Colo Colo se cobró revancha de O’Higgins, pero su venganza no fue completa: 2-0

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Por Eduardo Bruna
Actualizado el 15 de julio de 2023 - 4:02 pm

A nadie podría haberle extrañado que el primer tiempo hubiera concluido 3-0 o 4-0 a favor del Cacique. Esta vez el equipo de Quinteros tuvo mucha más claridad y llegada, pero su eficacia a tiro de gol sigue estando al debe.

Por EDUARDO BRUNA / Fotos: PHOTOSPORT

Se cobró revancha Colo Colo frente a O’Higgins, que en la primera rueda le había propinado, en Rancagua, una contundente goleada de 5-1. Pero, más allá de los tres puntos, el Cacique dejó ir una excelente oportunidad de tomarse una venganza completa. Sobre todo, por lo hecho en el primer tiempo, en que su superioridad fue tan manifiesta que el 2-0 final se antoja más que mezquino.

Y es que, concluido ese primer lapso, a nadie hubiese podido extrañar que el marcador hubiera escalado hasta un categórico tres o cuatro a cero a favor del cuadro popular. Si eso no se produjo fue, fundamentalmente, por la escasa pericia de los atacantes albos, que esta vez sí supieron procurarse todas esas oportunidades de gol que en otros partidos han escaseado.

Con varios titulares fuera, “dosificando” Quinteros para el encuentro del martes frente al América de Minas Gerais, por Copa Sudamericana, Colo Colo, cojo y todo, era más que un O’Higgins que, salvo el aporte de Facundo Castro, mostraba muy poco, como no fuera un aceptable orden defensivo para mantener la paridad. Sólo el uruguayo era factor de preocupación, por una banda donde Wiemberg no daba ninguna seguridad.

Y si decimos que el Cacique estaba cojo, fue porque, también por la banda izquierda, el colombiano Castillo volvía a ser ese jugador de apenas tenues chispazos que, además, es el campeón al momento de tomar malas decisiones. Una cosa, sin embargo, respecto de él quedaba clara: ha tenido partidos peores. Esta vez, al menos, metió un par de centros, esos que se le exigen a cualquier puntero.

Colo Colo había dejado ir una gran oportunidad para abrir la cuenta (remate desviado de Gil desde excelente posición, ante centro del colombiano), cuando encontró temprano la posibilidad de ponerse en ventaja. Una jugada en la que intervinieron los dos Pizarro, concluyó con el remate de Vicente que dio en el brazo abierto de Thaller. Era penal y fue cobrado como tal, aunque uno se pregunta si un jugador que le da la espalda al balón merece ser sancionado de esa forma. Pero, ya se sabe, que la mano casual o la intencional desde hace tiempo se castigan con la pena máxima.

Extrañamente, estando Gil en cancha, le dejaron la responsabilidad a Damián Pizarro, seguramente para subirle el ánimo en caso de anotar. Sólo que el ejecutante, al 90% de los hinchas albos, no era seguridad lo que entregaba. Pero el muchacho, pegándole fuerte a un rincón bajo, pudo por fin celebrar, más allá de que el meta rancagüino llegara a rozarla.

Bajó ostensiblemente el ataque albo en el segundo tiempo. Hacer ingresar a Bouzat por Thompson, para instalar una línea de tres, no pareció lo más criterioso ni adecuado. Para la sensación generalizada, quien debía dejar la cancha era el colombiano.

En algo, hay que reconocerlo, influyó el cambio. Con Bouzat patrullando la banda, jugando por el centro Wiemberg disimuló mucho mejor sus falencias. Tras haber sido un pasadizo frente al uruguayo Castro, en esa posición ya no se vio tan vulnerable. También, frente a un rival tan anémico ofensivamente hablando, desempeñarse en esa zona ya no era tan demandante.

Más allá de ese hecho, y que la ventaja era demasiado mínima, Colo Colo seguía siendo superior. Tuvo, además, a un Damián Pizarro que esta vez sí aportó lo que se espera de un delantero albo. A su fuerza, a su espíritu de lucha, sumó mejores decisiones. Si ya en el primer tiempo, ganando por potencia, le había metido un centro a Castillo como diciéndole “hágalo”, que el colombiano desperdició elevando de forma increíble, en la segunda etapa tuvo no sólo el tino para picar al vacío ante pase profundo de Pavez, sino que, llegando cerca de la línea de fondo, levantó la cabeza para elegir al “Colorado” Gil como destinatario de eso que no podía ser calificado como centro, sino como pase. Y Gil, que ya había anotado por partida doble frente al América, esta vez repitió con un cabezazo no muy potente, pero sí muy colocado.

El resto del tiempo estuvo de más. Recién con el 2-0, O’Higgins intentó algo a juego perdido. Y más de una vez puso en aprietos a Cortés, sobre todo como producto del afán de los hombres que vinieron del banco.  ¿Por qué De Muner no lo intentó mucho antes?

Imposible es, más allá del resultado, no referirse al arbitraje. Y es que hubo dos jugadores rancagüinos que terminaron jugando gratis. Uno fue el paraguayo Castillo, que le asestó un vistoso codazo a Cortés al momento del rechazo. El otro fue Fuentes, que llegando tarde le pegó un patadón a Palacios que pudo traer consecuencias.

Tercer gol de Leonardo Gil en la semana: le marcó dos a América de Minas Gerais y uno a O’Higgins.

PORMENORES

Campeonato Nacional, fecha 17.

Estadio: Monumental.

Público: 31.578 espectadores.

Árbitro: Miguel Araos.

Colo Colo (2): B. Cortés; J. Rojas, A. Saldivia, R. González, E. Wiemberg; E. Pavez, V. Pizarro, L. Gil; J. Thompson, D. Pizarro, F. Castillo. DT: Gustavo Quinteros. Cambios: 46’, A. Bouzat por Thompson; 68’, C. Palacios por Gil y A. Oroz por D. Pizarro; 72’, D. Lezcano por Castillo; 79’, L. Soto por Pavez.

O’Higgins (0): I. González; J. Fuentes, N. Thaller, B. Torrealba; F. Hormazábal, D. Fernández, C. Moya, F. Castro, A. Díaz; E. Moreira y M. Belmar. DT: Pablo De Muner. Cambios: 46’, B. Blando por Moreira; 62’, M. Maturana por Fernández; 75’ A. Castillo por Belmar.

Goles: 18’, Damián Pizarro, penal (CC); 65’, Leonardo Gil, cabezazo (CC).

Tarjetas amarillas: Rojas, Gil y Pavez (CC); D. González, I. González, Torrealba y Castillo (OH).

Expulsado: 37’, Gustavo Quinteros (CC).

 

Mira aquí el gol de Leonardo Gil, que selló el marcador:

Mira aquí el gol de Damián Pizarro, que abrió la ruta al triunfo albo: