantes y no a la agencia misma.

LA HIPÓTESIS DEL APAGÓN INFORMATIVO

Quizá la verdadera razón de esta intentona gubernamental haya que buscarla no tanto en lo que Télam hace mal, sino –por el contrario- en lo que Télam hace bien.

El intento de cierre, privatización (o cualquiera que sea la forma que tome finalmente esta embestida) se produce en momentos en que la realidad económica del país muestra signos de un empeoramiento cuya velocidad tiene escasos antecedentes (o ninguno) en la historia argentina, y nada hace prever que estos guarismos se modifiquen en favor de las grandes mayorías, tremendamente golpeadas por una inflación que –aunque en gran medida responsabilidad de la administración anterior- Milei multiplicó.

En este escenario es difícil que los medios oficialistas, vinculados al poder económico, e incluso medios medianamente opositores tengan los recursos, el impulso editorial o la decisión de publicar despidos, huelgas o atisbos de resistencia y conflictividad que ocurran en las provincias durante los próximos meses, que se anticipan ásperos en la relación del Gobierno y los trabajadores.

TÉLAM HACE FALTA

Desde hace más de 30 días, la provincia argentina de Misiones es escenario de un creciente conflicto salarial que unió a policías, docentes y trabajadores de la salud, en un reclamo que crece en extensión y que incluyó varios cortes de rutas y grandes movilizaciones.

Ajeno a la realidad social del país y centrado en X (Twitter) y los memes de la ultraderecha, Milei canta en el Luna Park disfrutando el hecho de que parte de la prensa ignora el conflicto o no tiene desplegados movileros ni corresponsales allí.

En ese contexto, el comentario crece en las redes y perfiles de los periodistas argentinos: “Cuánta falta hace Télam en estos casos”.

IVÁN GAJARDO MILLAS

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación (Universidad de Buenos Aires); profesor de Comunicación y Periodismo (Universidad de Buenos Aires), y editor de la página web de la agencia nacional de noticias Argentina Télam.