La ilusión de ser futbolista profesional en Chile: ¿una alternativa de vida?
¿Qué pasa con los jóvenes que no quedan en los planteles profesionales y que ven a los 19 o 20 años que su sueño no se hará realidad y que deben buscar otras alternativas? ¿Hay algún convenio estudiantil o algo a lo cual puedan recurrir, o es un simple sálvate como puedas imitando lo que hace el Gobierno de Piñera?
Por ALEJANDRO CORTÉS / Foto SAN MARCOS DE ARICA
Cada año, al comenzar el proceso de elección de vida académica, universidad, instituto, pre universitario o derechamente a trabajar de junior u obrero de la construcción, por ejemplo, aparecen un sinnúmero de ranking de las carreras y los sueldos que éstas ofrecen. ¿Vio usted si en estas carreras y números aparece la del futbolista profesional y sus potenciales sueldos en caso de jugar solo en Chile?
Hasta antes de la pandemia las categorías de fútbol joven desde la sub 8 hasta la sub 20 movían cerca de 300 jugadores por institución. Aunque si hay otros clubes que tienen menor cantidad de categorías y niños, ya que la norma FIFA exige a las organizaciones solo categorías sub 15 hacia arriba, por lo que todo lo previo es decisión de cada club.
Son 32 equipos de Primera A y Primera B, para que usted dimensione la cantidad de jugadores (igual es menor a la cantidad de niños que se mueven en escuelas de futbol). Cada año cerca de cinco jugadores desde la sub 17 hasta la sub 21 (la pandemia amplió el límite de edad) son los que llegan a tener la opción de subir a un primer equipo.
¿Qué pasa con el resto de jóvenes que año a año pierden oportunidad de ser futbolistas profesionales?
Desconozco el dato real, porque en nuestro bello país (dirigido por personas no bellas) el fútbol no considera estudios o datos tangibles como en países más desarrollados como Estados unidos, donde si utilizan esa información para su desarrollo deportivo. Es inentendible que en el año 2021 en Chile se ocupe poco y nada el dato duro para analizar, pero si es “importante” el diagnóstico y opinión al viento que es lo que predomina de manera constante.
No tengo antecedentes oficiales que establezcan que las instituciones informan a los jóvenes de 15 años hacia arriba lo que significa ser futbolista profesional, el aspecto económico para su futuro y todo lo que conlleva la carrera. O si se orienta en materia económica a los nobeles futbolistas que no han mostrado condiciones para competir en un primer nivel, ¿sabrán a cuánto podrán aspitrar como remuneración en el futuro?
Lo anterior es muy importante para los jovenes que sueñan con llegar al profesionalismo. Esa información es fundamental para que desde ya puedan pensar si van a abrazar o no esta actividad, pensando también en sus familias.
Sé que está la palabra del entrenador, del captador o del miembro del club que les dice “niños estudien, el fútbol no es todo”. Pero ese discurso que no siempre viene de alguien con vocación y termina siendo más que un consejo un preámbulo para decirle al joven que no seguirá en los planes del club. Si bien hay grandes entrenadores-profesores con vocación, esto no depende solo de ellos.
¿Qué pasa con los jóvenes que no quedan en los planteles profesionales y que ven a los 19 o 20 años que su sueño no se hará realidad y que deben buscar otras alternativas? ¿Hay algún convenio estudiantil o algo a lo cual puedan recurrir, o es un simple sálvate como puedas imitando lo que hace el Gobierno de Piñera?
Si bien los equipos podrían decir que hacen lo que pueden, y que su foco está en el profesionalismo -respuesta muy lógica por lo demás- , en ese caso lo lógico sería transparentarles la realidad (decirles la “dura”) antes de que los jóvenes se hipnoticen con las grandes ilusiones que se les venden, y que solo se focalizan en las estrellas futbolísticas de nuestro país: se ven los lujos que muy pocos jugadores llegan a conseguir, ya que en el mundo real del fútbol profesional chileno los sueldos generales están muy lejanos de asegurar un futuro.
El futbol es un ente comercial y, por lo mismo, sería bueno que los dueños de las instituciones muestren sus políticas deportivas, ya que al ser públicas cada joven podrá saber en qué mundo se está involucrando. No puede ser que siempre el entrenador-profesor termine siendo la cara visible en temas donde la política deportiva debería estar respaldada.
¿Qué sentido tiene hoy comenzar a tan baja edad los planteles de futbol joven de los equipos? ¿Por qué no se deja que ese rol lo cumplan las escuelas de fútbol? ¿Qué certeza hay que un niño de 8 años va a llegar a ser futbolista?
Mejor pensar en la realización de actividades y torneos en donde está el inicio de todos los hábitos deportivos y donde elos pequeños comienzan a querer y conocer más lo que es fútbol. De esa manera no se hipoteca parte de la educación y permite que disfruten con una formación base integral. Más tarde, cuando tengan 14 años podrán decidir si entran a este mundo que es mucho más competitivo como lo es el futbol joven.
Creo que un cambio cultural deportivo tendría otros beneficios transversales, ya que además se podrían subir los sueldos de los entrenadores del fútbol joven, tema no abordado muchas veces pero que cuando hay una meta no cumplida, es el primer estamento que se ataca, desconociendo el cómo trabajan y la vocación y esfuerzo que cumplen los entrenadores y profesores. Se podría focalizar mucho mejor la etapa previa, potenciando además el trabajo de los captadores… en fin, muchos aspectos prodrían mejorar. Estas ideas surgen de experiencias de lo que amigos y colegas comentan de otras realidades. En países desarrollados los colegios cumplen ese rol, pero acá en Chile hoy eso es casi imposible.
¿Para qué tan amplios los planteles de fútbol jóven si no hay tanta competencia y quedan un número importante de jugadores por semana sin minutos de juego?
En el año 2021 todos estos temas, según mi punto de vista, se deberían analizar, nadie que saldría dañado. Muy por el contrario, todos los estamentos saldrían beneficiados, dándole además el respeto que merecen hace años las escuelas de futbol. ¿Cuántas veces se escuchó por ahí “quiero llevar a mi hijo a los cadetes del fútbol jóven y no a las escuelas porque son puro negocio”? En circunstancias de que el negocio no se da en las escuelas precisamente.
A pesar de esta frase repetida, sin fundamento y que denosta a las escuelas -avalado por el desinterés de los profesores a incorporarse-, las escuelas de futbol son el aporte social más grande al futbol juvenil de este país.
Muchos se preguntarán por qué inclui a la familia en este rol. Porque la familia tiene sus responsabilidades y los clubes profesionales otras.
Me podrán decir “qué argumentos tiene quién escribe el artículo para señalar estos puntos”. Como no hay nada tangible que lo rebata o no está difundido en ningún lado, puedo escribir lo que se me plazca en esta materia. No quise escribir lo que ocurre en el fútbol femenino y en el mundo de quienes estudian para ser entrenadores en el contexto antes mencionado, ya que sé que la realidad ahí podría ser más cruda que la recién descrita y que usted amablamente acaba de leer.