Entrenador interino

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Por Gerardo Silva
Actualizado el 27 de septiembre de 2022 - 9:17 am

Esta figura vuelve al fútbol chileno una vez más, un cargo que, generalmente, ocupa un referente del club, esperando quizá, que tenga el eficaz resultado que tuvo César Vaccia hace algún tiempo en la Universidad de Chile, y no formen parte del innumerable grupo de técnicos que fracasaron en el intento.

Por GERARDO SILVA / Foto: EMISORA BULLANGUERA

La figura del técnico interino en el fútbol es extremadamente poco aconsejable para un entrenador, se le priva de la mayor herramienta que debe tener, el «empoderamiento del camarín», su relación interna con el plantel será sencillamente poco valorada por sus dirigidos quienes, en este período, estarán muy preocupados de lo que acontezca semanas después con el técnico que llegue en su reemplazo definitivo. Los medios de comunicación, a su vez, realizando de manera efectiva su trabajo estarán indagando para saber quién será, finalmente, el técnico titular, con la única intención de ser el que primero informe.

Esto genera distracción y perjudica la comunicación, algo que, lamentablemente, los dirigentes no lo evalúan con la debida serenidad. Y si lo hacen, le restan importancia. En esta eventualidad normalmente se precipitan en su decisión y realizan este movimiento para otorgarse a sí mismos el tiempo prudente y necesario para tomar la determinación definitiva, haciendo parecer que la salida del técnico titular los tomó por sorpresa, aunque todos sabemos que un cambio de estas características se viene cuajando desde hace un tiempo, mismo tiempo que tienen para tener claro su reemplazante.

Bueno, dicho esto, generalmente acuden al técnico más valorado de sus series del fútbol joven, lo que a todas luces es un error, sin reparar que un par de semanas pueden ser letales para este profesional. El directorio genera la presión y ofrece este momentáneo puesto de trabajo disfrazado de oportunidad, pero, prácticamente, no le dan otra opción: para ellos sería una ofensa que un funcionario se niegue a asumir el cargo «ofrecido con tanto cariño».

Por otra parte, este joven entrenador, con mucha ilusión, legítimas por supuesto, conociendo la dinámica del fútbol, acepta el desafío pensando que quizá puede ser la única oportunidad.

Desde mi perspectiva, el técnico debe poner la pelota al piso y pensar en las consecuencias, el directorio, dueño o gerente, sea quien sea que tome la decisión, comete un gran error, ofreciendo este cargo a un técnico joven, de proyección, sin evaluar las consecuencias. Y, lo que es más grave, lo perentorio no le permite al entrenador evaluar detenidamente el momento, por el contrario, este técnico joven en su interna motivación no dimensiona los costos que esto le puede traer y acepta sin un análisis profesional. La pasión y muchas veces la ansiedad le juegan una mala pasada.

En beneficio de esta impronta llena de adrenalina debo señalar que en algunos casos, contados con la mano, han dado resultado y han podido posicionarse en su puesto de trabajo. Se me viene a la cabeza don César Vaccia, quien superó con jerarquía todas estas vicisitudes. Sin embargo, son casos aislados, existe un gran porcentaje de «debut y despedida». Lo más grave es que la despedida muchas veces es para siempre.

Cuando la estadía del entrenador se remite a un par de partidos es conveniente que el directorio ofrezca este cargo transitorio a un entrenador que tenga la experiencia y una carrera hecha y no tenga ya nada que perder, debe ser un señor que haya dejado de participar por un puesto competitivo, como lo he señalado en otras oportunidades. Esta figura del “entrenador experimentado» debe existir en el staff técnico de los clubes, como asesor de los técnicos jóvenes y, eventualmente, para asumir en estos casos extremos.

Con medidas apresuradas nada cuesta destruir la carrera de un profesional que, por años, se ha esforzado y preparado para llegar con la madurez necesaria para enfrentar un desafío como éste e intentar proyectar su carrera con solidez. Todo tiene su momento y lugar, la decisión de cuándo es el  momento debe ser siempre del entrenador, el directivo tiene la obligación de respetar y cuidar la integridad de este profesional, si le están ofreciendo el cargo de director técnico interino del primer equipo es porque debe estar haciendo muy bien su labor en el fútbol formativo. Si la confianza es absoluta, lo que deben hacer es empoderar a su mejor referente técnico del club como entrenador titular por un tiempo determinado, sólo de esta manera tendrá el respaldo institucional, y el respeto de su camarín, que merece.