Mosa y la Garra Blanca ponen en riesgo a Colo Colo
La Cámara de Diputados tiene en la mira al hombre fuerte del club albo y pidió a la ANFP investigar sus vínculos enredosos con la barra brava. En los próximos días se sabrá si el mandamás de Blanco y Negro es puesto en regla.
Un balazo tan certero como el que les quitó la vida a 250 víctimas en Colombia fue el que acertó John Jairo Velásquez en el corazón del fútbol chileno.
Instigado por el ex líder de la Garra Blanca, Francisco Muñoz, “Pancho Malo”, de visita en Medellín, el sicario favorito del fallecido narcotraficante Pablo Escobar Gaviria grabó un video arengando a los hinchas albos en la previa del recién pasado superclásico del fútbol chileno e insultando al presidente de Blanco y Negro, Aníbal Mosa, a quien amenazó violentamente.
Horas después de la difusión del video-amenaza, la PDI detuvo a otro ex líder barrista, Claudio Hernández, “Kramer”, portando fuegos artificiales y un arma de fuego.
Si los dirigentes del fútbol chileno creían que el avance del cáncer social de las barras bravas estaba bajo un control relativo, la jugada comunicacional de “Pancho Malo” y el arresto del ex jefe de “Los de Abajo” deben ser tomadas como lo que son: una innegable demostración de que los violentistas en el fútbol chileno siguen siendo una amenaza real cuyo combate no debe debilitarse como ha sucedido en el último tiempo.
Acuciada por otros temas que estima más urgentes, la ANFP parece vacilante. Hace la vista gorda ante hechos que son evidentes, como el permiso que dio Mosa a los barristas para que los días jueves se paseen como Pedro por su casa en el Estadio Monumental con la justificación del ensayo con los bombos. Los mismos funcionarios del club han confesado que nadie controla a los “garreros” cuando ingresan al recinto. No hay que atar muchos cabos para sacar conclusiones poco tranquilizadoras.
Y Mosa no ayuda a clarificar las cosas. Sólo afirma que no hay apoyo financiero. Una respuesta insuficiente para un dirigente que creció a punta de gestos populistas y condescendientes con todos los que lo ayudaron en su carrera a la cima.
Aunque la violencia de las barras oscila de un lado a otro, hoy es Colo Colo el que parece más amenazado.
Primero, porque el poderío de la Garra Blanca está viento en popa. Torcer la negativa inicial de la Intendencia Metropolitana para su “arengazo” del sábado pasado y haber reunido a 35 mil hinchas fue una demostración de fuerza elocuente.
Tampoco puede tomarse a la ligera la señal de “Pancho Malo”. Con él todo es posible, como lo demuestra su lamentable prontuario que incluye cercanía en asesinatos. ¿Su vínculo con “Popeye” fue un acto de propaganda superficial o un mensaje a sus adversarios que lo desbancaron del poder? ¿Resurgirá la lucha fratricida en la barra?
Más que actitudes conciliadoras con los “garreros”, el deber de Mosa es separar aguas de ellos e impedir que el club sea cómplice de posibles enfrentamientos.
Al menos, él sabe que está en la mira de las autoridades. Principalmente, de la Comisión de Deportes de la Cámara de Diputados.
Uno de sus miembros, el DC Matías Walker explicó que pidieron a la ANFP investigar la profundidad y real naturaleza de los vínculos de Mosa con la barra “porque hay actitudes de B&N que están al borde de la ley”.
“La relación de Mosa con los hinchas de su equipo está dentro de ese análisis”, respondió la ANFP en alusión al monitoreo que hacen al respecto en todos los clubes profesionales.
Hasta ahora sólo está claro que el planteamiento de la Cámara será abordado en la próxima reunión de dirigentes, pero no que Mosa vaya a ser formalmente indagado.
Como un mensaje de que será implacable ante el menor signo de retroceso en la desvinculación de los clubes con las barras, la directiva de Arturo Salah debería tomarse en serio la solicitud parlamentaria.
Porque –como lo señala el Código de Penalidades y Procedimientos del Tribunal de Disciplina- la propia ANFP puede empezar una pesquisa con un plazo máximo de 15 días de cometido un hecho que lo amerite. El tribunal no puede hacerlo de oficio.
Vaya a saber si la dirigencia se atreva. Es que los eventuales costos para Colo Colo son demasiado altos. Especialmente ahora que marcha abajo en la tabla de posiciones del actual torneo. La pérdida de 10 puntos, que es el castigo deportivo fijado para un club sancionado en este ámbito, lo dejaría en la cola del torneo. Mosa arriesga lo suyo. Aunque le importa nada más que a él, sus ambiciones son demasiado altas como para tolerar una suspensión de 10 años como dirigente deportivo y para ocupar cualquier cargo en la ANFP.
¿Tomará nota del riesgo que se cierne sobre él y echará pie atrás en su vínculo poco claro con la Garra Blanca?
Hasta el momento no ha dado muestras de querer ceder. Tampoco ha trascendido el pensamiento del resto de los accionistas de Blanco y Negro. Una presión de ellos podría hacer entrar en razón al nacido en Siria.
Es que Colo Colo no puede darse el lujo de repetir el “numerito” de su ex hombre fuerte Gabriel Ruiz Tagle, ex ministro de Deportes del gobierno de Piñera, que negó siempre sus vínculos con la Garra Blanca, aunque después todo su tinglado defensivo se derrumbó.
Las próximas semanas aclararán un panorama, hoy nebuloso y que puede mutar a tormenta en cualquier momento si no se toman medidas a tiempo.
Este análisis también lo puedes leer en el periódico Cambio 21.