Columna de Carlos Cantero: Chile, bajo ataque, ¿terrorismo o crimen organizado? ¿ignorancia o complicidad?

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Por Carlos Cantero
Actualizado el 29 de abril de 2024 - 8:30 pm

El terrorismo y el crimen organizado comparten algunas características, pero sus motivaciones, objetivos, métodos y estructuras, difieren significativamente. Por cierto, ambas usan el terror para lograr sus objetivos y tienen redes internacionales. Pero, tienen grandes diferencias y es crucial comprender esas distinciones para desarrollar estrategias efectivas de prevención y combate contra ambos flagelos.

Por CARLOS CANTERO / Foto (referencial): AGENCIAUNO

A propósito del premeditado crimen y vejamen de tres carabineros, con crueldad inusitada, procedimientos inhumanos y degradantes de la dignidad, cuyos cuerpos fueron quemados (vivos o muertos), debemos decir que se trata de una muestra de poder, que intenta subvertir el orden, en un territorio que se transforma en reconocido corredor internacional de tráfico de drogas (según la Unión Europea).

El método observado sobrepasa el terrorismo y pertenece al ámbito del crimen organizado, descrito en la Convención de Palermo, de las Naciones Unidas, mucho más peligroso y sangriento que los actos terroristas.

Nos amenaza un conflicto de largo plazo, asimétrico y de baja intensidad, sin declaratoria, que usa el denominado “Conflicto mapuche”, como fachada para encubrir las actividades del crimen organizado internacional, por ser un territorio de baja gobernanza y la presencia de una gran cantidad de puertos y combinaciones intermodales.

A propósito del título de esta reflexión. El terrorismo y el crimen organizado comparten algunas características, pero sus motivaciones, objetivos, métodos y estructuras, difieren significativamente. Por cierto, ambas usan el terror para lograr sus objetivos y tienen redes internacionales. Pero, tienen grandes diferencias y es crucial comprender esas distinciones para desarrollar estrategias efectivas de prevención y combate contra ambos flagelos.

Hasta ahora los medios de comunicación y las autoridades parecen confundidos, hablan de acto terrorista, evitando reconocer o asumir la presencia del crimen organizado internacional, que se ha establecido en Chile.

Hace algunas semanas publicamos la serie: Chile bajo ataque (ver nota aparte), en la que se describen los “conflictos asimétricos” o “guerra de cuarta generación”. Nuevas formas de confrontación que mezclan “objetivos políticos”, con los “objetivos del crimen organizado”, descrito en la Convención de Palermo, que Chile suscribió. Hay muy evidentes diferencias entre terrorismo y crimen organizado, en primer lugar la motivación, en las figuras legales posibles de aplicar y en relación al uso de la fuerza.

El terrorismo busca principalmente generar miedo en la población, o presionar a un gobierno u organización, para lograr objetivos políticos, ideológicos o sociales. Responde a motivación política e ideológica, tiene una estructura organizacional de comandos con gran autonomía, descentralizados y distribuidos, obtienen su financiación de sus redes de apoyo, del tráfico de armas, del robo a bancos o comercios y del secuestro. Usa la violencia regulada o extrema, como atentados con bombas, matanzas para generar el terror intimidatorio en la comunidad, para ello realizan ataques violentos contra civiles o militares, destruye infraestructura o busca dañar o eliminar símbolos importantes para generar impacto psicológico y mediático.

En cambio, el crimen organizado busca poder y el dinero de actos criminales, para ello busca corromper las instituciones y la institucionalidad (las personas y procesos). Tiene una estructura jerárquica muy definida, con roles especializados y cadenas de mando jerarquizadas y una red de complicidades (corrupción). Se financia con los recursos propios fruto de sus actos ilícitos. Busca acceder al poder, desestabilizar la institucionalidad (anomia), aumentar la conflictividad, dominar territorios para su operatividad. Todo esto con el propósito de establecer un sistema para la obtención de ganancias por medio de actividades criminales e ilícitas. Tiene una mirada de largo plazo, usando métodos mimetizados, discretos y sigilosos, hasta que muestra su sangriento poder.

En América Latina hay múltiples ejemplos de países con estas situaciones, con presencia del crimen organizado y redes del narcotráfico global: Venezuela, Cuba, México, Bolivia, etc. Ahora, se extiende el proceso, vía estrategia de migraciones forzadas, toma nuevos territorios, incluido Chile.

Espero que los medios de comunicación: radio, diarios, revistas y la televisión corrijan su mirada. Pido a las redes sociales que nos ayuden en este proceso. Al Presidente Boric, respetuosamente le pido: basta de grandilocuencia y anuncios vacíos. Al Parlamento pedimos coherencia, consecuencia y oportunidad. Chile tiene todos los elementos y condiciones para detener en unas semanas esta escalada de violencia. Sólo se requiere decisión política, sentido común, algo de coraje y superar la pusilanimidad. Si no actúan ahora, esa incoherencia y cobardía, dejará a Chile a merced del crimen organizado y a décadas de sangre y dolor.