Campeón hay uno solo: Real Madrid bajó la 11

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Por Sebastián Vásquez
Actualizado el 28 de mayo de 2016 - 9:30 pm

El cansancio de los jugadores era evidente. Disputaban la final de la Champions League en Milan y la ilusión era total. Por parte del Real Madrid para quedarse con la undécima orejona, y por el Atlético de Madrid la primera. Quien la ganara pasaría a la historia.

La prensa española, incluso, se atrevió a catalogar esta final como la «mejor de la historia». Y aunque la referencia viene muy de cerca, en la cancha del Giuseppe Meazza en San Siro se vio una expresión de fútbol que pasó por distintos estados emocionales. Desde ansiedad y nerviosismo, hasta sufrimiento e incertidumbre.

Al cuarto de hora el cuadro «merengue» celebraba el primero. Sergio Ramos conectó en área chica contraria una pelota rebelde tras un tiro libre, pero en posición de adelanto. El juez validó el gol sin discusión.

La reacción del Atlético no tardó y rápidamente se apoderaron de la posesión de la pelota. Daba la sensación que la igualdad llegaría pronto, y una oportunidad fue el penal errado por Griezmann quien estrelló el remate contra el horizontal. El empate recién cayó en el minuto 80. Juanfran metió centro buscando a Yannick quien logró mandar el balón al fondo de la portería de Navas.

De ahí en adelante, otro partido.

Comenzó a reinar el cansancio, la incertidumbre y la presión del reloj. La habilidad de Carrasco en el «Atleti» hacía creer que en cualquier momento podría realizar alguna diagonal letal. También, la genialidad de Cristiano Ronaldo, a quien muchos no le perdieron la fe a pesar de su oscuro rendimiento durante el partido. Pero, ni una ni la otra.

Todo se definió desde los doce pasos tras el tiempo extra y el empate 1-1.

La tanda de penales iba en orden: Lucas Vázquez, Griezmann, Marcelo, Gabi, Bale – casi cojeando y con la mano en el muslo – y Saúl cumplieron. 3-3 y 80 mil almas contenían el aliento. Tiró el capitán merengue Sergio Ramos para el cuarto tanto. Todos marcaron hasta que Juanfran para el Atlético se puso frente a la pelota y la mandó contra el vertical derecho del meta costarricense.

La undécima estaba a segundos. El encargado de patear el último penal era nada más ni nada menos que el mejor jugador del mundo. Con visible agotamiento, Cristiano sacó fuerzas y remató potente al centro del arco dejando sin opción al portero del «Atleti».

Se desató la fiesta en la mitad norte del estadio. La otra mitad, hinchada del Atlético, lloraba pues nunca antes estuvieron tan cerca de obtener la copa de la Champions League.

¡¡Hala Madrid!!