La triste historia del animal que muere para salvar vidas
Se llama cangrejo, pero no lo es. Y aunque no es de la realeza, tiene sangre azul. Hace 60 años se desangra, solamente con la finalidad de salvar vidas.
Por ANDRÉS ALBURQUERQUE / Fotos: ARCHIVO
Tiene más de 450 millones de años viviendo como especie; sin embargo, tal vez el hombre termine con su existencia si no se detiene su matanza indiscriminada destinada, irónicamente, a salvar vidas.
Los cangrejos herradura o cacerola solían estar por todas partes del mundo muchísimo antes de que los dinosaurios vagaran por el planeta. Cada primavera, las criaturas de caparazón duro y color arena se reunían para aparearse en enormes montículos a lo largo de las playas de la costa atlántica.
El animalito, que suele llegar a los 60 centímetros de largo y 30 de ancho, está más próximo a las arañas y a los escorpiones que a los cangrejos (¡ni siquiera son crustáceos!), con los que no guarda ninguna relación. Y si ha vivido tanto es porque su cuerpo ha logrado adaptarse a muchos cambios y, en el proceso, adaptó tanto su “sangre” (hemolinfa) que tiene múltiples propiedades antibacterianas. Y, paradojalmente, esa puede ser su perdición.
Su sangre azul, producida por una proteína llamada hemocianina (una variante de la hemoglobina presente en los mamíferos) cuenta con dos átomos de cobre en lugar de hierro. Entonces, cuando el cobre se une al oxígeno, emite la tonalidad azul, que además posee un valor muy apreciado para la industria farmacéutica.
Los científicos empezaron en la década de 1960 a requerir su sangre, pues descubrieron que se coagulaba cuando detectaba toxinas bacterianas. Las vacunas, los fármacos y los dispositivos médicos tienen que ser estériles antes de introducirse en las personas. Un mejor sistema de detección de toxinas suponía un menor riesgo de contaminación para los pacientes, por lo que los pescadores pronto empezaron a recoger y vender estos animales prehistóricos para desangrarlos.
Años más tarde se inventó una alternativa sintética, que desde entonces fue aprobada en Europa como equivalente. Pero en Estados Unidos todavía la recolección de su sangre no está disminuyendo. Por el contrario, está creciendo. Cinco empresas de la costa este -con operaciones en Carolina del Sur, Nueva Jersey, Massachusetts, Virginia y Maryland- drenaron más de 700 mil cangrejos en 2021.
Ese número representa más que cualquier otro año desde que las autoridades empezaron a llevar la cuenta, en 2004. Desde entonces, el número de cangrejos desangrados por la industria se ha más que duplicado. Cada año se realizan en todo el mundo al menos 80 millones de pruebas con este ingrediente derivado de su sangre.
Los científicos encontraron la forma de utilizar el lisado de amebocitos para probar medicamentos y vacunas, y en 1977 la FDA aprobó el lisado de cangrejo para este uso. Desafortunadamente, su sobreexplotación ha llevado a una peligrosa disminución de las colonias.
Y eso llevó, también, a la casi extinción de algunas aves, que se alimentan de los huevos del cangrejo. El gobierno de Estados Unidos ya declaró amenazadas a aves migratorias, como el playero rojizo, cuyo número ha disminuido un 94 por ciento en los últimos 40 años.
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, los cangrejos herradura se han agotado moderadamente a lo largo de la costa atlántica, mientras los de los alrededores de Nueva Inglaterra están son vulnerables a la extinción.
“Nos enfrentamos a este sistema que realmente prioriza el dinero sobre la salud de la población. Y las consecuencias lo demuestran”, afirma Larry Niles, biólogo especializado en fauna salvaje y líder de la Coalición para la Recuperación del Cangrejo Herradura.
Por ahora, los cangrejos siguen siendo recogidos a mano en las playas o sacados desde el fondo del océano con redes. Cientos de ellos se apilan en barcos, se cargan en camiones y se llevan a instalaciones de desangrado.
Allí, los técnicos de laboratorio perforan el corazón de los cangrejos y los drenan vivos, a veces durante ocho minutos, lo que puede agotar más de la mitad de su volumen de sangre azul. En Massachusetts, algunos de los cangrejos desangrados se venden para matarlos y utilizarlos como cebo. En estados como Carolina del Sur y Nueva Jersey, los animales se entregan de nuevo a los pescadores, que los devuelven al océano.
Es una pesca atípica, porque los animales no se venden para ser comidos. Es una utilización atípica de animales en medicina, ya que los cangrejos no se desangran en la fase de investigación, y no son de sangre caliente.
Rich Gorman, investigador de la Facultad de Medicina de Brighton y Sussex (Inglaterra), espera que se regule la caza en Estados Unidos y en otros países. “Una manera de evitar que disminuya su población es utilizar solo el 30% de la sangre de cada cangrejo, y después devolverlos al océano. No es tan difícil; sólo se requiere de voluntad y respeto por un animal que puebla la Tierra desde hace tanto tiempo”.