Copa América 1983: el grito de un pueblo
El décimo año de gobierno militar en Chile encontró a la nación sumida en una profunda crisis social, política y económica, que se acentuaba cada día bajo la mirada impiadosa de un régimen que poco hizo por calmar las demandas de una población que, además, clamaba justicia y amparo ante los constantes atropellos a los derechos humanos que por ese tiempo se verificaron.
En ese contexto, hablar de fútbol permitía zafar por noventa minutos de la constante realidad que golpeaba sin cesar al país. La Copa América de 1983, encontró a Chile como subcampeón en ejercicio, y lo emparejó frente a Uruguay y Venezuela en la lucha por un cupo a las semifinales del certamen.
Tras caer de manera ajustada y polémica en Montevideo por 2-1, la Roja derrotó a Venezuela por 5-0 en el Estadio Nacional, quedando con la primera opción de abrochar su avance tan solo con derrotar a los charrúas en Santiago.
Nuestro país conocía desde mayo de aquel 1983 el significado de protestar contra el régimen: “Ha llegado la hora de pararse y decir: Ya Basta” era una consigna que sin destinatario claro se asumía como un mensaje directo a Pinochet y la junta.
Hacia julio de aquel año, el descontento popular se hizo más notorio y valiente, y el saldo cobarde de represión por parte de los aparatos de seguridad del Estado no hizo más que acrecentar las vías de escape de la sociedad chilena, expresadas en los cacerolazos, los paros, los gritos en las calles y los simples gestos que marcaban el rechazo al dictador.
En los días previos al 11 de septiembre de 1983, la quinta gran manifestación dejó un saldo trágico de nueve víctimas fatales. En ese enrarecido ambiente, la programación del partido entre chilenos y uruguayos se fijó a las 17 horas, con luz de día que permitió que los primeros minutos se disputen con un agradable sol que anunciaba la primavera que se avecinaba.
En la cancha, los visitantes recurrieron al repertorio más violento del que se tenga memoria en canchas del Nacional. Olivera, Montelongo, Agresta y De los Santos hicieron sentir de manera absurda y artera eso de la “garra uruguaya”, ejemplificado en el brutal codazo de Olivera a Oscar Arriaza, quien sufrió fractura dental y debió ser reemplazado.
A pesar de lo anterior, Chile manejó tempranamente las acciones tras el 1-0 propiciado por un gran desborde de Rubén Espinoza, que fue interceptado por el capitán Rodolfo Dubó a los nueve minutos de partido. Las casi cincuenta mil personas asistentes al Nacional (que no se llenó previendo un difícil retorno a los hogares) debieron esperar recién hasta el minuto 80 para respirar aliviados: Juan Carlos Letelier anticipó a los gigantes uruguayos en defensa y conectó un centro de Juan Carlos Orellana que puso el 2-0 final.
Increíblemente, y pese a golpear durante el resto del partido, el juez argentino Teodoro Nitti no expulsó a ningún jugador uruguayo. Tras el pitazo final, los incidentes se movieron a la zona de camarines donde Alfredo de Los Santos se entreveró con un reportero.
Así, Chile quedó con la primera opción de avanzar a semifinales, para lo cual tendría que derrotar a la débil Venezuela en Caracas. El 21 de septiembre de 1983 se anotó como una nueva decepción en la bitácora de La Roja, al no pasar del empate sin goles en el estadio Brígido Iriarte.
Tras ello, el combinado nacional jugó solo un partido en Santiago, en 1984, retornando a Ñuñoa recién en febrero de 1985, cuando la gente ya se había convencido que era posible derribar a Pinochet. Eso sí, los últimos años de dictadura trajeron nuevos y oscuros episodios que hirieron el alma nacional.
PORMENORES
Copa América 1983, Grupo 1
Estadio Nacional, Santiago de Chile
Árbitro: Teodoro Nitti (Argentina)
CHILE (2): Roberto Rojas, Rubén Espinoza, Leonel Herrera, René Valenzuela, Alejandro Hisis, Rodolfo Dubó, Juan Soto, Luis Rojas, Juan Carlos Letelier, Óscar Arriaza (Juan Carlos Orellana), Jorge Aravena.
DT: Luis Ibarra.
URUGUAY (0): Rodolfo Rodríguez, Walter Olivera, Eduardo Acevedo, Néstor Montelongo, Nelson Agresta, Washington González, Jorge Barrios, Wilmar Cabrera, Alfredo de los Santos (Carlos Aguilera), Roberto Luzardo, Jorge Villazán.
DT: Omar Borrás.
GOLES: 9’ Rodolfo Dubó (CHI), 80’ Juan Carlos Letelier (CHI).