[Opinión] Welcome Pizzi, good bye Sampaoli
Esta Copa América Centenario significa la más cordial de las bienvenidas para Juan Antonio Pizzi. Significa además dejar en el pasado, como un gran recuerdo, lo hecho por Jorge Sampaoli y empezar, por fin, a pensar en el futuro y dejarnos de comparar un proceso con el otro.
La consagración de esta camada de jugadores en el Olimpo del fútbol mundial tiene varias razones. Esta copa, la obtenida este fin de semana en Estados Unidos, es el símbolo que llegó para dejar atrás los fantasmas del pasado y también esas eternas comparaciones que poco bien hacen.
Detrás de los futbolistas campeones hay grupos de trabajadores que tienen tanto mérito como Alexis, Bravo, Gary, Vidal y todos los otros. Hablo de los cuerpos técnico y médico. Hablo de Juan Antonio Pizzi y compañía.
“Macanudo” decidió subirse al avión en medio de la turbulencia provocada por las polémicas salidas de Sergio Jadue y Jorge Sampaoli. Tomó el toro por las astas y les tapó la boca a todos aquellos que lo criticaron por los resultados obtenidos antes de la Copa Centenario. Difícil tarea tuvo Pizzi, pero la cumplió a cabalidad.
Lo criticaron porque teníamos muy fresco aun en la memoria ese recuerdo del 2015. Porque recordábamos la magna gesta de Sampaoli. Porque el proceso anterior había sido uno de los más exitosos de nuestro fútbol. Porque los fantasmas del casildense aún rondaban en la Selección.
Esta Copa América Centenario significa la más cordial de las bienvenidas para Juan Antonio Pizzi. Significa además dejar en el pasado, como un gran recuerdo, lo hecho por Jorge Sampaoli y empezar, por fin, a pensar en el futuro y dejarnos de comparar un proceso con el otro.
Sería muy ingrato desconocer lo hecho por el calvo estratego. No es eso. Es dar vuelta la página. Es guardar y atesorar por siempre las alegrías y emociones que nos brindó estando al mando de la Selección, pero por el bien de la Roja, de los jugadores, de todos los chilenos, más nos conviene disfrutar lo que tenemos: dos copas, nada más ni nada menos que un bicampeonato. Dos alegrías distintas. Una que ya fue, pero que permanecerá por siempre, y otra que es.
Ambos técnicos tienen sus respectivos logros. Uno fue importante, el otro lo es, haciendo la respectiva diferenciación del pasado con el presente. Este trofeo de oro nos incentiva y prácticamente obliga a enfocarnos en el actual período, en el de Pizzi, lo que implica decirle adiós a Sampaoli.