Ahora sí que el Pedagógico está en crisis, educando a larvados pedófilos
Dos estudiantes de la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile, en sus tesis de grado, hicieron toda una apología a la pederastia. ¿Alguien podría negar que la crisis en nuestra educación es tan profunda como la que existe en la salud, la previsión, la seguridad y un largo etcétera?
Por EDUARDO BRUNA / Foto (referencial): ARCHIVO
Leonardo Arce Vidal, quien optaba al grado de Magíster en Estudios de Género y Cultura en América Latina, tras haber estudiado en la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile (conocido desde siempre como “el Pedagógico”), en 2016, y contando con Olga Grau Duhart como profesora guía, tituló su bizarra tesis como “Pedófilos e infantes: pliegues y repliegues del deseo”.
Cuatro años después, es decir, en 2020, otro alumno de la Facultad –Mauricio Quiroz Muñoz-, alentado por su predecesor Arce Vidal, o porque definitivamente algo no le funciona bien en su cerebro, tituló su tesis “El deseo negado del pedagogo: ser pedófilo”. Marcia Ravelo Medina fue su profesora guía.
Si ya los títulos de estas dos tesis preludiaban temas sensibles y escabrosos, las dedicatorias que escribieron estos dos estudiantes no podían sino encender las alarmas acerca del tipo de educación que se está impartiendo en la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile. Y dejar en claro, además, que ambos, en los hechos, estaban realizando toda una apología a la pedofilia.
Leonardo Arce escribió: «Dedicada a los niños y niñas de deseo inquieto, para que alguna vez puedan tocarse y ser tocados sin miedo ni culpa. A los pedófilos de deseo culposo, para que exorcicen su malestar y sus temores por amar a quienes aman», dice el autor al inicio del texto.
Mientras, Mauricio Quiroz se mandó la siguiente perla: «Para escribir sobre semejante asunto se necesita de amiges y amores que brinden opinión sin juicio. A elles, les dedico este hereje texto. Gracias, por su ternura (sic)».
Se entiende que ambas tesis, develadas, hayan provocado tal escándalo y revuelo en las redes sociales. Y se entiende, también, que el Decanato de la mencionada facultad haya tenido que salir al paso de las indignadas críticas.
En un hecho increíble, a través de un comunicado, lamentó los efectos negativos de ambos trabajos, pero se apresuró a bajarle el perfil al asunto, señalando que ambas tesis “son de corte puramente teórico”.
¿Es esa una respuesta digna de una facultad de la principal casa de estudios superiores del país? Como tipos educados y cultos que son, ¿pueden ignorar que en el siglo pasado hubo un demente que escribió “Mi lucha” como simple marco teórico?
Lo puramente teórico, además, se emparenta frecuentemente con lo abstracto, con lo etéreo. Sin embargo, sabemos todos de sobra, a estas alturas de la civilización humana, que la pedofilia no es un tema etéreo ni menos abstracto. Es algo que lamentablemente existe, y que debemos combatir con toda la fuerza del mundo, porque de ninguna manera podemos permitir que nuestros niños sean simples instrumentos para satisfacer las perversiones de depravados.
Agregaron los voceros de la mencionada facultad:
«Lamentamos profundamente sus efectos negativos y por ello queremos reafirmar nuestro compromiso permanente e irrestricto con la defensa de los derechos de niños niñas y adolescentes”.
En otras palabras, la apología de la pedofilia que hacen ambas tesis fue lo de menos. Que en Leonardo Arce y Mauricio Quiroz se develara una clara desviación sicológica, peligrosísima en toda sociedad con mínimas normas éticas y morales, no alertó para nada a estos catedráticos de pacotilla. Porque no es exagerado decir que en ese par de pelafustanes se esconden dos pedófilos. Asumidos o no, da lo mismo. Lo concreto es que no se puede considerar a un niño como un sujeto maduro, con sus principios y valores bien claros y, por lo mismo, capaz de discernir en lo que a temas sexuales concierne. Los niños están para jugar y divertirse. Para aprovechar a concho esa hermosa edad sin obligaciones ni compromisos. Incluso para experimentar un amor platónico hacia un niño o niña de similar edad. Pero no para ser vulnerados por un viejo y además degenerado.
Como decía ese recordado eslogan de la campaña de Salvador Allende, en 1969, “los niños nacen para ser felices”.
La Defensoría de la Niñez señaló estar analizando ambas tesis. Veintiséis profesores del Departamento de Estudios Pedagógicos de la Universidad de Chile, a su vez, manifestaron que “lamentamos que se asocie la idea de pedofilia con el ejercicio docente, especialmente en momentos en que la docencia y los estudios pedagógicos se ven altamente desafiados por la crisis educativa que demanda respuestas a problemas urgentes».
Los profesores expresaron su «más absoluto rechazo a la instrumentalización del pensamiento y el espacio académico, así como la pedagogía, para la elaboración de discursos que se vinculan potencialmente a delitos que vulneran los derechos de la infancia, niñez y adolescencia».
Finalmente, los 26 firmantes hicieron una solicitud «a la autoridad competente para instruir a la brevedad la realización de una investigación sumaria que determine las responsabilidades administrativas que dieron lugar a la autorización de la realización del seminario de título en cuestión, así como también las sanciones y medidas apropiadas para evitar sus ocurrencias futuras».
Es de esperar que esta solicitud no caiga en saco roto. Ya basta de hacer vista gorda frente a tantas desviaciones y a tanto desviado.