2016: el año de la rebelión de los postergados
Argentina, luego de cuatro finales perdidas, ganó este año la Copa Davis, sacudiéndose la maldición que pesaba sobre los países latinoamericanos desde que Chile llegara a la final en 1976. Casi nada comparado a lo que lograron los Cachorros de Chicago, que ganaron su primer campeonato de las Grandes Ligas del béisbol después de 108 años de frustraciones.
Ese fue el punto culminante de una temporada pródiga en revanchas de todo tipo. Fueron espinas sacadas, heridas curadas a punta de sacrificio, esfuerzo y cierta cuota de suerte que debe acompañar a todo deportista.
Un 2016 extraordinario para los postergados, o para los desafiantes de favoritos, como les sucedió el 19 de junio a los Cavaliers de Cleveland, cuando con un triple de Kyrie Irving faltando menos de un minuto superan 93-89 a los Warriors de Golden State en el séptimo juego de la final de la NBA para coronarse tras haber estado abajo en la serie 3-1 (era la primera vez que ocurría algo así en la historia).
Y los Warriors eran amplios favoritos, después de una temporada regular simplemente espectacular, que culminó el 13 de abril con Stephen Curry anotando 45 puntos en el 125-104 sobre los Memphis para establecer un récord de 73-9, rompiendo la marca de 72-10 impuesta en 1995-96 por los Bulls de Chicago de Michael Jordan. Pero los Cavs tenían a LeBron James para torcer el destino.
El mismo 13 de abril marcó en el básquetbol el retiro de Kobe Bryant, quien estuvo a la altura de las circunstancias: anotó 60 puntos en el triunfo de los Lakers 101-96 sobre Utah. El tercer mejor anotador de la historia de la NBA realizó 50 tiros de campo (encestó 22) para decir adiós a lo grande tras 20 campañas como superestrella.
Superestrellas también brillaron en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, los primeros que se realizan en Sudamérica tantas veces postergada. Y en medio de grandes cuestionamientos sobre la capacidad del país para cumplir con éxito el desafío, la competencia resultó impecable.
Y también hubo grandes sorpresas, como cuando el 13 de agosto Mónica Puig le gana a la alemana Angelique Kerber para quedarse con el primer oro en la historia de Puerto Rico, que sólo había ganado dos medallas de plata y seis de bronce en su historial.
La bella Puig, de 23 años y sin ningún título importante en el circuito, estuvo realmente inspirada y motivada para llegar a la final y, con un tercer set de ensueño, se llevó la corona y la gloria (6-4, 4-6 y 6-1).
Los JJOO pasarán a la historia también por la decisión del Tribunal de Arbitraje del Deporte que respaldó la decisión de vetar a la delegación atlética de Rusia por los casos de dopaje masivo revelado un año antes en el Reporte McLaren. Rusia terminaría en el cuarto lugar del medallero olímpico, dominado por Estados Unidos, Gran Bretaña y China. Las cosas en su lugar.
Mientras, Brasil acabó con una angustiosa espera para sus seguidores, al ganar en Maracaná la primera medalla de oro en el fútbol olímpico, al derrotar por penales a Alemania con una ejecución de su máxima estrella, Neymar. Fue una verdadera revancha para el mayor generador de futbolistas de excelencia del mundo.
También fue la consagración definitiva (si es que la necesitaban) para las máximas estrellas de los Juegos: Usain Bolt y Michael Phelps.
El nadador, el atleta más condecorado del olimpismo, concluyó su carrera con cinco oros en Río, para totalizar 23 medallas doradas (13 de ellas individuales). Pero la de Phelps también es una historia de redención, luego de superar un oscuro período de adicción a las drogas.
Para Bolt, en tanto, los Juegos Olímpicos representan un par de semanas en lo más alto. No importan tanto sus antecedentes como el máximo potencial que saca a relucir cuando los laureles están en disputa. El jamaiquino firmó su tercer “triplete” de oros seguidos en unos Juegos, revalidando sus coronas en 100, 200 y relevo 4×100 metros. Espectacular y sonriente. Amable y volador, se le echará de menos en Tokio 2020.
A otra que se extrañó este año fue a la rusa Maria Sharapova. La reina de los gemidos convocó en marzo a una conferencia de prensa en Los Ángeles para anunciar que “sin saberlo”, ha estado consumiendo una sustancia (meldonium) recientemente prohibida por la Agencia Mundial Antidopaje. Recibe un castigo de 15 meses de suspensión, pero ya anunció que -a los 28 años- todavía está dispuesta a volver y hacerlo en grande.
Otro que promete dar dura lucha es el serbio Novak Djokovic, quien perdió su corona como número 1 del mundo en manos del escocés Andy Murray. Algo realmente impensado e increí- ble, luego de que Djokovic parecía de otro planeta al acumular en junio 16.950 puntos en el ranking.
Pero el británico demostró -con un segundo semestre de ensueño- que merecía con creces la distinción. Presentó sus credenciales tras ganar su segundo Wimbledon y su segundo oro olímpico. Y luego vino una seguidilla espectacular: Beijing, Shanghai, Viena, París y el Masters de Londres.
En noviembre, dos de las más grandes hazañas del año. Primero, el milagro de los Cachorros, que luego de 108 años sin conquistar la Serie Mundial, rompieron todos los pronósticos al superar a los Indios de Cleveland 8-7 en un inolvidable séptimo juego y ganar su primera corona de las Grandes Ligas desde 1908.
Y el 27 de noviembre, Argentina, de la mano de un contundente y virtuoso Juan Martín del Potro que le gana tres sets seguidos a Marin Cilic para empatar la serie final, se queda por fin con la Copa Davis. Federico Delbonis domina el quinto punto en Zagreb, Croacia, para que los transandinos conquisten su primera Ensaladera de Plata tras cuatro intentos fallidos.
El año deportivo “termina” en diciembre con una doble noticia en la Fórmula Uno. Nico Rosberg, a los 31 años, se corona campeón con el equipo Mercedes y apenas cinco días después anuncia su retiro. “Tenía un sue- ño claro desde que cumplí seis años: convertirme en campeón del mundo. Lo he logrado y lo recordaré por siempre”, dijo el alemán, sorprendiendo a todos.
Fue la suya también una historia de superación y rebeldía. Subcampeón en 2014 y 2015, esta temporada encontró premio a su pasión desenfrenada.
Para acabar con las maldiciones. Para celebrar la rebelión de los postergados.