Una Rumania goleada espera a Chile

Imagen del autor

Por Jorge Castillo Pizarro
Actualizado el 11 de junio de 2017 - 2:39 pm

La selección de los Cárpatos perdió este sábado 1-3 ante Polonia en partido clasificatorio para Rusia 2018. Poco para rescatar del próximo rival de la Roja.

 Un desempeño acorde con su mediocridad de los últimos años mostró este sábado Rumania -último examinador de Chile antes de la Copa Confederaciones- al caer 1-3 ante Polonia en un partido válido por las clasificatorias europeas rumbo a Rusia 2018.

El goleador polaco y astro del Bayern Munich Robert Lewandowski anotó los tres tantos de su selección –dos de ellos de penal- que se mostró superior a una escuadra rumana encerrada inútilmente atrás y que solo se atrevió a atacar cuando ya perdía por goleada y quedaban pocos minutos para el término del encuentro.

Siete meses atrás Rumania ya había sido humillada 0-3 por la misma Polonia. Para más remate, en casa. Eso puede explicar que ahora de visita los rumanos dirigidos por el alemán Christoph Daum eligieran un sistema ultra defensivo para frenar a Lewandowski y compañía.

Daum optó por un despliegue 5-4-1, pero Polonia dio un buen ejemplo de cómo vulnerarlo, lo que seguramente fue visto por Pizzi. Pases filtrados y rápidos desbordes por las orillas. Combinación letal que perfectamente Chile podría replicar el martes 13 en el estadio rumano de Cluj.

Porque si ya la propia Rusia sinceró un respeto inusitado ante la Roja es lógico pensar que Rumania demostrará lo mismo. No en vano ninguno de sus jugadores tiene el nivel de Sánchez y Vidal. Algunos que juegan en Italia y Bélgica es lo más decente que puede exhibir el rival del martes.

A lo sumo, cuando se decidió a atacar mostró delanteros rápidos, especialmente por los flancos. El afán fue enviar centros a ver si alguno lo agarraba su pivote Florin Andone. El pobre no capturó ninguno, ni tampoco pudo conectarse con los que venían de atrás. De hecho, el descuento fue un tiro de distancia de Bogdan Stancu que se elevó tras golpear en una espalda polaca y esquivar el manotazo desesperado del arquero Wojciech Szczesny.

Fue un atrevimiento postrero y finalmente improductivo. De Gheorghe Hagi y la  maravillosa generación de los años 90 no queda ni el recuerdo.