En una final estelar triunfó el que tenía más estrellas
De nada valió el colectivismo del Liverpool ante un Real Madrid que hizo valer la brillantez de sus astros para alcanzar su décimo cuarto título en la Champions League, el torneo de clubes más importante del mundo.
Era un duelo tajante entre lo colectivo y la individualidad. Y al final, la gloria celestial fue para un Real Madrid que se empinó hasta la cúspide del firmamento tomando la forma de un hoyo negro que engulló al Liverpool.
En París, el club más triunfador de todos los tiempos demostró que a falta de una solidez grupal a la altura de su rival exhibió esa categoría histórica y sin igual que le ha dado 14 títulos en la Champions League, con ocho finales ganadas consecutivamente desde 1981. Demasiado para cualquier otro gigante que pretenda siquiera amagar su reinado.
Sobre el césped del Stade de France fueron enormes el uruguayo Valverde, el español Carvajal, el francés Benzema, el brasileño Vinicius Junior y, cuando ninguno de ellos podía contener a los rojos, Courtois, el gigante belga que impidió la igualdad más que merecida para los dirigidos por el alemán Jürgen Klopp.
Qué frustración para este alemán estudioso y lúcido. El Manchester City –que estuvo a punto de desbancar al Madrid en semifinales- lo dejó sin Premier League días atrás. Y ahora, pese al sólido despliegue de sus pupilos, sucumbió en su final más anhelada. Cuatro años atrás fue otra cosa. Recién armaba a su máquina y de seguro no le dolió tanto caer en su primera final de Champions League 1-3 ante su verdugo de hoy. Esta vez lo tenía todo para alcanzar el cielo y de nuevo debe mascullar su impotencia.
¿De qué vale ser minucioso y paciente, pulir una a una las piezas del engranaje, encajarlas una con otra hasta lograr una máquina perfecta si en un santiamén todo se desarma por obra y gracia de una genialidad?
Esta final seguramente mantendrá durante un buen tiempo ocupados a los estudiosos para desentrañar este genuino intríngulis.
Hoy en el Stade de France todo comenzó lógicamente. Si bien no hubo goles, el primer tiempo fue totalmente rojo.
Seguro de lo que debía hacer, el equipo de Jürgen Klopp dio una lección al mundo. Copamiento territorial, despliegue y claridad ofensiva. Un todo que resignó al Real Madrid a un rol de comparsa. Los de Carlo Ancelotti casi no progresaron en el terreno porque su rival no lo permitió.
El apogeo inglés en esta etapa se dio entre los minutos 15 y 30, cuando no le costó penetrar el área merengue y metió miedo con cuatro jugadas de riesgo. Dos de ellas fueron casi goles, cuando Mohamed Salah primero y Sadio Mané, después, estuvieron a un tris de abrir la cuenta, sobre todo a través de un tiro bajo del senegalés que dio en el vertical derecho tras un manotazo del portero belga.
Pasada esa ráfaga, aun sin volcar el trámite, los blancos pudieron sentar cabeza y evitar nuevas zozobras. Bajó la intensidad inglesa y con ello defensas y volantes madridistas dispusieron de espacio y una pizca de calma para meter balonazos largos buscando a Karim Benzema y Vinicius Junior. Así, en el minuto 42 el felino francés casi hace una de las suyas: capturó un pelotazo largo y con su enganche desparramó al arquero Alisson Becker y un par de defensas, provocando un rechazo defectuoso que capturó y transformó en gol. Lamentablemente para el Madrid, el VAR detectó que el rebote sorprendió adelantado al francés.
En la segunda etapa el partido se abrió. Siguió pareciendo superior el Liverpool, pero era solo un espejismo. Es que el Real Madrid ya había recuperado el aplomo.
Todo fue más de ida y vuelta. Y en ese ir y venir sacaron ventajas los blancos.
En el minuto 59 un contragolpe protagonizado por el uruguayo Valverde -que se creyó el cuento de jugar como puntero derecho- terminó con un centro rasante que cruzó el área y fue conectado en el costado izquierdo por Vinicius Junior para anotar el gol del triunfo.
Lo que vino después fue un acoso frenético del Liverpool. Los balonazos y centros carcomieron la retaguardia merengue, pero no la hicieron caer. Y cuando todo parecía derrumbarse emergió Courtois para impedir cuatro veces en la última media hora el empate inglés.
No hay caso, ya algunos alteraron aquella sentencia sobre que el fútbol era un deporte en que siempre ganaba la selección alemana y afirman que la Champions League es un torneo en el que compiten equipos de toda Europa y siempre gana el Real Madrid.
Que se atrevan a refutarlo el PSG, el Chelsea y el Manchester City, que tal como el Liverpool hoy, sucesivamente en octavos, cuartos y semifinales de este torneo acabaron convertidos en estrellas enanas ante el auténtico gigante del Universo.
PORMENORES
UEFA Champions League
Duelo Final
Estadio: Stade de France – Saint-Denis
Árbitro: Clément Turpin (Francia)
LIVERPOOL (): Alisson Becker; Alexander-Arnold, Konaté, Van Dijk, Robertson; Henderson (77’, Keita), Fabinho, Thiago Alcántara (77’, Firminho); Salah, Mané, Díaz (65’, Diogo Jota).
REAL MADRID (): Courtois; Carvajal, Eder Militao, Alaba, Mendy; Kroos, Casemiro, Modric (89’, Ceballos); Valverde (85’, Camavinga), Benzema, Vinicius Junior (90+2’, Rodrygo).
AMONESTACIONES: Fabinho (LIV), GOLES: 59’ Vinicius Junior (RM)