123 años de La Academia (parte 1)
La historia de Magallanes es la historia del fútbol chileno. El primer tricampeón, el papá de Colo Colo, la academia, los carabeleros, Manojito de claveles. Durante el mes de octubre, el club cumple 123 años de historia y esta crónica es un modesto homenaje.
Por PATRICIO VARGAS QUEVEDO
En 1842, el mismo año de la fundación de la Universidad de Chile (de hecho, nueve meses antes), se crea en Santiago, al alero del ministro de Educación, Manuel Montt y el educador argentino Domingo Faustino Sarmiento (exiliado por la dictadura rosista), la Escuela Normal de preceptores, siguiendo el ejemplo de las escuelas normales francesas. Estas instituciones formarían maestros especializados en enseñanza primaria, porque la instrucción primaria era “la base en que deben cimentarse la mejora de las costumbres y todo progreso intelectual”. La escuela funcionaría en el kilómetro cero de Santiago, en el portal Sierra Bella de la Plaza de Armas. Más tarde, recorrería la capital: el barrio Yungay, Estación Central. Doce años más tarde, en 1854, se crearía la Escuela Normal de preceptoras, configurando en Chile la idea de ‘pensar el país’ bajo la concepción del progreso indefinido al que se aspiraba.
A mediados del siglo XIX, menos del 15% de la población sabía leer y escribir. El modelo de las Escuelas Normales se extendió en el país: Gabriela Mistral, Luis Valenzuela Hermosilla, Luis Álamos, Gladys Marín, entre otros/as, fueron destacadas y destacados profesores/as normalistas. El Decreto Ley N° 353, dictado en 1974, ordenó su cierre porque el modelo “produjo ciertas discriminaciones en el ejercicio profesional”. Eran considerados reductos de formación marxista ante la paranoia que la dictadura extendía hacia todo lo que no era genuflexo ante ella. Como profesor, siempre me ha llamado la atención que se mire con admiración el modelo de educación finlandesa y se aspire a él. El modelo finés es admirable, pero se ignora que fue el modelo que masificó la enseñanza en Chile, así como permitió que la carrera docente fuese un símbolo de promoción social, lo tuvimos en las escuelas normales.
Profesores normalistas fueron también quienes formaron el 27 de octubre de 1897 el Club Atlético Escuela Normal, que luego se fusionó con el equipo de la Escuela de Artes y Oficios (futura Universidad Técnica del Estado, actual Usach) y pasó a llamarse Britania F.C. Posteriormente, se integrarían al Baquedano F.C., otro equipo de la Escuela Normal, y en 1904 adoptaron el nombre de Magallanes, a propósito de la ocupación chilena del estrecho a principios de siglo. La carabela como insignia, es una demostración de aquello, así como el cambio que quisieron hacer de ella los nuevos propietarios del club en 2014 es una demostración de su irrespeto por el fútbol. Un detalle es que la expedición de Hernando de Magallanes, muerto en Filipinas, la terminara Juan Sebastián Elcano en una nao, La Victoria, y no en una carabela. Hoy, el escudo de del club incorpora los colores de la bandera de la región de Magallanes.
El viejo y querido Magallanes es uno de los fundadores de nuestro futbol profesional, y siendo conocido como La Academia, a propósito de su origen docente (distinto a Rosario Central y Racing de Argentina, que ‘dictaban cátedra’ al otro lado de la cordillera, pero dentro de una cancha de fútbol), Magallanes también lo ha hecho en nuestro país. Nuestro primer campeón y tricampeón. Supercampeón, como versa el cántico de la hinchada de su vástago.
Antes de comenzar la era de nuestro balompié profesional, Magallanes vivió la migración más significativa del fútbol chileno. Dos profesores normalistas, los hermanos Francisco y David Arellano, ‘rebeldes’ ante lo que consideraban un manejo injusto de la política económica, de entrenamientos, de salud y de equipamiento, fundaron el Club Social y deportivo Colo Colo, entre el bar Quita Penas, frente al Cementerio General, y el Estadio El Llano, en San Miguel.
A pesar de este éxodo, Magallanes logró los primeros tres títulos de nuestro torneo profesional: 1933, 34 y 35. Había ganado la Liga Metropolitana Amateur en 1926. Para conseguir su primera estrella, superaron en un partido de definición precisamente a Colo Colo.
Sumaron el torneo de 1938 y hasta la década de los 50’, protagonizaron el clásico del futbol chileno contra Colo Colo, arraigándose, además, en sus respectivos barrios: La Academia en Franklin y El Popular en La Chimba. La raigambre barrial tenía mucho de lo que conocemos en Buenos Aires, Argentina, en donde la extensión de la popularidad de los clubes deportivos no les quita apego al núcleo fundacional: La Boca, Parque Patricios, Matadero, Avellaneda, Caballito, La Paternal, Boedo, Chacarita, Liniers. En nuestro país, salvo algunos equipos tradicionales de provincia, queda poco de la cultura barrial y su alcance hasta el fútbol profesional. Quizás la Unión Española en Independencia (lugar que compartía con la Católica hasta los 70’) y algunos clubes de regiones, aún sostienen ese sentido de pertenencia. A Magallanes, siendo nuestro primer campeón, quizás le faltó afincarse definitivamente en un barrio y levantar su estadio. En algún momento, en los últimos cuarenta años, se identificó con San Bernardo y así logró clasificar a la copa Libertadores. Luego estuvo en Maipú y hoy retornó a la ciudad de la Maestranza…
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