Un émulo de Eusebio rompió el maleficio y Portugal por fin es campeón de la Eurocopa

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Por Jorge Castillo Pizarro
Actualizado el 10 de julio de 2016 - 8:01 pm

Como una señal del camino que debió seguir hace años, los lusos obtuvieron su primer título adulto con un golazo de Éder, su nueva “pantera negra”. No necesitaron al blanco Cristiano Ronaldo, que apenas se mantuvo 25 minutos en cancha.

A sus 28 años, Éder Antonio Macedo Lopes ha vivido buenas y malas.

Incluso durante su paso por la Premier League fue catalogado como un fracaso. Aterrizar en el Lille francés le preparó el terreno para lo que sería su momento más glorioso. El de este domingo, cuando en el estadio Stade de France / Saint Denis, anotó un golazo en la segunda etapa del alargue para darle a Portugal su primer título adulto.

La selección lusa se sacó así la espina más lacerante de su historia. La de la Eurocopa 2004, cuando en su casa dejó escapar la corona ante la sorprendente Grecia pese a contar con una de sus mejores generaciones.

Hoy Portugal hizo de Grecia y Francia de Portugal. ¿Consecuencia? La gloria para los portugueses y el drama para los galos, que recibieron con una elogiable dignidad una derrota inesperada y terrible.

¿Un signo para los nuevos rumbos lusos?

Puede ser. Portugal vivió su época dorada en los años 60, con el Benfica campeón europeo y su selección tercera en el Mundial de Inglaterra gracias a la eclosión de Eusebio, la “pantera negra” venida de Mozambique y que maravilló al mundo con su potencia, habilidad y olfato de gol.

Pero progresivamente –a contrapelo de lo que hicieron con excelentes resultados otras naciones, como Holanda, Inglaterra y la propia Francia- Portugal se olvidó en las décadas siguientes de sus ex colonias y despobló de sus planteles la negritud proveniente en especial de Angola y Mozambique.

Entró así en un terreno que acabó convertido en pantano. La inobjetable técnica de sus jugadores blancos no bastó para sacarla de roles secundarios. Ni siquiera con aquella estupenda generación fracasada en 2004, compuesta por Luis Figo, Fernando Couto, Ricardo Carvalho y Rui Costa, entre otros.

Pero hoy, en una oncena matizada entre blancos y negros, el héroe fue uno de estos últimos. No habrá nacido en Mozambique, pero sí en Guinea, y con el gol más importante para el fútbol luso, Éder marcó una ruta que puede mantener a su país en la cima mundial si logra aceptar que en esta nueva amalgama está la garantía de más éxitos.

SERENIDAD Y BUEN PROVECHO DE LOS MOMENTOS

Las apuestas estaban con Francia. Por ser el local, por haber construido un equipo excelente y por haber labrado la mejor campaña del torneo, dejando en el camino incluso al actual campeón mundial, Alemania.

Portugal, en cambio, llegó trastabillando a la final. Como nos había acostumbrado en tantas eurocopas y mundiales, el equipo de Fernando Santos no convencía a nadie. Buen juego, pero anodino, con un Cristiano Ronaldo solitario arriba, desesperanzado y hasta resignado de no poder propinarle un golpe de nocaut al humillado Lionel Messi, en esa particular lucha entre ambos por ser el mejor.

Tres empates en primera fase, un triunfo en alargue frente a Croacia en octavos de final, otro en definición a penales contra Polonia en cuartos de final y por fin una victoria tranquila en semifinales ante la esforzada pero inexperta Gales.

Aparentemente, hoy no tenía cómo hacerle daño a Francia.

Pero sí lo tenía. Afirmado en una defensa sólida, con las orillas cerradas por Cédric y Rapahel Guerreiro y con un área central que Pepe y José Fonte convirtieron en un túnel oscurísimo en el que desaparecía todo francés que quisiera atravesarlo.

Y para más remate, con un arquero notable. Rui Patricio, el mismo que en 2007 probó el polvo de la derrota ante Chile en la definición por el tercer lugar del Mundial Sub 20. Hoy tuvo cuatro tapadas notables que de no ser por él pudieron darle un merecido triunfo a Francia.

El mediocampo no fue menos. Buen manejo, orden y un conocimiento colectivo dado por la común pertenencia de William Carvalho, Adrien Silva y Joao Mario al Sporting de Lisboa. Los tres apoyados por la nueva estrella Renato Sanches, un chico de color de tan solo 18 años.

Así, la salida en el minuto 24 de Cristiano Ronaldo, cuya rodilla izquierda no soportó un golpe recibido 8 minutos antes, no fue la hecatombe que el mundo pronosticó en ese momento.

Al del Real Madrid lo reemplazó Quaresma, con lo cual el fortalecimiento del medio juego se hizo mayor. Arriba quedó Nani, huérfano del resto e incapaz de imponer su velocidad ante la fortaleza de los gigantes Koscielny y Umtiti.

Con ese orden eficiente y la brillantez de Rui Patricio, Portugal soportó las embestidas francesas. Que no fueron pocas, pero espaciadas después, con el correr de los minutos. Si en el primer tiempo el equipo de Didier Deschamps controló el juego y su ritmo, después, y sobre todo, en el alargue, el juego se abrió y ya el favorito comprendió que la victoria podía no ser suya.

De nada sirvió el notable desempeño del volante Sissoko, cuya velocidad y potencia ni encontró eco en el resto. Al menos, en Griezmann, el jovencito de la película. Esta vez se vio perdido en su rol de mediapunta. No conectó bien con Sissoko, Matuidi y Pogba, y así la elogiada fluidez vertiginosa de los galos se quedó fuera del rectángulo de juego. Hubo muchas ocasiones de gol, pero más bien gracias al ímpetu por llevarse el título que por una interpretación correcta de la partitura de Deschamps.

Hasta la mala suerte acompañó a Francia, como cuando Gignac engañó a Pepe en el vértice izquierdo del área y sacó un tiro que golpeó en el vertical derecho de Rui Patricio. Era el minuto 91…

La veloz corrida de Éder en el minuto 109 fue simbólica. Lo que no pudo hacer en todo el torneo Cristiano Ronaldo, lo hizo este émulo de Eusebio, revalorando el aporte negro a Portugal. Éder impuso su potencia descuajeringando a Koscielny, siguió hacia el centro y gatilló un tiro violento y rasante hacia el poste derecho del pobre Lloris, que se estiró cual Rui Patricio, pero sin su suerte ni categoría.

En el minuto 110 vino el simbolismo definitivo, un término anticipado del encuentro: dejó la cancha Sissoko, el mejor de Francia, y siguió Rui Patricio, el mejor de Portugal. El local se resignaba a la posibilidad de la derrota y la visita se reafirmaba en su hambre de gloria.

Los minutos restantes fueron frenéticos. Por la ansiedad portuguesa para resistir a como diera lugar y por la desesperación francesa ante ese título que con justicia creían suyo pero que no supieron abrochar cuando todo estaba de su parte.

PORMENORES

Estadio: Stade de France, Saint Denis (París)
Árbitro: Marc Clattenburg (Inglaterra)
Público: 80 mil personas

FRANCIA (0): Lloris; Sagna, Koscielny, Umtiti, Evra; Pogba, Matuidi, Sissoko (110’, Martial), Payet (58’, Coman); Griezmann; Giroud (78’, Gignac). DT: Didier Deschamps.

PORTUGAL (1): Rui Patricio; Cédric, Pepe, José Fonte, Rapahel Guerreiro; William Carvalho, Adrien Silva (66’, Joao Moutinho), Joao Mario, Renato Sanches (79’, Éder); Nani, Cristiano Ronaldo (25’, Ricardo Quaresma). DT: Fernando Santos.

GOL: 109’, Éder (POR)

TARJETAS AMARILLAS: Matuidi, Pogba, Koscielny, Umtiti (FRA); Rui Patricio, José Fonte, Raphael Guerreiro, Joao Mario, William Carvalho, Cédric (POR).