La Roja: punto de oro en el “infierno” de Barranquilla

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Por Eduardo Bruna
Actualizado el 10 de noviembre de 2016 - 8:53 pm

Gracias a dos atajadas notables de Claudio Bravo, a un ordenamiento defensivo que ofreció pocos flancos vulnerables, y al sacrificio de todos, la Roja rescató un punto de oro en el Estadio Metropolitano de Barranquilla, manteniendo un cero a cero más que meritorio, considerando la hora en la que se jugó el partido, en que el calor, y sobre todo la humedad, suelen hacer estragos.

Como si eso fuera poco, Colombia recurrió a prácticas que ya se creían desterradas, como cortarle la luz al camarín de Chile en el entretiempo e impidiendo, de esa forma, que funcionara el aire acondicionado.

De cualquier forma, el buen resultado no puede soslayar la crítica hacia un esquema exageradamente defensivo. Porque pasada la media hora de juego, en que la Selección se protegió, pero sin resignar su protagonismo y la búsqueda del arco rival, después de eso le entregó todo el terreno de juego a Colombia, que perfectamente pudo encontrar premio a su incontrarrestable dominio de no haber sido por dos grandes atajadas de Bravo, la primera de ellas extraordinaria y la segunda simplemente portentosa.

A los 36 minutos, tras un foul de Aránguiz a Cardona, y que le significó una amarilla que lo deja fuera del duelo del próximo martes, frente a los uruguayos, sirvió el tiro libre James Rodríguez. El central Murillo les ganó a todos en el brinco y su frentazo, a quemarropa, fue desviado al córner por el meta nacional.

Ya en los descuentos de esa primera etapa, Bravo nos mostró lo mejor de su repertorio: en otro tiro libre en las inmediaciones del área, Aguilar pivoteó para dejar solo a Borja, sólo que el remate de este, en el límite del área chica, fue desviado al tiro de esquina merced a una reacción del meta tan instantánea como felina.

El fin de la primera etapa no podía sino provocar preocupación. Chile le cerraba las entradas a Colombia, pero se quedaba sin respuesta a la hora de poseer el balón. Podía mantenerlo en su poder en la medida que los jugadores nuestros se encontraran en la combinación corta, pero de allí a una transición que llevara peligro al arco de Ospina había un mundo de distancia. Vargas, el único atacante, puesto que tanto Beausejour como Fuenzalida estaban más preocupados de cubrir las bandas, colaborando con Mena e Isla respectivamente, era todo un “Llanero Solitario”, que no tenía con quien combinar las pocas veces que pudo hacerse del balón con ciertas posibilidades.

Si el primer tiempo había concluido con angustia, la segunda etapa se hizo interminable, y no sólo porque el árbitro brasileño Wilton Sampaio aplicara –justificadamente- nueve minutos de descuento, sino porque el encuentro derivó en un absoluto monólogo colombiano. Es decir, la Roja aguantaba los sucesivos embates “cafeteros”, pero se transformaba en un frontón que hacía recordar viejos lugares comunes, como aquel de que “tanto va el cántaro al agua, que por fin se rompe”.

En otras palabras, aunque el cuadro de Néstor Peckermann atacaba sin muchas luces ni talento, se temía, y con toda razón, que en cualquier momento llegara al gol más por insistencia que por reales posibilidades. ¿Cuántas veces la Roja terminó perdiendo de tanto atesorar un empate que, en ese momento, colmaba sus expectativas?

Una pifia, un rechazo corto o desmedido, una leve desaplicación, suelen ser motivo más que suficiente para que todo el laborioso trabajo de minutos se vaya por la borda.

No ocurrió así esta vez, afortunadamente. Ni la entrada de Radamel Falcao, pedida a gritos por la tribuna, significó un cambio radical a la producción ofensiva de Colombia. El delantero aportó su movilidad y su capacidad para resolver en espacios reducidos, pero una y otra vez él y sus compañeros veían frustrarse cargas en las que siempre hubo una pierna roja que llegó a tiempo.

Curioso y preocupante fue, además, que Juan Antonio Pizzi, el técnico nacional, no se jugara por algún cambio viendo el evidente agobio del equipo. Los tres que realizó fueron obligados: Gutiérrez ingresó por Aránguiz, Herrera por Bravo y el “Tucu” Hernández por un Vidal que, como siempre, terminó extenuado y acusando un tirón en la ingle.

Desde su personal punto de vista, Pizzi tuvo razón, a la luz del resultado. Sólo que si en el primer tiempo Vargas había sido todo un “Toribio el náufrago” luchando contra los defensores rivales, en la segunda etapa su soledad fue sencillamente desoladora. ¿Jamás pensó en Castillo como alternativa?

Recién en el minuto 78 la Roja pudo llevar peligro al arco colombiano. Frustró la defensa una nueva carga colombiana y el rechazo le cayó a Vargas, quien ensayó el carrerón de 30 ó 40 metros para ver que, por la derecha, entraba destapado Fuenzalida. El lateral volante de la Católica prefirió tirar cruzado y su remate se fue muy cerca del vertical más alejado.

A esas alturas, Colombia había terminado por nublarse completamente, de tanto chocar y chocar sin obtener resultados. Clausuradas las bandas, vio que por el medio tampoco era para nada fácil, dada la aglomeración de jugadores de camisetas rojas. Optó entonces por el “ollazo”, por el centro que encontrara alguna cabeza salvadora, por el remate de distancia que rompiera el cerrojo chileno.

Nada le dio resultado. Al final, incluso, fue como si los propios jugadores colombianos se dieran cuenta de que estaban chocando contra una muralla. Atacaban como por inercia, pero sin claridad alguna y mucho menos convicción.

Tarea cumplida para la Roja, que rescató un punto de oro desde el “infierno de Barranquilla”.

Lo que viene, el martes próximo, es otra cosa. Porque se van a invertir los papeles: la tarea será ahora romper una zaga que debe ser de las más sólidas del mundo cuando se trata de defender su arco y que cuenta con Suárez y con Cavani para sacar partido de los muchos claros que se producen cuando hay que atacar como deberá hacerlo Chile.

PORMENORES

Undécima fecha de las clasificatorias al Mundial de Rusia 2018.
Estadio: Metropolitano de Barranquilla.
Público: 50 mil espectadores.
Arbitro: Wilton Sampaio (Brasil).

COLOMBIA: Ospina; Arias, Murillo, Mina (81´ Torres), F. Díaz; Aguilar, Sánchez, Rodríguez; Berríos (62´ Muriel), Borja (46´ Falcao), Cardona.

CHILE: Bravo (63´ Herrera); Isla, Roco, Jara, Mena; Aránguiz (73´ Gutiérrez), M. Díaz, Vidal (90´Hernández); Fuenzalida, Vargas y Beausejour.

GOLES: No hubo.

Tarjetas amarillas: en Colombia, Murillo y Sánchez. En Chile, Roco y Aránguiz.