Colo Colo: cuando el rival no tiene con qué ahogarlo, entonces se cuelga solito…
En un partido chato y pobre, que algo mejoró en la segunda etapa, el Cacique era de todas formas menos malo que Monagas, pero sólo le alcanzó para rescatar un deslavado empate a un gol que de bien poco le sirve.
Por EDUARDO BRUNA / Fotos: PHOTOSPORT
Es tan poquita cosa Monagas, que hasta este zarrapastroso Colo Colo se mostró superior. O menos malo, para ser justos. Pero ni aún así le alcanzó para ganar un partido que debió hacer suyo, si no fuera por una impericia en el área que resulta exasperante. Y no es que esta vez, como tantas, no se hubiera procurado oportunidades de anotar. Las tuvo, sólo que carece del hombre capaz de concretarlas. Damián Pizarro primero, y Leandro Benegas después, dejaron en claro que si el Cacique no aprovecha este receso para conseguir un goleador de verdad, no tiene ningún futuro en el campeonato, y ni hablar en la competencia internacional.
Colo Colo es un cuadro sin jerarquía que se ahoga fácilmente ante cualquier rival, pero cuando un rival, producto de su evidente mediocridad, no puede aproblemarlo, se pone solito la soga al cuello.
Que haya merecido ganar, en Maturín, es una afirmación tan cierta como inoficiosa. Porque si los merecimientos no se traducen en goles, de nada sirve haber sido mejor. Y desde ese punto de vista, el discreto 1-1 registrado en Venezuela es la justa recompensa para un equipo limitadísimo, que bien poco tiene que hacer en una Copa Libertadores que no admite tan grosera mediocridad.
Digamos que venezolanos y albos parecían dos equipos de segunda división disputando un torneo chileno. La primera etapa fue tan extremadamente pobre y tan mala, que hasta el árbitro se puso a nivel del bodrio que ambos cuadros estaban protagonizando. El brasileño Braulio Machado demostró reiteradamente no tener ni la más mínima idea de la ley de la ventaja, perjudicando a ambos cuadros por igual.
En medio de ese juego chato y espantoso, Colo Colo de todas maneras hizo un poco más. Mientras De Paul era prácticamente un espectador, su colega Mosquera debió trabajar bastante más. Pero que la etapa concluyera en blanco tuvo más que ver con la impericia de Damián Pizarro que con las atajadas del meta. Porque solo tras una habilitación de Bolados, en lugar de rematar se enredó entero y quiso eludir jugadores sin tener atributos para ello.
Sigue sin entenderse, además, este verdadero capricho de Quinteros de utilizar línea de tres sin tener los jugadores para ello. Tanto Bouzat como Bruno Gutiérrez son discretos marcando, y cruzando la mitad de la cancha dejan de existir.
Reanudado el encuentro, el técnico albo varió su esquema. Sacó a los dos Gutiérrez para el ingreso de Vicente Pizarro y Thompson. Y los dos zurdos, sin continuidad, pero con chispazos dignos de considerar, le dieron un aire nuevo a un ataque albo que hasta ahí se aproximaba a los empellones. Por lo menos los dos muchachos tienen claro que la pelota hay que cedérsela a un compañero, y no dejarla una y otra vez en los pies del rival.
Cuando mejor jugaba Colo Colo, vino el gol de Monagas, producto de un tiro de esquina. En otras palabras, en lugar de ir arriba en el marcador, el Cacique tuvo que remar desde atrás y, lo que es peor, medio groggy todavía por un gol que no se veía por dónde se podía recibir.
Varios perdieron la poca línea que tenían. Y quien llevó el estandarte, una vez más, fue Falcón. El “charrúa” paso de ser el defensor más confiable del “Cacique”, a un zaguero que semeja un mono con navaja. Ya en los descuentos, y a pocos minutos del empate que llegó gracias a la porfía de Benegas y a la suerte de Bolados, que capturó un mal rechazo, el “charrúa” le puso la guinda a la torta. Perdió una pelota fácil, tan fácil como aquella que había perdido frente a Boca, y a De Paul no le quedó otra que derribar al delantero que lo enfrentaba en solitario. Tarjeta roja y un tiro libre que por centímetros no fue penal.
Como sea, si registramos las oportunidades claras de gol, Colo Colo tendría que haber ganado por puntos, como en el boxeo. Sólo que aquí las tarjetas no cuentan y lo único que vale es el gol. ¿No es verdad, Benegas, que estando solo, pero absolutamente solo, y teniendo hasta tiempo de elegir el lugar del cabezazo, enviaste la pelota fuera?
La historia decía que, desde su primera confrontación frente a un campeón venezolano (Deportivo Italia, 1963), Colo Colo había ganado siempre en tierras llaneras. Pero eran otros tiempos. Fue cuando el Cacique tenía jugadores menos torpes que con los que ahora cuenta.
PORMENORES
Copa Libertadores, Grupo F, cuarta fecha.
Estadio: Monumental de Maturín.
Público: 10 mil espectadores, aproximadamente.
Árbitro: Braulio Machado, de Brasil.
Monagas SC (1): O. Mosquera; A. Romero, R. Ramírez, C. Rodríguez, H. Cummings; C. Rivas, R. Iriarte, E. Castillo; E. Carrión, D. Martínez, E. Navas. DT: Jhonny Ferreira. Cambios: 83’, M. Arroyo por Navas y F. Basante por Romero; 90+6’, S. Herrera por Rivas.
Colo Colo (1): F. De Paul; M. Falcón, A. Saldivia, D. Gutiérrez; B. Gutiérrez, C. Fuentes, E. Pavez, A. Bouzat; L. Gil; M. Bolados y D. Pizarro. DT: Gustavo Quinteros. Cambios: 46’, V. Pizarro por B. Gutiérrez y J. Thompson por D. Gutiérrez; 71’, M. Rojas por Gil y L. Benegas por D. Pizarro; 90+1’, B. Cortés por Bolados.
Goles: 62’, Rubén Ramírez, cabezazo (M); 84’, Marcos Bolados (CC).
Tarjetas amarillas: Romero, Ramírez, Castillo y Cummings (M); Falcón, Benegas (CC).
Expulsado: 90+1’, Fernando De Paul.