Los principales “hacheros” de la historia del fútbol chileno

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Por El Ágora
Actualizado el 6 de enero de 2023 - 8:57 am

A propósito de la elección del defensa nacional Nicolás Díaz como el jugador más violento del mundo de 2022, de acuerdo a la Federación de Historia y Estadísticas del fútbol (IFFHS), elaboramos una lista de los futbolistas de nuestro medio más icónicos en el ítem de “darle” al adversario.

Por EL ÁGORA / Foto: ARCHIVO

Duele elaborar esta lista, principalmente porque es fácil imaginar el sufrimiento de cada uno de los futbolistas que recibieron esas fuertes patadas de parte de los jugadores que vamos a enumerar a continuación.

Autores de golpes de cualquier naturaleza, principalmente alevosas y violentas en años en que esas acciones no eran penalizados como en la actualidad. Lo que en décadas pasadas era una simple reconvención verbal o cuando mucho una amarilla, hoy no sólo constituirían tarjeta roja directa, sino que también varias fechas de suspensión.

El resumen con las salvajes faltas recibidas por Pelé, difundido en las últimas semanas, es el mejor ejemplo.

Esto, a propósito de la elección del jugador más violento de 2022 en el mundo, “distinción” que recayó en el futbolista chileno Nicolás Díaz (foto principal), según la Federación de Historia y Estadísticas del fútbol (IFFHS). El defensor polifuncional formado en Palestino y que actualmente defiende a Tijuana de México recibió cuatro tarjetas rojas en duelos oficiales. El argentino Nazareno Colombo, de Defensa y Justicia, fue expulsado el mismo número de ocasiones, pero el primer lugar fue para nuestro compatriota porque jugó menos partidos: 27 frente a los 45 que disputó el trasandino.

Nicolás Díaz, de 23 años, jugó cuatro encuentros en las Clasificatorias para Qatar. Es hermano de Paulo, central de River Plate, e hijo de Ítalo, que también conocía el arte de “dar”.

El estudio de la Federación de Historia y Estadísticas del fútbol no contempla la violencia de las jugadas, sino que la cantidad de expulsiones. Bajo ese criterio, el futbolista chileno que vio en más oportunidades la tarjeta roja es Moisés Villarroel: 24 veces se tuvo que ir a los vestuarios por motivos disciplinarios.

En el recuerdo de los hinchas está presente la patada que Raúl Ormeño le dio al brasileño Branco.

Pero nuestra lista más que número de expulsiones considera la violencia, como la que mostró Raúl Elías Ormeño el 13 de agosto de 1989, en las Clasificatorias para Italia 90. A los dos minutos en el duelo ante Brasil, fue en plancha directo a la rodilla del zurdo Branco, que por el salvaje patadón no pudo jugar muchos minutos más.

Ormeño era de esos los jugadores que tenían como lema “dar hasta que duela” y por lo visto en el terreno de juego a él pocas veces le dolía.

Y si de hacheros clásicos se trata, no puede estar ausente de esta lista de jugadores que depuraron la técnica de la repartición de patadas el puertomontino Óscar “Indio” Navarro, ex lateral izquierdo de Green Cross, O´Higgins y Católica. “Para algunos hinchas era el Doctor, por una serie de la época. ¡Opere, doctor, opere!, me gritaban, y yo atendía, je”, decía el futbolista apodado “Hacha”.

También en el libro del recuerdo de los “violentos” aparece don Nelson Bonifacio Acosta, un todogolpeador que asumía a la perfección la orden de “pasa la pelota o el jugador, no ambos”. Pero más que por una “chuleta” en particular, su acción violenta más recordada fue un certero codazo en la dentadura de Francisco Las Heras en la peleada definición de liguilla 1978, entre O´Higgins y Unión Española. El entonces uruguayo mandó a volar cuatro dientes del hispano, que además sufrió fractura maxilar. Ambos fueron expulsados y los celestes clasificaron a la Libertadores.

Otro de los ilustres pegadores era Leonel Herrera, central del Colo Colo que disputó la final de la Libertadores 73. Se le conocía, con justa razón, como “Patitas con sangre”, pero para el defensor era un apelativo que no correspondía. “Fueron injustos conmigo, hubo mala intención por parte de la persona que me puso el sobrenombre”, manifestó el padre del futbolista que lleva su mismo nombre, pero que se desempeñaba como delantero.

Leonel Herrera, rudo defensor en Colo Colo y Unión Española, además de la Selección, junto a un compañero con quien hizo dupla: Rafael González.

Pero uno de los más duros era Mario Soto, que cuando defendía a Cobreloa fue acusado por Zico, en la definición de la Copa Libertadores de 1981, de atacarlo con una piedra. “Zico miente cuando habla de piedra. Últimamente parece que se dio cuenta que en español se entendía diferente. Él dice que tengo la mano como una roca. Los partidos eran duros. De los noventa hacia atrás, en Sudamérica era muy difícil jugar, porque el jugador tenía que ser bueno y valiente”, comentó el rudo defensor.

Más cercano en el tiempo aparece en monteaguilino Luis “Chiqui” Chavarría, también conocido por celebrar un gol fantasma. Pero su participación más recordada ocurrió vistiendo la Roja, en un encuentro ante Uruguay en noviembre de 1996 camino al Mundial de Francia. Luego de una brutal patada sacó de la cancha a Enzo Francescoli, principal referente de los charrúas. Pero más que la criminal patada, pasó a la inmortalidad la declaración del sureño: “Gracias a Dios salió lesionado”.

Otro de los futbolistas que le daba a todo lo que se movía era Ricardo González. Era de esos defensores que sabían pegar mucho antes de que el adversario recibiera el balón. Ya averiados, era más fácil quitarles la pelota o bien terminar de tumbarlos. En la misma línea aparece Rodrigo “Kalule” Meléndez, el rey del multipuntapié, esos que individualmente son inofensivos, pero en serie se transforman en insoportables. “Sin VAR hubiese sido otro futbolista”, confesó en La Tribuna, de Inicia Radio, el ex jugador de Cobreloa, Quilmes, Estudiantes de La Plata y Colo Colo.

En otra categoría de futbolistas “duros” aparece Juan Enrique Carreño, que repartió puñetes como si el mundo se fuera acabar en el Parque Schott, en 1998. “Salgo con una expulsión en un tiro libre, bien expulsado lógicamente por un manotazo que pego porque me toca los testículos. Pero es más importante lo otro, Hernán (Caputto) cruza toda la cancha, me saca la madre y me acusa de que les pegaba a los más chicos. Yo le dije que, si me sacaba la madre una vez más, le cortaba la cabeza. Después lo demás está todo grabado y es algo que no me llena de orgullo para nada”, comentó “Candonga” años después.

Para finalizar esta lista, a modo de mención honrosa, nombraremos a los futbolistas que no encontraron nada mejor que descargar su ira contra los árbitros. Miguel Ángel Gamboa, jugando por la Universidad de Chile ante Naval, en 1983, luego de ser expulsado por protestar tomó del cuello al juez Hernán Silva y lo retuvo en el aire por algunos instantes. Héctor Hoffens y Manuel Pellegrini separaron a los protagonistas.

Miguel Ángel Gamboa y una escena inolvidable: cuando tomó del cuello al árbitro Hernán Silva.

Mientras que en 2005, el meta argentino Ignacio González -con pasado en la selección albiceleste- le propinó un certero derechazo al pito Enrique Osses, en un encuentro ante San Felipe en el Valle del Aconcagua. Antes, en 2002, Héctor Toledo, entonces jugador de Lota Schwager, le dio un fuerte puñetazo al juez René de la Rosa, en la Primera B.

Y los más antiguos deben recordar aquella tarde del 9 de agosto de 1970, cuando Elvio Porcel de Peralta, un temperamental volante argentino que se lució en Rangers y Wanderers y que fue expulsado… 97 veces en su carrera, le dio un puñetazo al árbitro Juan Carvajal. Cuenta la historia que Porcel de Peralta, entonces en Unión La Calera, recibió una patada descomunal de Manuel Rodríguez Vega, a la sazón lateral izquierdo de la U. El argentino fue por la venganza y corrió toda la cancha detrás de su agresor, que emprendió rápida huida. Contenido por Alberto Quintano, justo se atravesó el árbitro y Porcel no se aguantó. Necesitaba desquitarse. Lo suspendieron de por vida.

¿Recuerdas más futbolistas que merecen estar en este selecto grupo de los artistas del golpe?