La Roja después de China: el recambio aún espera
Lo mejor de todo fue comprobar que la Roja se acostumbró a ganar. Acudió a China con un plantel tan suplente como sus adversarios e igual supo quedarse con el título.
Incluso ganó su partido inaugural frente a Croacia en definición por penales sin errar ninguno. Eso demuestra que saludablemente el desplante, aplomo y seguridad de Sánchez, Vidal, Medel, Bravo y demases está permeando a sus reemplazantes. Los seleccionados chilenos ya no enfrentan ese trance temiendo de antemano un desenlace fatal. Ahora es al revés.
Esa primera constatación es una muy buena noticia para Pizzi.
Pero yendo al desempeño global, su primer objetivo era darle minutos de juego a algunos titulares o candidatos a serlo que estaban jugando poco o derechamente mal. Ahí cabían tipos como Beausejour, Vargas, Jara y Paredes. Pudo exigir a los dos primeros, no así a los dos últimos, desembarcados del avión por lesiones.
Vargas ratificó que no pasa por su mejor momento, culpa de su suplencia crónica en la Bundesliga. Más allá de su excelente jugada para el gol de César Pinares frente a Croacia, marró cuanta ocasión de gol tuvo por delante. Razón tenía Pizzi en convocarlo. Sólo jugando afinará la puntería.
Beausejour mantuvo un nivel aceptable, igual que Fuenzalida, otro titular que estiró las piernas en tierras chinas.
Malo fue, en cambio, que no pudiera afinar más a Jara, mal en la U y mejor en la Roja, lo que hace necesario que juegue cuanto pueda. Ideal hubiese sido su presencia, porque marzo y la batalla en Argentina está a la vuelta de la esquina.
Los aspirantes
El segundo objetivo, medir la catadura de jugadores inexpertos o derechamente jóvenes como alternativas de los titulares, fue exagerado al comienzo de esta experiencia por algunos sectores de la prensa.
Si Pizzi descubría una joyita en China, genial. Pero no era algo urgente. Es que los ansiosos olvidaron que la Roja adulta no es solamente la quincena de jugadores que suelen rotarse en la titularidad, sino un plantel donde, excepto en el centro de la zaga, cada titular tiene su reemplazante, tan experimentado como él. Son unos 25 jugadores a los que costará mucho removerlos de aquí al fin de las clasificatorias, incluso a los reservas.
En ese contexto, fue alentador el desempeño trasero de Paulo Díaz Huincahue y de Guillermo Maripán. Aun considerando que no marcaron a artilleros de fuste, igual mostraron seguridad en el marcaje, generando confianza en el resto del equipo.
Considerando que la Roja sólo tiene tres centrales natos -Medel, Jara y Roco- lo de ambos zagueros mapuche fue una buena noticia (ojo con la irrupción mapuche en el fútbol chileno; esta vez, sumando a Beausejour Coliqueo, eran tres los representantes de la etnia en el combinado nacional).
También llamó la atención el desplante del porteño Óscar Opazo en el lateral derecho, y el de Pablo Galdámez y César Pinares en el medio. Debutantes en la selección, los tres sacaron su tarea adelante. En especial Opazo, por su dominio de la franja, y Pinares, que con su gol a tres dedos ante Croacia, demostró que es capaz de aplicar su proverbial buena técnica y mejor disparo en cualquier circunstancia.
También alentó la reaparición de Carlos Carmona, que en la era Bielsa fue un titular recurrente, porque demostró que puede reintegrarse sin más al grupo de volantes inamovibles.
Y mejor aún lo de Esteban Pavez, quien por esas cosas del fútbol no ha logrado a sus 26 años ganarse un cupo seguro en las nóminas de verdad. Disciplinado, dinámico y con buen fútbol, bien puede acudir en caso de emergencia porque es garantía de buen rendimiento.
Leonardo Valencia no logró consolidar sus aprontes de las clasificatorias. Tampoco desentonó, pero le costó marcar autoridad en medio de tanto novato. Debe seguir siendo convocado, eso sí.
En la ofensiva, lamentablemente, hubo menos novedades auspiciosas. Fuenzalida y Vargas coparon dos de los puestos y dejaron poco espacio a los que sí necesitaban mostrarse. Por ejemplo, Junior Fernandes apenas si pudo mostrar algo de su talento. Lo mismo vale para Álvaro Ramos y Ángelo Henríquez.
El que sacó alguna ventaja fue el veloz y potente talquino Ángelo Sagal. Anotar un gol siempre dará un plus a la hora de los descartes. Además, su ductilidad para jugar como lateral izquierdo o volante externo por aquel lado eleva sus bonos. No por nada, Colo Colo y Universidad de Chile le pusieron los ojos encima.
¿Nada nuevo bajo el sol? Tanto como eso, no. Tampoco el periplo chino permitió sacar cuentas tan alegres. En su notebook Pizzi habrá concluido que debe seguir confiando en los de siempre y que, en caso de emergencia, hay unos cinco nombres a los que echar mano. Pero solo en la emergencia.