Columna de José Miguel Ortiz: El despilfarro grotesco de la plata que es de todos

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Por José Miguel Ortiz Vera
Actualizado el 3 de agosto de 2023 - 6:08 pm

Aquí existe un derroche descarado y obsceno de recursos. Hay un gran descuido en el uso de los recursos públicos.

Por JOSÉ MIGUEL ORTIZ / Foto: ARCHIVO

Conocí a Gerardo Silva pidiendo un regalo para una rifa donde se obtendrían fondos para realizar una cena a niños en situación de calle, algo que para él era muy cercano; él también había vivido esa condición. Me llamaba la atención el empeño que ponía en aquellas acciones solidarias, en su notoria humildad, ocupaba el mejor vocabulario posible para ir en ayuda de quienes realmente lo necesitan.

Por tanto, al salir a la luz posibles actos delictuales por todos conocidos de la señora Camila Polizzi (foto principal) y sus cercanos, su figura de hombre sencillo y sufrido resultó inmediatamente ubicable.

Lo que no se sabía es que su fundación En Ti era la “arrendada”. Desde ahí todo raro, tránsfuga, podrido. El objetivo del proyecto: “Talleres para la limpieza de rejillas, bancas y juegos infantiles”, pero ¿qué es eso? ¿cómo se admite? Un nuevo insulto a la inteligencia de las personas, ¿creerán que somos tontos e ignorantes ?

Para que una junta de vecinos obtenga un fondo concursable debe confeccionar un proyecto tipo, hacer encuestas, georeferenciar, adjuntar cinco mil papeles notariales y si se logran alinear los astros, obtendrá un fondo de unos 500 o 600 mil pesos. Por supuesto, se justifica hasta el último peso, como debe ser entre gente decente.

Pero, ¿cómo se explica lo de Camila Polizzi?. 250 millones de pesos asignados en forma directa. Habría que escarbar un poco en la sicología social; fue candidata a cargos de elección popular, no siendo electa, pero obtuvo 6 mil o 7 mil votos; es decir; un “bolsón electoral”, “bolsón” que para un gobernador regional, electo, resulta una suma no despreciable y por ende, en su lógica, merece hacerle “un cariño” a esta aspirante a política. Por cierto, con el reforzamiento, de algún asesor pusilánime, genuflexo y servil.

Pero lo cierto es que el caso Polizzi es sólo uno más de muchos. Financiamiento millonario a proyectos con nombres bonitos, asociados a niñez, violencia intrafamiliar, de cuidados de adultos mayores o de articulación de cualquier cosa, sólo muestran una negligencia inexcusable de quienes dieron el visto bueno y que ahora quieren hacernos creer que es todo absolutamente legal y que con eso basta.

Aquí existe un derroche descarado y obsceno de recursos. Hay un gran descuido en el uso de los recursos públicos. Simplemente alguien decidió regalarles dinero a manos llenas a un conjunto de corporaciones y fundaciones cuyo trabajo final tendrá un impacto nulo en las regiones.

Quizá en el gobierno regional no sabían qué hacer con el dinero, y si bien han financiado proyectos muy potentes, han decidido financiar otros que sólo son un relleno en el presupuesto y generan un beneficio financiero a quienes ejecutan esos proyectos ideológicamente falsos.

No bastará hacer una auditoria para que sepamos qué pasó. Una auditoria revelará que los proyectos siguieron los procedimientos y que todos, o casi todos, entregaron la garantía del 10% que aquí se exige. Pero no medirá el mérito del proyecto, no establecerá con quien habló cada uno de los beneficiarios para lograr su adjudicación y tampoco podrá chequear adonde finalmente fue el dinero. Se hace muy necesario que el Gore Biobío publique en su web todos los convenios y rendiciones de gastos, y que todos los ciudadanos puedan fiscalizar.

El gasto en ropa interior, o los restaurantes caros, puede ser un tema menor. Lo relevante es que alguien se haga responsable de haber entregado tanto dinero a ese y otros proyectos innecesarios o descaradamente sobrevalorados.

Es hora de que las responsabilidades políticas también se hagan efectivas, y eso incluye a quienes evaluaron los proyectos y a quienes los autorizaron. El despilfarro que hemos visto no puede ni debe seguir.