Alí ha muerto, pero no nos dejará nunca

Su deceso, como era esperable, provocó la desazón y la congoja mundial. Nos dejó una lección de consecuencia y, sobre todo, de dignidad. Se ha ido físicamente de este mundo, pero permanecerá en el recuerdo imborrable de todos porque su leyenda no desaparecerá jamás. Al contrario: su imagen imborrable está llamada a crecer y agigantarse con el paso de los años.