No sólo se va Leonel
Se fue el ídolo de la U y la Selección Chilena del 62, el que “humilló” a decenas de arqueros con su zurda privilegiada. Pero también ese futbolista que traspasa los límites de la cancha para transformarse en una leyenda dentro y fuera de ella.
Por ALEJANDRO CORTÉS
No alcanzó Leonel a llegar al aniversario número 60 del Mundial del 62. Es raro, en un mundo plagado de inmediatez y estímulos comunicacionales, se hace imposible dimensionar lo que debe haber sido en nuestro país tener jugadores como hoy lo son Chiellini, Müller, Lewandowski. Pero así fue para ese Chile, que en el Mundial del 62 jugó con casi sólo potencias europeas, con sus esperanzas puestas en el juego colectivo de la Selección, con la disciplina de Fernando Riera y en individualidades como Leonel Sanchez.
Es cierto, antes los mundiales eran de 16 equipos y no 32 como ahora, aún así nuestra Selección no pasa del cuarto partido en un Mundial (cuando clasifica), y ese mítico equipo del 1962 llegó hasta el sexto encuentro.
Esa era la dimensión de Leonel, dimensión que nacía de su gran amor y pasión, ese amor que traspasó también a la U. Sergio Navarro, otro gran ídolo de la Selección y la U, capitán en ambas instancias, señaló que “Leonel era la ‘U’”. Y eso lo llevó a llegar a muchas generaciones que ni siquiera tuvieron la posibilidad de verlo jugar en vivo, traspasando su amor por el club y el fútbol, más allá de la cancha; demostrando un amor tangible por su club, tal como lo hizo con Luis Ibarra en Segunda División con Universidad de Chile, incomparable a aquellos que actualmente besan de forma falsa el escudo de cada equipo que visten.
Así fue y así sembró a que cada generación lo quisiera como propio, porque a su funeral fueron miles de familiares, ya que a la larga la gente no es tonta y siempre reconoce fielmente a aquellos ídolos de verdad de manera masiva.
La ida de Leonel me recordó a mi abuelo, y el cómo me contaba sus historias del partido en Arica, que pudo presenciar (gran privilegio), ver como existía un solo Chile unido, que había organizado una fiesta mundial luego del más grande terremoto de la historia. Ahí, Leonel fue el símbolo capaz de personificar ese coraje del chileno a la cancha, traspasando el orgullo en el partido contra Italia y finalmente aportando ese esfuerzo con la U en Segunda, lo que la gente no olvida y recuerda, transmitiendo de generación en generación el respeto para el Gran Leonel, porque se lo ganó.
Creo firmemente que Leonel se fue y con él comienza a llevarse a ese futbolista que para mí ya no existe. De los que personalmente creo sólo quedan Elías y Cazsely, reconocido por todos los niños con su profesión de ídolo. En los 90 nadie unió más que Zamorano, o los secretos de las cazuelas de la señora Alicia, pero de eso ya no hay. Se está acabando ese futbolista, quizá está por ahí y puede que algún día salga. O tal vez, simplemente, un viejo de 47 como yo no lo ve y exige demasiado al futbolista acicalado de hoy.
No sé si llamarme viejo o pasado de moda, pero siempre he creído que el futbolista profesional y sobre todo el de primer nivel, debe dejar algo más que títulos. Ya que, si bien llega por sus méritos, siempre tendrá el apoyo de ese termómetro que generalmente no se equivoca: la gente. Esa gente, que no dudó en darle un enorme hasta pronto a Leonel, porque la trascendencia y el respeto no los ganan las copas, sino la persona.
Gracias por todo, Leonel.