Fútbol: ¿cuál va a ser la explicación de la ministra Javiera Blanco?
La oposición, que le tiene ganas desde hace tiempo, la acusa de haber contratado cuatro asesores “en comisión de servicio” a través de Gendarmería. Javiera Blanco se defendió señalando que ello es legal y que un par de esos funcionarios tenía como tarea estudiar lo que pasa en el fútbol chileno, en la ANFP y en los clubes. A un año del fin de la nefasta gestión de Sergio Jadue, sin embargo, el Ministerio de Justicia sigue inoperante y sin decir “esta boca es mía” acerca del mayor escándalo en la historia del deporte nacional.
El deporte, concretamente el fútbol, salió al baile en esta polémica entre Javiera Blanco, ministra de Justicia, y la oposición. Criticada en su momento por el mal funcionamiento del Sename y por las escandalosas pensiones de unos pocos funcionarios de Gendarmería, que constituyen todo un insulto para los miserables jubilados de este país, entre otras cosas, Blanco ahora ha debido defenderse por la incorporación a su cartera de cuatro asesores en “comisión de servicio”, pero contratados a través de Gendarmería.
Que la ministra diga que esto es absolutamente legal y que la oposición la rebata no es ninguna novedad ni tampoco algo que, a estas alturas, nos deje estupefactos. La clase política chilena, a la cual suponemos informada y medianamente culta, con las excepciones que nunca faltan, sabe de más que algo legal puede no ser necesariamente ético, y que dependiendo del lugar del poder del cual se esté es la actitud que se adopte, sea esta crítica o derechamente alcahuete.
Dicho de otra forma mucho más directa: los ciudadanos de este país conocemos de sobra ya a esta casta privilegiada, como para sorprendernos de defensas a ultranza de los propios y del ataque despiadado hacia aquellos comensales que se llevan los mejores platos del banquete fiscal de parte de los que transitoriamente se sienten ocupando “la mesa del pellejo” por decisiones de una ciudadanía a la cual los políticos en el fondo desprecian, cuestión que a cada rato queda en evidencia.
En otras palabras, que se saquen entre ellos los ojos, a estas alturas del partido ya no nos interesa. Lo que sí nos interesa es que esos ahijados políticos de la coalición hoy gobernante cumplan efectivamente la labor para la cual fueron contratados y justifiquen con trabajo sus sueldos millonarios, en grosero contraste con el salario mínimo y los sueldos de hambre que están pagando hoy los empresarios apelando, como siempre, a la falta de “certidumbre” y a sus eternas “desconfianzas”.
Y es aquí donde la ministra Blanco se queda sin argumentos para justificar la presencia de esos cuatro incorporados a su cartera en “comisión de servicio” puesto que, en su defensa, la secretaria de Estado adujo que los cuatro incorporados –Roberto González Mateluna, Juan Pablo Cárdenas Castro, Héctor Opazo Zamora y Alejandro Pérez-Cotapos Santis, todos ellos con sueldos “reguleques” que fluctúan entre los 3,5 millones y los 4,3 millones de pesos- lo fueron para trabajar en sesudos análisis respecto de la marcha del Sename (Servicio Nacional de Menores) y… la ANFP (Asociación Nacional de Fútbol Profesional).
Y es que estos cuatro asesores fueron incorporados en enero de este año, sin que su eficiente trabajo haya evitado que al Sename se le sigan muriendo niños y se le sigan arrancando en patota precoces “patitos malos”, como en Arica.
Disculpados, en cierta medida, esos asesores que supuestamente agarraron esa papa caliente que constituye una niñez olvidada, vulnerada y vulnerable. Nadie va a corregir en seis meses políticas públicas que por décadas se han manifestado ineficientes. Menos en un país como el nuestro, en que la educación es todo un desastre, los desposeídos viven en verdaderos “ghettos” de miseria y olvido y no hay modo de salir a flote, como no sea hurtando, robando, timando y a veces hasta asesinando. ¿Quién los va a convencer de lo contrario, si muchas veces en un solo “golpe” ganan lo que un simple trabajador obtiene en uno, dos o tres meses, pelando el ajo y sufriendo día a día el Transantiago?
Los que se hicieron cargo del fútbol, en cambio, carecen de cualquier excusa, ministra Blanco. Porque el mayor escándalo en la historia del deporte chileno explotó a mediados del año pasado y usted nos viene a decir ahora que recién en enero de este año se le iluminó la ampolleta de que su ministerio algo tenía que decir y hacer respecto de este inconcebible latrocinio.
Que recién después de hecho público un escándalo que varios veníamos denunciando desde hace tiempo usted haya tomado la decisión de que Sergio Jadue y su mesa cómplice hicieran devolución de los sueldos que ilegalmente se habían otorgado durante todo ese 2015, ¿qué gracia tiene, ministra? El daño ya estaba hecho, el fútbol y los clubes asumían el robo y el despilfarro y usted recién daba señales de que existía en el país un ministerio que hasta ese momento había mirado para el cielo respecto de todo lo que estaba pasando y que ya, verdaderamente, no era un secreto para nadie.
Debemos suponer que su ampulosa frase de que al fútbol se le podía quitar su Personalidad Jurídica fue sólo para la galería. Porque entre el estallido del escándalo y hasta diciembre, nunca se supo nada de la actuación de su ministerio respecto del fútbol. Debemos suponer que usted debe haber pensado “año nuevo, vida nueva”, la noche del 31 de diciembre, en pleno frenesí de parabienes y abrazos, porque en enero de este año pidió la incorporación a su cartera de estos cuatro asesores suyos que le iban a hincar con todo el diente al drama de los niños y a la fiesta desatada de la ANFP y de las Sociedades Anónimas Deportivas que manejan el fútbol chileno.
Raro, pues ministra. Sobre todo si consideramos que entre la huida de Jadue del país para entregarse a las amorosas manos del FBI estos niños del fútbol habían hecho un desgarrador “mea culpa” y, cual Clodoveo, habían decidido quemar todo aquello que habían adorado y adorar todo eso que habían quemado. No sólo eso: hasta los más cercanos cómplices o alcahuetes de Jadue ahora marcaban distancia y programaban una elección que concluyera con la elección de una mesa que, como en la campaña de Carlos Ibáñez del Campo en la década de los 50 en su camino a La Moneda, iba a llegar a la sede de la ANFP con una gigantesca escoba para barrer la mugre y aventar a los delincuentes.
Parece que usted no se la creyó, ministra. Porque Arturo Salah y su mesa asumieron la conducción del fútbol el 4 de enero y usted igual pidió el concurso de esos valiosos asesores que examinarían la realidad de nuestro fútbol.
El tema es que estamos a finales de julio y en siete largos meses al parecer nada han hecho. Porque usted no ha tenido ningún pronunciamiento respecto de este fútbol que, según dicen, está en la ruina o poco menos y que ni siquiera pudo dar comienzo a sus campeonatos oficiales por la huelga de chuteadores caídos a que convocó el Sifup, harto de colusiones directivas y de que les vean las canillas a sus asociados, léase los jugadores.
Contrasta esta desidia, o ineptitud, con la celeridad con que su cartera tomó el caso de la “Maratón de Santiago”, en que en un plazo desusadamente breve falló a favor de aquellos dirigentes que se habían apropiado de la prueba en desmedro de la Federación Atlética.
Mientras el Parlamento, un poder independiente según se nos instruía en esas antiguas clases de Educación Cívica que tanto se extrañan en el presente, ha decidido entrar a revisar y modificar el cuerpo legal que les dio vida a las Sociedades Anónimas Deportivas de este país, que dicho sea de paso han resultado un inmenso fiasco, usted, como representante del Gobierno, otro poder independiente, no ha dicho esta boca es mía al respecto. Entendemos que hoy por hoy esté más preocupada de mantenerse en el cargo que de otra cosa, ¿pero no ha tenido ni siquiera tiempo para llamar a sus asesores y preguntarles en qué va este asunto del fútbol?
Porque de seguro a estos asesores, por lo demás muy bien pagados, no debe haberles parecido para nada normal que el fútbol profesional, desde Jadue y hasta ahora, se haya deglutido a la Federación Chilena de Fútbol, haciéndola en los hechos desaparecer. Hecho para nada trivial, pues ministra, porque ocurre que ha sido precisamente la inexistencia de la Federación el punto de partida para el abuso, para el desfalco de dineros, para el reparto de platas que acallaran las posibles protestas de los clubes y hasta para la evasión de esos impuestos que el Fisco tanto necesita.
Pensando mal (o bien), lo más probable es que estos supuestos asesores suyos, señora ministra, nada hayan hecho. Debe ser el mismo caso de lo que ocurre en el ministerio del Deporte, en que la ministra Natalia Riffo cuenta con un completo equipo de más de 12 asesores, también muy bien pagados, y ninguno de ellos fue capaz de hacerle ver, entre 2014 y 2015, que en el Presupuesto de la Nación había miles de millones de pesos destinados a la construcción, en ese plazo, de 10 de los 30 Centros Deportivos Integrales prometidos por la Presidenta Bachelet en su programa de gobierno. Porque ocurre que, ya a mediados del 2016, todavía no se ve ninguno. Y toda esa plata destinada se perdió no más, pues ministra, por no ser “ejecutada” como se debía.
Con sus asesores puede que esté ocurriendo algo parecido. Como buenos funcionarios integrantes de partido de la coalición gobernante, los tipos se la deben tomar con soda. En una de esas, producen poco o nada, pero sí cobran puntualmente. No se puede pensar otra cosa cuando su ministerio sigue sin pronunciarse, mientras el fútbol sólo se maquilla para seguir pasando gato por liebre.
Espero con ansias la interpelación que en unos días más le hará la oposición, con la diputada Marcela Sabat como interrogadora. No porque este show de la coalición opositora me interese mayormente. Como sabemos en este país desde hace tiempo, “entre bueyes no hay cornadas”.
Es que, ingenuo, espero que en esta interpelación, más que se aclare la forma cómo llegaron estos asesores a trabajar con usted, ministra, se le pida a usted cuenta acerca de cuál ha sido el trabajo que han realizado, el análisis que han hecho del fútbol chileno, su diagnóstico y lo que debe hacer su cartera para poner las cosas en orden y cumplir, de esa forma, con una de las muchas tareas que le corresponden.
Eso siempre que decida derechamente responder lo que se le pregunte y no correrse por la tangente, actitud habitual de los políticos cuando se sienten pillados.
Y siempre que las preguntas de Sabat tengan fondo y no sean, como también ocurre habitualmente con los de su clase, un compendio de banalidades y leseras.