Columna de Arturo Rodríguez: La música está de duelo, murió Ryuichi Sakamoto

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Por Arturo Rodríguez
Actualizado el 2 de abril de 2023 - 7:43 pm

El creador de la banda sonora de grandes películas, como “Babel”, “El último emperador” y “El pequeño Buda”, y de la apertura de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, falleció a los 71 años.

Por ARTURO RODRÍGUEZ / Foto: ARCHIVO

El drone-back de la escena final del film “Babel” (2006), de Alejandro González Iñárritu, debiese estar al menos, dentro de los finales mejor logrados y más emotivos del siglo cinematográfico actual. Es aquella en que la protagonista, desnuda, sorda, sola y desamparada en la terraza de un colosal edificio de Tokio, está a punto de lanzarse al vacío para decir adiós al mundo globalizado que se le vino encima, cargado de soledad, deficientes relaciones interpersonales, prejuicios y odiosos choques culturales.

Detrás de aquella escena sublime está la poesía hecha música de Sakamoto (71) quien ha fallecido el viernes último.

Acostumbrado a relacionarse con el cine, en donde incluso ofició de actor en la recordada película “Happy Christmas Mr. Lawrence”, de Nagisa Ōshima, junto a David Bowie, Sakamoto fue además productor de diversas obras ajenas y propias, y dejó huella como musicalizador cinematográfico como en la mencionada “Babel” y su track “Bibo No Azora”, en donde compartió el Oscar a Mejor Banda Sonora de ese año con Gustavo Santaolalla (“The Last of Us”).

De su autoría y realización también es la banda sonora de “El Último Emperador” (1987), con la cual ganó el Oscar, el Grammy y el Globo de Oro de ese año; “Refugio para el amor” (1990), y “El Pequeño Buda” (1993), todas de Bernardo Bertolucci, y la mencionada del “Señor Lawrence”. Entre decenas.

Qué hace que una persona tenga una historia de realizaciones tan prolíficas como virtuosas y se dé maña para colaborar con personas de la talla de un David Sylvian (“Forbbiden Colours”), Thomas Dolby (otro genio), Pedro Almodóvar (“Tacones Lejanos”, 1991), David Byrne o Iggy Pop..? Y que por otro lado sume al deporte con la música de apertura de los Juegos Olímpicos de Barcelona ‘92.

Simple (o no tanto): Talento, sensibilidad, don de la ubicuidad. En su caso, zen.

No es por nada entonces que Sakamoto, influenciado por Debussy, pero asimismo influencer de la música electrónica en sus comienzos, deje una huella entre los notables.

Usted que no estaba familiarizado para nada con su nombre, con su marca, con su sello, le propongo que parta escuchando “1996”, CD sin desperdicios en colaboración con Jacques Morelenbaum, y prosiga con su álbum “Beauty” (1989, remasterizado en 2021).

Sintiéndolos, hará suya la emocionalidad del músico, activista, compositor, productor, escritor, cantante, pianista y actor japonés Ryuichi Sakamoto y todas sus facetas: Preocupado de la hambruna en el mundo, activista antinuclear, atento a la violación de derechos de autor. Colaborador y fundador de la ap Bank, ONG con foco puesto en la conservación de la naturaleza y apoyo a pequeños empresarios, y creador de Commons, la plataforma discográfica más grande de Japón basada en el colaboracionismo entre artistas.

Una vez más, un artista grande nos viene a enseñar que su obra y el medio, más su enorme corazón, son el mensaje.