Colo Colo venció a Huachipato gracias a la “ganzúa” de Zavala
El Cacique superó por la mínima (1-0) y no sin angustia a un cuadro que no atacó nunca y que sólo vino a rescatar el empate en blanco. Cuando parecía que el equipo de Quinteros todos los caminos se le cerraban, surgió el ex Melipilla para anotar un golazo, el primero desde que llegó al Monumental.
Por EDUARDO BRUNA
Los caminos se cerraban. Parecía que Colo Colo no podría con la maraña que le había tendido Huachipato. Pero Zavala, que había ingresado recién nueve minutos antes, en reemplazo de Bouzat, se iluminó. Recibió de Vicente Pizarro, tras un balón que ganaron los albos por esa sana e indispensable costumbre de apretar y presionar, y el ex Melipilla se atrevió con algo que en nuestro medio pocos intentan: el remate desde fuera del área. Viendo a todos sus compañeros marcados, se animó a meter el derechazo que se clavó como un obús en un rincón de la portería de Castellón.
De esa manera, sufriendo y venciendo otra vez de manera agónica, el Cacique sumaba tres puntos de oro que le permitían despegarse nuevamente de Ñublense, que en la víspera había superado a Cobresal y se había sumado al liderato.
La locura del desahogo fue evidente en el Monumental. Y es que, a esas alturas, Colo Colo lo había intentado todo para vulnerar el cerco defensivo que había levantado Huachipato desde el minuto inicial. El problema es que, más allá de su dominio sin contrapeso, más allá de que siempre tuvo la posesión de la pelota, no lograba dar con el tono justo para vencer la resistencia “acerera”.
Cuando un cuadro como el de Mario Salas se mete con todo atrás, y deja en claro que a lo máximo que aspira es a un empate en blanco, o a una victoria afortunada, el rival necesita no sólo de desborde por las bandas, remate de distancia, cabeceadores y paredes para las cuales hay que ganarle el anticipo al rival, sino que a ello hay que agregar una gran cuota de precisión. Y Colo Colo, como otras veces, no la tuvo. En otras palabras, llegaba y se insinuaba mejor, pero una y otra vez sus cargas terminaban diluyéndose. Si no era un defensor de Huachipato el que llegaba, más de un ataque que se antojaba propicio se frustró por malas decisiones al momento de profundizar.
El equipo “acerero” fue, claramente, uno de esos cuadros ganapán que, asumiendo su inferioridad, afrontan el partido pensando más en el arco propio que en el del rival. De hecho, Huachipato nunca tuvo una oportunidad clara de gol en los 90 minutos reglamentarios más los 5 de adición. Brayan Cortés, el meta albo, se aburrió a mares.
Pero, ¿es culpa de Huachipato? Desde luego que no. Cada cuadro afronta los partidos con lo que tiene. Es el rival, en este caso el Cacique, el que debe saber superar el cerrojo que le plantean.
El tiempo se consumía dramáticamente para el Cacique, Quinteros, los aproximadamente diez mil espectadores que llegaron al recinto albo y los miles que contemplaban el encuentro a través de la televisión. Conforme avanzaba el tiempo, y es natural, la ansiedad y el nerviosismo le van ganando al buen juicio y a la justeza para resolver.
Con el diario del día siguiente, como se dice, sería fácil criticar a Gustavo Quinteros. Porque, cuando decide excluir a Oroz para el ingreso de Bolados, se antojó un doble error de su parte. El juvenil, con sus errores, no estaba para salir, y tampoco parecía ser Bolados el reemplazante adecuado. Más bien se pensaba en la exclusión de Bouzat, que no había hecho un mal partido, pero que al parecer no tiene su fuerte en el desborde, para el ingreso de Zavala, más rápido e incisivo, por más que a veces se equivoque.
De todos modos, a los 75 minutos el técnico albo acabó al parecer por convencerse de que, si no movía sus fichas, podía dejar ir dos puntos que se necesitaban imperiosamente, no sólo por la victoria del día anterior de Ñublense, sino porque, en calidad de local, el empate suele ser lo más parecido a una derrota.
Fue en ese momento que salieron Bouzat y Gil, nuevamente de discreto partido, para que ingresaran a la cancha Pizarro y Zavala. Y fueron precisamente los recién ingresados los que le solucionaron el problema a Colo Colo. Tras un mal rechazo de la defensa “acerera”, el Cacique recuperó la pelota y el hijo del “Kayser” continuó la jugada buscando al ex Melipilla, el que mejor se le ofrecía para la descarga.
Y Zavala se inspiró. Metió un disparo tan violento como ajustado que hizo explotar el Monumental, por más que, a causa de estos aforos ridículos para el fútbol, al estadio no llegaran más de diez mil espectadores.
El propio Zavala como que no lo podía creer. Se tiró de rodillas, levantando sus brazos al cielo, para festejar con todo su primer gol con la camiseta de Colo Colo. ¡Y vaya qué gol! Porque en realidad, fue un golazo.
La noche, en todo caso, no fue completa para Colo Colo. A los 61’, Quinteros decidió excluir a Falcón para que ingresara Bruno Gutiérrez. El uruguayo, tras una falta de Chris Martínez, jugó los siguientes minutos rengueando visiblemente. La pregunta es: ¿alcanzará a llegar al Superclásico?
El uruguayo, hasta aquí, ha demostrado ser de fierro, pero nunca se sabe…
PORMENORES
Campeonato Nacional. Partido correspondiente a la decimonovena fecha.
Estadio: Monumental.
Público: 8.441 espectadores.
Arbitro: Angelo Hermosilla.
COLO COLO (1): Cortés; Opazo, Falcón (61’ B. Gutiérrez), Zaldivia, Suazo; Gil (75’ Pizarro), Pavez, Costa; Oroz (69’ Bolados), Lucero, Bouzat (75’ Zavala).
HUACHIPATO (0): Castellón; Córdova (57’ J. Gutiérrez), González, Gazzolo, Baeza; Montes, Cañete (57’ Rodríguez), Lobos (81’ J. Martínez); Mazzantti, Nequecaur (81’ Sánchez-Sotelo) y C. Martínez (69’ Altamirano).
GOL: 84’ Zavala (CC).
Tarjetas amarillas: en Colo Colo, Costa, Bolados y Oroz; en Huachipato, Lobos y C. Martínez.
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