Gracias a la mística del club

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Por Juan Andrés Escobar
Actualizado el 5 de mayo de 2020 - 5:59 pm

En esta oportunidad Juan Andrés Escobar, fundador de BeCrowd, nos comparte el principal motivo por el que se hizo hincha de Colo Colo, el club de su vida. El ingeniero, que jugó por las divisiones inferiores del Monumental, remomora su infancia para encontrar sus primeros recuerdos albos.

Dicen que siempre hay un partido, una campaña, un jugador que marca ese momento en que te haces hincha de un club… Ese instante en que ya no hay vuelta atrás. 

En el caso de Colo-Colo me pasa algo particular. No logro descifrarlo. Quizás porque siempre estuvo ahí o porque la memoria es frágil y con el tiempo se van borrando los más mínimos recuerdos.

Miremos hacia atrás. No fue en esa corrida interminable del “Pájaro” Rubio en el campeonato del `86 que termina en un remate al primer palo, para luego revolear su camiseta ante un Nacional repleto y que, sin duda, es uno de mis primeros recuerdos futbolísticos junto al Mundial del mismo año. Tampoco el cartel pegado en el pequeño quiosco de mis padres, que habían dejado captadores del club e invitaban a hacerse socio del equipo de Arellano y que mes a mes me hacía pedirle a mi viejo que me hiciera socio, ya que deseaba jugar ahí. 

Ni de cerca es por una gran herencia familiar. Si bien la mayoría de los integrantes de la familia eran hinchas de Colo Colo, mi madre era lo que llamaríamos una hincha circunstancial que se acercaba a ver los partidos cuando parecían importantes. Y mi padre, se fue transformando en un forofo a medida que avanzaba mi amor por este deporte. 

Tampoco fue la Libertadores y la algarabía que generó en un pueblo deseoso de ganar y tocar por fin esa copa tan esquiva y celebrar por el fútbol y, sobre todo, por años de oscurantismo. Y menos por las termporadas entrenando en el Monumental con gente maravillosa como Bernardo Bello, Fredy Delgado o el “Pollo” Véliz, o por las lágrimas derramadas luego de la semifinal de la copa del `97 contra la bestia negra brasileña, que sólo se vieron atenuadas al conocer la anécdota posterior de Basay y el ring que creó en el túnel del Monumental.

Lo que sí tengo claro, es que lo que me enamoró del club, es esa mística de vida asociada a lo mejor de una sociedad, de siempre creer y dar todo hasta el final, disfrutando del camino por sobre el resultado.

La transversalidad que da un sentido de pertenencia y familia, de que con unión y colaboración siempre se puede lograr lo máximo.

Porque como dice el refrán futbolero, «Colo Colo es Chile» y por eso siempre está y no hay forma de saber en qué momento te hiciste hincha.